DemocraciaDemocracia y PolíticaHistoriaPolítica

COPEI en su aniversario 70

imagesEn el partido socialcristiano COPEI, que cumple su 70 aniversario con profundas heridas separatistas, deben renacer la cordura y el sentido de la unidad fraterna. Los diversos responsables políticos deben envolver sus  propuestas en un manto de humildad, de reconocimiento de los errores cometidos, y llevar a la práctica diaria la dialéctica civilizadora del diálogo. Entender todos que, en las rivalidades al interno de la comunidad partidista, con sus legítimos deseos de  acceder a su dirección, aspirar a cargos puede significar competencia, diálogo, intercambio de ideas, incluso tensión amistosa, pero nunca hostilidad y agravio.

En los últimos 15 años se ha producido la irrupción de lo insólito: las fuerzas de la división egoísta han vencido a las fuerzas de la unión pluralista. Un toma y dame entre grupos que consumen buena parte de sus energías en luchar contra sus teóricos compañeros, actuando como hombres cegados por certezas estrechas.

 Quien no es estratégico, quien vive en permanente  conflicto hoy y ahora, pierde la convicción de que sus acciones tienen consecuencias. ¿Acaso no sienten el estupor ciudadano ante sus actos?

Un resultado lamentable e inexcusable: por primera vez en su historia de 70 años, COPEI no tiene un solo representante institucional en un parlamento nacional electo democráticamente. Increíble. 

Un hecho a resaltar es que, desde hace años, los mecanismos institucionales de corrección de las fallas existentes, de búsqueda de consensos ante las evidentes diferencias –como la última reforma estatutaria, o los más recientes procesos electorales- han producido pocos frutos. Se ha buscado dar solución a las controversias a través de la invasión de la institución socialcristiana por parte de los intereses del régimen, del enemigo ético y político principal, acudiendo a su brazo legal, el Tribunal Supremo. Ha sido un error imposible de ocultar ¿Serán capaces algún día, sus autores, de reconocerlo y de superarlo? El TSJ chavista, como estamos viendo todos los venezolanos en estos días de instalación de la nueva Asamblea, no otorga legitimidad, al contrario. 

La intuición de la calle nos reclama a todos los socialcristianos; nos dice que en estos tiempos tan violentos, de lucha sin fatiga por el retorno de la democracia, los copeyanos no podemos seguir enlazados en meras luchas por el poder partidista.

En las confrontaciones por el poder, por la estructura, por lo material, se ha olvidado lo más importante: el espíritu. Y es que una gran lección de los fundadores de la DC es que la verdadera nobleza es la del espíritu. 

Unas breves referencias históricas: Así como puede señalarse que no hay 40 años de república civil sin el espíritu del Pacto de Puntofijo, del mismo modo no sería exagerado afirmar que no podría haber habido Puntofijo sin Democracia Cristiana, es decir, sin COPEI. Y en ese momento COPEI estuvo a la altura de los retos planteados. Y fue un COPEI fundado y dirigido por jóvenes, sin los cuales no hubiera sido posible la creación de un instrumento político demócrata-cristiano en nuestra tierra.

Es sin duda un tópico decir que el nacimiento del humanismo cristiano, no sólo en Venezuela, sino en América Latina, fue un esfuerzo de juventud.

image02_venezuela

Bien sea que recordemos la reunión de Eduardo Frei y Rafael Caldera, en Roma, en 1934, en el Congreso de Pax Romana, o los esfuerzos de un joven dirigente panameño, Ricardo Arias Calderón, o de un joven Alcalde de San Salvador, fundador de la Democracia Cristiana salvadoreña, Napoleón Duarte, o los entonces muy jóvenes dirigentes universitarios cubanos, que lucharon primero contra la dictadura de Batista, y luego han dedicado el resto de su vida a luchar contra la tiranía castrista, juventud y humanismo cristiano se dan la mano en nuestra historia latinoamericana.

IMG17435-20130304-1507

Sus esfuerzos, de décadas, no fue labor de meros pragmáticos aspirantes al poder. Y es que ellos, desde el comienzo, lo tuvieron claro: Esos jóvenes, alejados de las dos visiones, de las dos modas ideológicas predominantes a mediados del siglo pasado, la marxista y la liberal, simultáneamente a la creación y desarrollo de instrumentos partidistas, elaboraron doctrina. Debatieron. Pensaron su país. Soñaron con una sociedad mejor, democrática, pluralista, republicana.

Lucha por el poder, sí. Pero también lucha por la verdad democrática y republicana. Un ejemplo a seguir, un modelo inevitable en cualquier posible reconstrucción socialcristiana de las ruinas actuales. Y no se trata de admirar  o de citar a los grandes estadistas, sino de imitarlos. Como dice Goethe, en el Fausto: «Lo que has heredado de tus padres, hazte digno de poseerlo». 

Un reto fundamental de Copei hoy es hacer llegar un mensaje humanista cristiano a toda la sociedad venezolana, en especial a los jóvenes. De lo anterior se deduce que el trabajo de formación y preparación de los jóvenes dirigentes es prioritario. En ellos hay que promover la discusión de ideas, recordando que el mensaje humanista cristiano es planetario.

PU2-5-300x300

 Porque como evolucionen las juventudes, así andarán los partidos. Como crezcan las juventudes, así crecerán los partidos.

Sin duda alguna, una fortaleza es la vigencia de la doctrina, de la visión del mundo. Un humanista cristiano debe siempre actuar con base en ideas; la acción debe seguir al pensamiento, y no viceversa. Pero el debate de ideas es al parecer algo secundario para los actuales grupos que luchan por el poder interno.

Otra posible fortaleza sería –si existiera el debate de ideas- el que gracias a nuestro pensamiento y a nuestra doctrina, estamos en una posición privilegiada a la hora de establecer diagnósticos y correctivos a las causas reales de la actual crisis, siempre desde las filas  defensoras de la libertad. Dentro de la libertad es factible reconocer la dignidad del trabajo y de los trabajadores; dentro de la libertad es asumible un Estado solidario y subsidiario, que, en palabras del dirigente demócrata-cristiano chileno Ignacio Walker, debe “ayudar a fortalecer la sociedad como una comunidad de personas que descubren y desarrollan sus enormes potencialidades”. El humanismo cristiano es un corpus analítico que sirve para identificar y señalar los caminos diferenciados y diferenciadores entre libertad y libertinaje, entre persona e individuo, entre federalismo y centralismo, entre solidaridad y paternalismo.

Para un demócrata-cristiano algunos posibles pilares de la acción son: Participación, diálogo, fortalecimiento del rico entramado de los grupos sociales intermedios, institucionalización acompañada de la promoción de la persona humana y  de su papel en la comunidad, derrota de la pobreza por vía de la solidaridad y de la generación de riqueza.

Esas son las labores que la sociedad venezolana reclama hoy de los demócratas venezolanos. De todos, sin excepción. 

Porque tenemos los retos, pero asimismo tenemos las fortalezas, COPEI debe ser capaz de luchar por vencer aquellos, dando el mensaje del cambio necesario. Pero dicho mensaje de cambio no será creíble si no arranca por la propia estructura partidista, hoy en creciente mengua.

Al final del día, son los principios los que deben prevalecer, los que deben mantenerse en pie, porque para un demócrata-cristiano son más permanentes y vitales que el paso de los hombres, siempre contingente.

Estos tiempos de cambio exigen de un demócrata-cristiano ánimo, no desánimo; acción que no pasividad; visiones amplias, y no sectarias; espíritus arriesgados que no almas temerosas.

Botón volver arriba