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Los primeros seis meses de Javier Milei en la Casa Rosada: reducción de la inflación, crisis desbordante y un país cada vez más dividido

Un 55% de los argentinos viven en la pobreza y 17% son indigentes

Milei durante el lanzamiento de su libro ‘Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica’ en Buenos Aires EFE

 

Pasó apenas medio año, pero los argentinos lo perciben como si fuera mucho más. Seis meses atrás, llegaba a la Casa Rosada una figura casi sin experiencia política, perteneciente a un partido con escasos dos años de historia. El 10 de diciembre las expectativas eran exacerbadas hacia ambos lados de la famosa «grieta»: la mitad del país sufría por los resultados de las urnas; la otra mitad veía en la figura de Javier Milei la posibilidad de salida de una crisis económica inquietante.

El presidente que llegó al poder con un apoyo del 55% de la población —y que ha alcanzado fama internacional— ha conseguido triunfos innegables, tales como la baja de la inflación y el superávit fiscal. No obstante, también exhibe algunas sombrasla pobreza se ha disparado a niveles históricos y el paro comienza a crecer, superando el 7%. Esto impacta en su imagen, que esta semana ha caído en 14 de las 24 provincias, según la consultora de opinión pública CB, que lo atribuye al «agravamiento de la recesión económica y del empleo en los sectores industriales».

Ajuste, protestas y tensiones

Desde que Milei se disputaba la Casa Rosada con el exministro de Economía del kirchnerismo, Sergio Massa, siempre aseguró que, en el caso de ganar, implementaría una política de ‘shock’. Contrario al gradualismo que proponían otros, el economista recomendaba una salida drástica a la crisis.

Apenas estrenado en el cargo, el presidente cogió la motosierra que lo había acompañado como símbolo en toda la campaña y dio inicio a la era de los ajustes. El primer paso fue la reducción de los ministerios, que en pocos días pasaron de 22 a 9. La dureza del ajuste tuvo su precio: en solo cinco meses, los sindicatos realizaron dos huelgas generales y las protestas se sucedieron en casi todas las áreas. Entre ellas, salud, educación y transporte.

También dentro del Gobierno se evidenciaron algunas tensiones: en el tiempo que lleva la nueva gestión más de 30 funcionarios públicos presentaron su renuncia. Las crisis diplomáticas fueron otra de las constantes de este periodo en el que Argentina incrementó sus conflictos con otros países como México, Colombia, China, Irán, Venezuela y España.

Fracasos en el Congreso

Uno de los ejes del inicio del nuevo Gobierno han sido los sucesivos choques con el parlamento. El primer enfrentamiento con los legisladores se produjo cuando en la Casa Rosada advirtieron que el proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, conocido comoLey Ómnibus‘, no sería tan fácil de aprobar.

La primera derrota del oficialismo ocurrió en febrero, cuando la Cámara de Diputados rechazó el polémico proyecto de ley. El texto establecía, entre otras cuestiones, la privatización de numerosas empresas en manos del Estado y la asignación de facultades especiales al Poder Ejecutivo para accionar en determinados dominios sin la aprobación parlamentaria.

Luego, el Gobierno se propuso reintentar la aprobación de la ley, pero esta vez en una versión más reducida, a la que llamó ‘Le Bases’. No obstante, y si bien continúan las negociaciones entre el Ejecutivo y los congresistas, la iniciativa por ahora continúa frenada.

Cumplido el primer medio año del jefe de Estado en el poder, un nuevo choque con el Congreso generó la furia presidencial: la oposición obtuvo media sanción para un proyecto de reforma jubilatoria al que se oponía la Casa Rosada.

La polarización de los argentinos no se limita al ámbito legislativo. Las calles se han vuelto escenario de la intolerancia de dos posiciones políticas que se evidencian irreconciliables, con los costos que eso implica para un país en crisis.

Baja de la inflación

Entre las hazañas del Gobierno se encuentra una de sus grandes promesas preelectorales: el descenso de la inflación. Si bien es cierto que a comienzos de este año los precios se dispararon, en las últimas semanas las principales consultoras dan cuenta de un decrecimiento del incremento de precios.

De hecho, esta semana se dio a conocer que consultoras tales como EcoGo y Orlando J. Ferreres pronostican para mayo una inflación inferior al 5% —la más baja de los últimos dos años—. De confirmarse este dato, esta sería la mejor noticia para el Gobierno en un momento en el que es cuestionado en varios frentes.

Como contrapeso de la baja inflacionaria se encuentra el fuerte incrementos de los servicios de luz, gas y transporte, cuyo precio se ha disparado súbitamente como consecuencia del retiro de los subsidios del Estado.

Pobreza, el gran desafío

Pasados seis meses de Gobierno, y a medida que la (difícil) herencia recibida del Gobierno anterior va quedando más lejos, los argentinos evalúan con ojo más crítico los pormenores de la gestión actual.

De confirmarse el «milagro» económico de la baja inflacionaria, la Casa Rosada contará con un as bajo la manga. No obstante, un dato enciende las alertas: las elevadas cifras de pobreza. Esta semana la Universidad Católica Argentina (UCA) —famosa por sus mediciones en la materia— desveló que un 55% de los argentinos viven en la pobreza y un 17% son indigentes. Preocupa el martirio del hambre en un país vasto en recursos naturales, un reclamo que esta semana vino por el lado de la Iglesia.

 

 

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