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Coixet: ‘Trenes rigurosamente vigilados’

 

Trenes rigurosamente vigilados es un filme de 1966 del escritor y director checo Jirí Menzel, que obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera en 1967. Fue parte del movimiento nueva ola en la literatura y el cine checoslovacos, caracterizado por el humor negro y diálogos y eventos bastante  surrealistas, y trata sobre un joven que vive en Checoslovaquia durante la Segunda Guerra Mundial. La historia es un retrato absurdo de la mayoría de edad de un chico, Miloš Hrma, que trabaja en una estación de tren bajo la ocupación alemana. Utilizando una ironía muy checa, Miloš utiliza su trabajo para subvertir las expectativas sociales y destruir desde dentro a los ocupantes nazis. El guion es una adaptación de Ostre sledované vlaky, una novela de 1965 de Bohumil Hrabal.

La película, en un glorioso blanco y negro, es a ratos de una ternura inaudita y, al mismo tiempo, de un cinismo despiadado

Al principio de la historia, Miloš acaba de empezar a trabajar como guardia de una estación de ferrocarril en Checoslovaquia. Proviene de una familia de inadaptados sociales y personas conocidas por evitar el trabajo a toda costa. A medida que la ocupación nazi refuerza su control sobre el país, Miloš se muestra ambivalente acerca de su nueva posición. Le gusta el hecho de tener uniforme y le entusiasma encontrar nuevas formas de evitar trabajar. Su jefe, el ensimismado supervisor de la estación de tren, es también un excéntrico criador de palomas. Miloš se enamora de otra empleada, Máša. Hubicka, su jefe, lo sospecha y, después de investigar, se da cuenta de que Miloš nunca ha estado con una mujer. Mientras tanto, todo va bien en la estación de tren, a pesar de las atrocidades que se cometen en Checoslovaquia y toda Europa. La paz finalmente se ve perturbada cuando Zednicek, un concejal checo aliado de los nazis, llega a la estación con la intención de convencer al personal de que se una a Hitler.

Máša intenta acercarse a Miloš, pero su encuentro sexual sale cómicamente mal cuando Miloš eyacula prematuramente. Al día siguiente, por vergüenza, intenta suicidarse, pero es salvado por alguien que pasa por allí. Un médico le aconseja buscar una mujer con más experiencia en el sexo. Le enseña cómo evitar la eyaculación precoz pensando en otra cosa (como Hitler, por ejemplo) mientras está en el acto. En tanto, los nazis y sus aliados están preocupados porque muchos de sus trenes son atacados con frecuencia. Un miembro famoso de la Resistencia, la antigua acróbata, que usa el seudónimo de Viktoria Freie, envía una bomba a Hubicka y le pide que la utilice para destruir un tren que transporta municiones nazis. Hubicka pide que a cambio Viktoria ayude a Miloš a solucionar su problema sexual…

La película, en un glorioso blanco y negro, es a ratos de una ternura inaudita y, al mismo tiempo, de un cinismo despiadado. Continuamente las pequeñas ruindades y miserias de la vida cotidiana se mezclan sin empacho en la historia de la Segunda Guerra Mundial, con continuas burlas tanto al carácter germánico como a la pachorra checa. Pero poco a poco se va aclarando el verdadero sentido de este título, en referencia a los trenes alemanes a los que se les dio paso prioritario a través de la Checoslovaquia ocupada para transportar municiones y tropas durante la Segunda Guerra Mundial. Y, finalmente, ese significado a su vez se subvierte: el último tren está, de hecho, estrechamente vigilado, lo que lleva a la muerte heroica de la figura central… por puro azar. Aquí no hay un primer plano hollywoodiense del individuo; en cambio, las secuelas de las explosiones resuenan en la pantalla y en nuestra propia conciencia histórica: esto es lo que se necesitó para desactivar los trenes vigilados ‘rigurosamente’ y todo el sistema que dependía de su puntualidad.

 

EL FILME, SUBTITULADO 

 

 

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