Marjane Satrapi: «Estoy enfadada con Borrell, si lo tuviera delante le daría un bofetón»
Las palabras del Alto Representante de Política Exterior de la UE sobre la Guardia Revolucionaria Iraní indignan a la escritora, que acaba de ser galardonada con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades
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La autora franco-iraní Marjane Satrapi (Irán, 1969) ha sido distinguida con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades cuando su país natal pasa por un momento de gran agitación. El mismo día en que la República Islámica puso en marcha un ataque contra Israel también inició una nueva campaña de detenciones a mujeres que no llevan el velo islámico (que muchas dejaron de usar tras la muerte en 2022 de Mahsa Amini después de ser detenida por no llevarlo bien puesto). En una nueva vuelta de tuerca del destino, la historia personal de la autora de ‘Persépolis’ (Reservoir Books) se entrelaza otra vez con la historia contemporánea de su país natal.
Ella misma lo señala de manera enérgica al poco de comenzar la rueda de prensa telemática desde París con los medios españoles tras conocerse la entrega del galardón. Satrapi recuerda que dedica el Princesa de Asturias a Toomaj Salehi, artista de rap condenado a muerte hace unos días. «Es la voz de Irán. En sus canciones habla de todos los pueblos y de todas las clases sociales. Si se le ejecuta a él, se ejecuta a todos los jóvenes», denuncia.
Su vehemencia pone de manifiesto tanto su firme actitud de resistencia y concienciación frente al régimen teocrático que ha marcado su vida como su hartazgo al comprobar lo poco que han cambiado las cosas desde que publicara ‘Persépolis’ hace 24 años. Esta obra autobiográfica, a base de viñetas en blanco y negro, narra su infancia durante la Revolución Islámica de 1979 que derrocó al Sha de Persia y aupó al poder al ayatolá Jomeini, hasta el inicio de su juventud y su llegada a Europa.
«La situación en mi país no sólo no ha cambiado desde entonces, sino que se ha agravado. Estamos en una dictadura todavía más violenta. Más del 85% de la población iraní quiere un régimen democrático y secular, lo cual plantea un grave problema para los guardianes de la revolución y vemos con qué violencia se comportan. Pero un gobierno en el que el pueblo no se reconoce es como un país que invade». Por eso, pese a que en ocasiones siente que «estoy convenciendo a gente que ya está convencida», Satrapi es consciente de que «hoy más que nunca es necesario hablar de ello. Es evidente que las palabras sólo son palabras, pero no hay ninguna acción en el mundo que se haga sin palabras».
‘Estado terrorista’
En esa confianza, y no en la del impacto de su obra («un artista debe ser humilde en cuanto a su capacidad para cambiar el mundo», afirma), recibe este galardón, pese a ser poco amiga de las cámaras: «El impacto real existirá el día en que se reconozca Irán como un estado terrorista, pero Josep Borrell (Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior) dice que no lo es. Y yo le digo que Irán está llevando a cabo cinco guerras en Irán, en Irak, en Yemen, Siria, en el Líbano. Todos estos grupos terroristas no funcionarían sin la ayuda de Irán. ¿Qué más pruebas necesita? Estoy muy enfadada con Borrell, si lo tuviera delante le daría un bofetón».
El deseo de Satrapi es que el foco que supone recibir un premio como el Princesa de Asturias haga que su mensaje sea leído por la ciudadanía. «Es la opinión pública la que obliga a los políticos a tomar decisiones», indica. Y la de Occidente influye mucho en su país porque «cuando aquí se deja de hablar de allí, empiezan las ejecuciones. En Irán tienen miedo de que se les señale con el dedo. Pero Europa, en vez de condenar, convierte a la República Islámica de Irán en presidente del Foro de Derechos Humanos de las Naciones Unidas».
Por ello, insiste en que los galardones dan visibilidad para presionar a los políticos para que tomen medidas. «Sobre todo si recibes un premio por la humanidad, necesitas que sirva para algo. Una escultura está muy bien, pero la vida de un hombre es siempre más importante. Las vidas de los jóvenes sacrificadas por la libertad siempre son más importantes. Por eso espero que esto arroje luz sobre algo».
«El problema es el fanatismo; no quién viene de Occidente u Oriente. El planeta es redondo»
Una de esas vidas perdidas fue precisamente la de Amini. Y por ella volvió Satrapi al cómic por primera vez en años. Fue la coordinadora de ‘Mujer. Vida. Libertad’ (Reservoir Books), una antología donde ha reunido a artistas como Paco Roca y Joan Sfarr con autoras iraníes como ella misma o Shabnam Adiban para apoyar las protestas que remueven su país. A su juicio, el papel de las mujeres en la revolución iraní es esencial. «El mañana de Irán pasa por el Irán de las mujeres. Cuando la mitad de la sociedad no tiene sus derechos, entonces nadie los tiene», remarca.
Satrapi extiende ese afán de unión global a la división entre Oriente y Occidente a la que tacha sin dudar de «tontería». La también guionista señala al fanatismo de las religiones como el verdadero problema, «ya que impide hablar y reflexionar a la gente. Pretende dar respuestas, en lugar de formular preguntas. Cuando esto se lleva al extremo, el fanatismo se basa en la emoción, se pulsa el botón y todo explota. España conoce la Inquisición. La mezcla de la religión, el Estado y el fanatismo arroja resultados nefastos. Yo lucho contra eso. El problema no es quien viene del Este o del Oeste. El planeta es redondo».
El premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades reconoce ahora el marcado coraje de Satrapi en esa batalla. Como ella dice: «Hoy se honra a todos los jóvenes que perdieron la vida y a los que continúan el combate por la libertad en Irán». En un momento en que la represión y el miedo amenazan con apagar las voces disidentes, la autora se convierte en un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la resistencia y la lucha por la justicia son inquebrantables.