DictaduraEleccionesPolítica

Oswaldo Álvarez Paz / Desde el puente: El pueblo de Dios avanza indetenible

 

Menos de dos semanas nos separan del 28-J, fecha memorable para la historia
contemporánea de Venezuela. Todo indica que el triunfo de Edmundo González
Urrutia es irreversible. Con serenidad y firmeza, sin haberlo tenido como objetivo,
ha demostrado ser un dirigente con principios y valores indispensables para la
conducción del país. Buen profesional, honesto a carta cabal, bien dado a la
búsqueda de acuerdos y entendimientos básicos que impidan una tragedia mayor
y con suficiente coraje para enfrentar las dificultades y superar los obstáculos de
esta hora dramática, la nación dará un paso largo hacia lo mejor eligiéndolo como
Presidente.

Están pasando muchas cosas graves en el mundo entero. Demasiada violencia y
confrontaciones armadas en muchas partes del mundo. No es solo la lamentable
e imperdonable agresión de Rusia a Ucrania, ni tampoco el serio asunto de la
defensa de Israel cumpliendo con el deber fundamental de garantizar su
existencia frente a todos los factores que históricamente tratan de hacerlo
desaparecer. También en América Latina hay graves confrontaciones que, por
fortuna, se mantienen en un plano político, politiquero en algunos casos, pero sin
llegar a guerras armadas que debemos evitar como sea.

A pesar de lo señalado, el mundo entero tiene los ojos en Venezuela y lo que
pueda pasar antes, en o después del 28-J. La responsabilidad que tenemos todos
es enorme. El cambio necesario será producto de la decisión expresada en las
urnas electorales. Todos tenemos la obligación de participar activamente para
poder, como ha sido dicho, votar, cobrar y yo agrego gobernar, a los fines
consiguientes.

Estas consideraciones quizás sean las últimas antes de la elección. Buena
oportunidad para rendir testimonio de reconocimiento y gratitud a la Plataforma
Democrática, a los partidos y dirigentes que la integran por la unidad fundamental
que han logrado. Todos a votar por la “tarjeta de la manito” y mantenernos en
guardia para lo que pueda suceder. Vamos bien y todo seguirá para mejor.

 

Además de lo afirmado hay dos cosas que quiero destacar. La primera es un
reconocimiento digno de la historia a María Corina Machado. Ha dado todo, hasta
exponer su seguridad personal y física, para incentivar al pueblo en la batalla. Con
generosidad y desprendimiento logró concretar la unidad democrática en la
candidatura de Edmundo hasta convertirse en la columna vertebral que conduce
a la victoria.

La segunda está referida a mi querido compadre Eduardo Fernández. Hemos
caminado juntos mucho tiempo en la política. Todos conocen de las diferencias y
hasta confrontaciones que hemos tenido dentro y fuera de COPEI, partido en el
que crecimos y nos desarrollamos. Pero la relación personal y hasta familiar,
nunca se alteró por razones políticas o aspiraciones no siempre en la misma
dirección. Tiene problemas serios de salud. Mis oraciones son por su pronta
recuperación y vuelta a la lucha. Lo necesitamos todos.

 

Botón volver arriba