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Villasmil: Volver al cabildo

 

Revisando mis archivos sobre nuestra crisis nacional producida por el designio de una dictadura inhumana, corrupta e ineficaz, me llamó la atención un documento de Monseñor Ovidio Pérez Morales, escrito en abril de 2010, titulado “¡presidente, vuelva al cabildo!” y que recordaba aquel acontecimiento vital en nuestra historia patria, el 19 de abril de 1810. Un mensaje dirigido al entonces presidente Hugo Chávez que sabiamente combinaba claridad con firmeza de ideas, generosidad con esperanza, visión unitaria con reclamos éticos ante el desorden establecido por el chavismo. Sin insultos, ni degradaciones.

Uno de los peores logros del pensamiento y la praxis totalitaria –recordemos al teórico nazi hoy recordado y renovado por cierta izquierda, Carl Schmitt- es el de imponer en la sociedad la dicotomía amigo-enemigo, conformar el universo simbólico y discursivo de la sociedad sobre bases maniqueas, el mundo percibido exclusivamente como blanco o negro.

Chávez, primero, Maduro después, han sido cultores y promotores de un mensaje de odio, de división entre los venezolanos. Para ellos, quien no los sigue no es solamente adversario, es un enemigo culpable, es un reo ante la (in)justicia robolucionaria. Gracias al despliegue corruptor de su mensaje y de su conducta y la de sus más connotados seguidores, han buscado que los venezolanos perdiéramos conciencia de la calidad moral de nuestros actos. Con el chavomadurismo la ética se ha replegado en todos los terrenos.

Allí está quizá el mayor de los retos de la futura democracia. ¿Cómo reconstruir la convivencia ciudadana venezolana? ¿Cómo renovar la ciudadanía?

 

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No hemos tenido que esperar al retorno de la institucionalidad democrática para vivirlo. Bastó la llegada del mensaje firme y la praxis unitaria de Edmundo González Urrutia, y de la líder nacional, María Corina Machado, para que los venezolanos no sólo pensáramos, sino que incluso viviéramos de nuevo ese espíritu de unidad en torno a las ideas eternas de libertad, de pluralismo, de respeto. El 28 de julio pasó a la historia como un día de convivencia, de esperanza, de gloria a nuestro bravo pueblo.

El mensaje nítido, contundente, de Monseñor Pérez Morales en 2010 tiene un rasgo más que nunca fundamental: el necesario contenido pedagógico. Venezuela requiere, como nunca, políticos maestros, guías en la necesidad de retomar un rumbo cívico, un camino civilizatorio. Y María Corina Machado junto a Edmundo González no son suficientes. Se equivocan quienes creen que los problemas de Venezuela se arreglan solamente con una mayoría en la Asamblea y un nuevo residente en Miraflores. Eso sería apenas un atisbo de comienzo. Pero esas tareas están aún por venir.

Solicitaba Monseñor Pérez Morales que Chávez, como Emparan el 19 de abril de 1810, regresara al cabildo. La Conferencia Episcopal Venezolana, maestra en pedagogía moral, en carta pastoral sobre el Bicentenario de la Independencia, recuerda que tanto el 19 de abril como el 5 de julio fueron “acontecimientos donde brilló la civilidad. La autoridad de la inteligencia, el diálogo, la firmeza y el coraje no tuvieron que recurrir al poder de las armas o a la fuerza y a la violencia. La sensatez en el intercambio de ideas y propuestas respetó a los disidentes y propició el anhelo común de libertad, igualdad y fraternidad.”

Ovidio Pérez Morales nos pedía a todos los venezolanos, sus hermanos, que despertáramos y reaccionáramos ante la grave crisis que nos amenazaba. En afirmaciones contundentes nos señaló en 2010 las claves de la crisis: “Venezuela ya no es una como sueño ni como experiencia de convivencia”; “¡Los Derechos Humanos ya no son de todos los humanos!”. Venezuela ya no es una casa común.

El intento de forzar -a pesar de la decisión abrumadoramente mayoritaria del 28J- un torpe fraude electoral, con la profundización de un régimen cada vez más autoritario, viola de muchas formas la constitución vigente. Se quiere poner a toda la sociedad de rodillas ante la voluntad de un sólo hombre y su camarilla, con espíritu cruelmente mesiánico y autocrático.

Con ellos, “Venezuela ya no es ámbito de vida.” La muerte pareciera ir aparejada al deseo de generar un miedo paralizante, controlador y manipulador de conciencias.

“Venezuela ya no es respetada en su alma e identidad. Se trata de imponer una serie de anti-valores centrados en una difusa idea de socialismo, donde lo que prevalece es un proyecto personalista, basado en el líder máximo, inobjetable, inapelable, insustituible, omnipotente.”  “En este marco se reformulan los símbolos, se rehace la memoria histórica y se decretan alianzas o mancomunidades con otros Estados, al margen de sentimientos nacionales y populares; se monopoliza la comunicación social, se reestructura la educación, la mentira se hace anti-cultura, se redefine el arte, se instrumentaliza lo religioso.”

 

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Pedirle a Chávez  en 2010 “vuelva al cabildo”, consistía en lo siguiente: “volver a la unidad de la patria”; “volver a Venezuela como ámbito de vida”: “acercarse con amorosa sencillez a las personas concretas, con sus logros y frustraciones, sus alegrías y tristezas, sus derechos humanos inalienables, su anhelo muy sentido de vivir en paz y seguridad, sin un continuo sobresalto y zozobra, y una permanente y agotadora confrontación verbal de tono militarista y nihilista, e iniciativas sociales con proclamas belicistas.” “Volver al progreso en el marco de la constitución” con el fin de “construir el progreso integral y compartido que requiere el país, el cual exige, además, la participación de todos los ciudadanos, grupos y entidades sociales, cuya iniciativa es indispensable acoger y promover, evitando exclusiones y sumando esfuerzos.” “Volver a Venezuela: No se puede pretender una refundación del país, pasando por encima de la identidad del pueblo; vaciando el alma nacional de sus vivencias espirituales y religiosas.”

Por todo eso, votamos de forma admirable y hoy admirada en todo el mundo, millones de venezolanos. En paz sobria, pero con voluntad para defender la inobjetable victoria.

El 28J los venezolanos, guiados por Edmundo y María Corina, volvimos una vez más al cabildo. Y como sucedió en 1810, sabemos que las ideas de libertad se impondrán, una vez más.

 

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