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Convención del Partido Demócrata en Chicago: arranca la fiesta de Kamala

Un policía en Chicago fotografía a personas que posan junto al mural de la candidata demócrata Kamala Harris AF

 

Los caminos de la política de EE.UU. son inescrutables. Hace hoy un mes, los republicanos se relamían tras cerrar una convención triunfal, con el partido eufórico y unificado alrededor de Donald Trump, convertido en una mezcla de héroe y de objeto de culto tras su intento de asesinato, lanzado hacia la victoria en las presidenciales de noviembre. El pesimismo reinaba en el bando demócrata, con un Joe Biden deteriorado y cuestionado en su intento a la reelección. Hoy arranca en Chicago la convención del Partido Demócrata y ese escenario se ha roto a pedazos.

Una sacudida histórica

La renuncia de Joe Biden a su candidatura es otra de las convulsiones que ha sufrido esta campaña presidencial histórica: la culpabilidad de Trump por comisión de delitos, el peor desempeño que se recuerda a un candidato presidencial -Biden- en un debate, la supervivencia milagrosa del candidato republicano a un atentado y, por fin, el abandono del actual presidente entre presiones insoportables de su partido. De una tacada, los demócratas se sacudieron a un candidato impopular y la depresión. Biden facilitó la transición señalando de inmediato a Kamala Harris como sustituta y el partido se adhirió a ella a toda velocidad, en un proceso expedito sin lugar para la crítica.

De vicepresidenta impopular a líder indiscutible

La convención en Chicago cerrará una transformación asombrosa. Kamala Harris ha pasado de ser una vicepresidenta impopular -con un índice de aprobación igual de bajo que el del anciano Biden– a la líder que entusiasma al partido. El tiempo dirá cuánto hay de artificio impulsado por la maquinaria demócrata y por los medios en esta reconfiguración de la imagen de Harris. Pero la realidad es que la persona que decepcionó en las primarias de 2020 y que no ha mejorado su perfil como vicepresidenta es la pieza central de un cambio de dinámica en la campaña: el partido se ha unido en torno a su figura, ha desatado el entusiasmo -quizá una forma de alivio frente a la perspectiva de concurrir con Biden- y será cubierta de elogios y aclamaciones en la Ciudad del Viento.

Nadie lo explica mejor que el propio Trump: «Hace seis semanas era una vicepresidenta fallida, un desastre», dijo la semana pasada. «Ahora hablan de ella como si fuera Margaret Thatcher en versión progresista».

Remontada en las encuestas

El entusiasmo en el bando demócrata con Harris viene secundado, de momento, en las encuestas. En las cuatro semanas que lleva al frente de la candidatura demócrata, la vicepresidenta ha pasado de estar dos puntos por debajo de Trump en el acumulado de sondeos de RealClearPolitics a tener una ventaja de un punto. Las encuestas en los siete estados decisivos para la elección apuntan a que Harris saca distancia a Trump en los del llamado ‘cinturón del óxido (Pensilvania, MIchigan y Wisconsin) y que iguala la contienda en los del ‘cinturón del sol’ (Nevada, Arizona, Georgia y Carolina del Norte). Harris buscará que el baño de atención y loas de la convención le den otro impulso.

‘Crescendo’ coreográfico

Como todas las convenciones, la demócrata de este año en Chicago será una coreografía estudiada de discursos elogiosos hacia la candidata. Organizada como un ‘crescendo’, tendrá como protagonista de la jornada de hoy, la menos importante, a Biden. El martes se cerrará con el gran peso pesado de los demócratas, el expresidente Barack Obama. El candidato a vicepresidente, Tim Waltz, comparecerá el miércoles por la noche. Y la traca final será el jueves, con el discurso de aceptación de nominación de Harris.

Puesta de largo de Walz

Uno de los grandes acontecimientos de cada convención es la puesta de largo del candidato a vicepresidente. Tim Walz, gobernador de Minnesota, ya era uno de los demócratas con más presencia en la campaña -creó el popular ataque de que Trump y los republicanos son «raros»- antes de que fuera elegido por Harris. Ahora tendrá que ofrecer un buen discurso en el que demuestre que puede apelar a electorados -la clase media blanca, la América rural- en los que sufre la vicepresidenta.

¿Sonrisas o sustancia?

En su primer mes de vida, la campaña de Harris-Walz ha sido todo sonrisas, energía, entusiasmo, unidad. Pero poca sustancia que permita entender cómo será Harris en el caso de llegar a la Casa Blanca. En esencia, si orientará su política hacia el centro o hacia la izquierda. Solo en la última semana hizo un esfuerzo por mostrar sus intenciones, con la presentación de un programa económico populista, de mucho gasto. Habrá que ver qué agenda muestra en Chicago, más allá de los discursos emotivos.

Gaza: negociaciones y protestas

Lo único que puede amargar la fiesta a Harris y los demócratas son las protestas organizadas en Chicago por la gestión de la guerra en Gaza por parte de la Administración Biden. Grupos izquierdistas y pro-palestinos han convocado marchas y movilizaciones, con el temor a que se repita lo ocurrido en 1968, en este mismo escenario: las protestas por la guerra de Vietnam provocaron una convención caótica que facilitó la victoria del republicano Richard Nixon.

Al mismo tiempo, Gaza puede ser una oportunidad: las negociaciones en Doha para un alto el fuego podrían continuar esta semana. Si hay un resultado positivo, sería la guinda de la convención.

Trump contraprograma

El rival de Harris no se quedará quieto durante la convención. Trump ha contraprogramado los fastos de la convención demócrata con actos y mítines en estados clave. El primero, hoy en Pensilvania.

La verdadera prueba viene después

Lo difícil para Harris vendrá una vez se limpie el confeti tras la celebración de su discurso. La vicepresidenta ha estado tapada en el puñado de semanas que lleva como candidata, sin dar entrevistas ni ofrecer ruedas de prensa ni exponerse a preguntas de votantes. Harris aseguró que dará su primera entrevista una vez concluida la convención. El 10 de septiembre se medirá con Trump en un debate de candidatos. Esas serán las primeras pruebas de verdad para la demócrata. Tiene que pasar de poner una sonrisa y leer discursos a dar la talla en situaciones incómodas.

 

 

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