Isabel Coixet – París, sombras y luces
Cada vez que paso delante de un garaje antiguo cuyas paredes lucen anuncios despintados de los neumáticos Michelin y listas de precios amarillentas, pienso en los antihéroes titubeantes de Patrick Modiano y en las aceras con sombra en las que se refugian. Nada evoca más la literatura del escritor francés que esas oscuras cavernas que huelen a gasolina y aceite de frenos, iluminadas por fluctuantes fluorescentes, que son los garajes donde mecánicos arreglan coches mientras suena un teléfono lejano que nunca contestan.
Debajo de un París gentrificado –lleno de turistas boquiabiertos que buscan la foto perfecta para enviar a casa; de grupos de jóvenes influencers posando con croissants gigantes y tiramisú de matcha; de basura, de espectáculos de luces kitsch, de tiendas de campaña habitadas por homeless, de policías con metralletas y ratas diurnas– sigue latiendo una ciudad sombría donde todavía hay teléfonos fijos, refrescos de menta y actores de películas cuyo negativo ya no existe.
Ningún otro autor francés ha conseguido crear ese microcosmos propio, ese delicado puzle que cada lector atento hace suyo
Acaba de aparecer, publicado en la colección Gallimard Quarto, un volumen que reúne nueve novelas de Patrick Modiano que transcurren en París y un texto inédito sobre el fotógrafo Brassaï.
En el bellísimo discurso que pronunció ante Estocolmo hace apenas diez años al recibir el Premio Nobel de Literatura, habló el escritor de «este París de las pesadillas» donde vivió de niño. El París de la ocupación, «donde nos arriesgamos a ser víctimas de una denuncia al salir de una estación de metro, la ciudad de reuniones clandestinas en las que nacieron amores precarios a la sombra del toque de queda porque nunca se sabía si ésa era la última vez que los amantes iban a encontrarse». Un París nacido en 1945 por el que sus personajes pasean de noche por calles teñidas de ansiedad y opacidad.
En estas nueve novelas, París es un juego de espejos lleno de pasajes secretos por los cuales el pasado y el presente se encuentran y se fusionan. Más que realismo, aunque sea poético, es fantástico, romántico. Y único: ningún otro autor francés ha conseguido crear ese microcosmos propio, ese delicado puzle que cada lector atento hace suyo.
Volver a sus libros es volver a navegar por un Sena denso como el petróleo en una ciudad brumosa llena de esquinas fantasmales y cuartos que huelen ligeramente a pastís y a desesperación.
La pasión por deambular (flâner) desde su adolescencia le ha permitido a Patrick Modiano entablar una estrecha relación con París. Sólo él sabe explorar el pasado, la atmósfera y los detalles de otras épocas teñidas de ambigüedad y secretos. Más que un telón de fondo de sus novelas, su pasión casi obsesiva por los lugares, las calles, los directorios, los barrios lo empujó a hacer de la capital un personaje omnipresente, un elemento central de su identidad literaria. Sin buscar a toda costa describir un París verdadero, genuino, coherente con lo que fue, escribe un París soñado, cuyas huellas evanescentes sólo quedan en su memoria.