Del tercer mundo al primer mundo
Del Tercer al Primer Mundo, es el título de un libro que estuvo circulando profusamente a nivel mundial sobre la construcción de una nación en el siglo XX. Es la historia de una admirable transformación contada por el carismático y controversial “fundador” de Singapur, Lee Kuan Yew. Allí describe cómo su país de $500 de ingreso per cápita en 1965, pasó a $30.000 en 1990, y $84.734 en 2023, creciendo a una tasa de 8.5% anual promedio. En 1990, Lee Kuan Yew dejó la presidencia por considerar que lo fundamental de su trabajo ya estaba hecho, y abrió por completo el cauce democrático en Singapur. “Ahora este es un país rico, y por tanto puede ser democrático”, escribió. Su tesis fue que la pobreza impide el buen funcionamiento de la democracia, llamando al populismo y el socialismo.
El estatismo crea la pobreza porque concentra el poder, estimula la corrupción y mata la iniciativa individual y el emprendimiento. América Latina y en particular Venezuela es un laboratorio perfecto para demostrar esta afirmación. Raúl Prebisch en los años 50 y 60 puso de moda la teoría de que el capital extranjero era nocivo. La ofuscación nacionalista, estatista y socialista no lo entendió así. Prebisch impulsó el modelo de desarrollo con deuda externa, la nacionalización de los servicios públicos y empresas extranjeras, y expropiaciones fueron hechas sin preocuparse por los costos. Resultados: proyectos faraónicos, burocracia masiva e ineficiente para administrarlos, robo al por mayor, deuda sin precedentes y a veces impagable, productos nacionales caros y en buena parte atrasados tecnológicamente.
El estatismo crea una falsa creencia y conciencia, de que al intervenir todo, el pueblo tendrá más control sobre los recursos producidos. Esto es una enorme mentira. Una vez que se crean enormes burocracias gubernamentales es muy difícil reducirlas pues los intereses creados son muchos.
Como la burocracia no produce nada hay que endeudarse para pagar los costos. Luego, cuando se agota la capacidad de endeudarse, resuelven alegremente el problema con la maquinita de hacer billetes y crean dinero sin respaldo que causa inflación. El resultado es un círculo vicioso: a más estatismo, más deuda, a más deuda más impuestos y devaluaciones, a más devaluaciones e impuestos más quiebras de negocios y menos empleo.
Crecimiento hacia adentro (Cepalismo).
Ya desde comienzos de los años 50, la CEPAL comenzó con su propuesta de “Sustituir importaciones” sin preguntarse a qué costo, atribuyendo a los Gobiernos la misión de guiar y promover el proceso de desarrollo, sin importar si el Gobierno crecía desmedidamente, o si el gasto público era excesivo y deficitario respecto a los recursos; para esto el “New Deal” Keynesiano ya había preparado a los Gobiernos y a la opinión pública en todo el mundo.
Entre los economistas se generalizó el uso de metáforas de ingeniería social y la creencia de que la sociedad era una máquina comandada por los Gobiernos.
Resultados del Cepalismo: una gran cantidad de recursos económicos fueron asignados a industrias y actividades ineficientes y costosas, siguiendo indicaciones coactivas de los Gobiernos.
Los injustos y erróneos mecanismos gubernamentales de incentivos y protecciones desviaron incontables inversiones de toda clase de capital. De allí la descapitalización y la pobreza.
Crecimiento hacia fuera (Neoliberalismo).
Ahora asistimos a otro error, inverso al anterior, proveniente de una errónea interpretación de lo ocurrido en los pequeños países asiáticos. Una especie de “Cepalismo al revés”, propuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Ahora el objetivo estatal no cambió el desarrollo económico como en los años 50 y 90, sino el de los “equilibrios macroeconómicos”, pero sigue intacta la misma vieja concepción de ingeniería social de la dirección o comando de las actividades económicas por los funcionarios economistas o asesores de turno.
Por ello escribimos un Libro en el año 1996, llamado: “El Despegue económico venezolano: cómo preparar a Venezuela para crear riqueza”. Libro que presenta el resultado de investigaciones en el CEO, institución que presido, con casi treinta años trabajando sobre el tema de la DESESTATIZACION y la economía de La Oferta.
El libro fue el resultado de investigaciones en el CEO (Centro de Estudios sobre la Economía de la Oferta). El éxito económico entre otras cosas depende de factores como: capitalización de los particulares, o sea de todos los ciudadanos, moneda dura, menos impuestos y más ahorro interno, canalización eficiente de ese ahorro hacia la inversión privada, ausencia de monopolios y restricciones a la competencia, menos regulaciones y respeto a los contratos entre las partes, derogación de leyes malas, y DESESTATIZACION de la sociedad.
En Singapur, en la parte relativa al desarrollo económico, el libro de Lee Kuan Yew no revela tampoco ningún misterio. No hay milagro. Todo es muy obvio y sin novedad. Lee Kuan Yew aplicó la fórmula o receta universal Capitalista: Trabajo, Ley y Orden, y Libre Mercado. Singapur nunca tuvo empresas estatales, ni “Estado caro” y deficitario, sino una máquina administrativa pequeña y ágil, ocupada de sus funciones propias. Un Estado que no interfiera con la economía privada. Solo leyes sabias y justas.
El Estado existe para mantener el orden y facilitar la vida en sociedad. La función de los Gobiernos y de los partidos no es la de producir alimentos y mucho menos competir con la empresa privada que es la que debe hacerlos en mercados libres y abiertos a la competencia.
En economía solo hay dos opciones:
1.- Economía Libre
2.- Estatismo.
La economía es libre o no es libre como es y ha sido en Venezuela, vale decir una economía intervenida, estatizada, regulada y controlada por el Estado.
La economía venezolana ha sido fuerte y resistente, a pesar de la destrucción. En el mundo, otras economías muchísimo menos dotadas de recursos, enfrentaron crisis políticas, económicas y financieras tan peores como la nuestra. Y sin embargo salieron adelante. ¿Cómo? Una vez producidos los cambios políticos necesarios, y adoptadas las medidas, leyes e instituciones de Libre Mercado, tuvieron continuos y sostenidos procesos de acumulación de capital e incremento de productividad, creación de riqueza, y mejor nivel de vida para todas las capas de la población. Un ejemplo de esto fueron los dragones asiáticos, y entre ellos Singapur, una islita que es pequeña, casi la mitad de la Isla de Margarita en espacio geográfico.
Por ello tenemos que cambiar el sistema, el modelo o la receta.
Tenemos que salir del estatismo o socialismo.
Tenemos que salir del tercer mundo de la pobreza y atraso.
Por todas estas razones tenemos que ir con el liderazgo moral e inspirador de María Corina Machado, hasta el final para lograr la prosperidad y pasar al Primer Mundo.