DictaduraElecciones
Un 28 épico
Los venezolanos de mi generación vivimos del resplandor del 23 de enero de 1958, cuando cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
La actual seguramente tendrá como referencia el 28 de julio de 2024, día en que el bravo pueblo le propinó una paliza electoral a la narcodictadura castrochavista.
A pesar de las trampas y abusos del agente del partido comunista cubano, Nicolás Maduro (y sus esbirros Cabello, Padrino, Diosdado, Amoroso, Rodríguez…), esa fecha consolidó a María Corina Machado como líder legítima de nuestra Democracia y Edmundo González Urrutia, como Presidente Electo de Venezuela.
A pesar de los consejos sensatos de socialistas como Felipe González, Mujica, Boric, Petro y Lula, para que respetara la voluntad popular y entregara el gobierno, la reacción de la narcodictadura fue desatar una histeria represiva, que incluyó cárcel, presidio, torturas y violaciones a menores de edad, algo a lo que no llegaron monstruos como Stalin, Hitler, Musolini, Fidel Castro y Somoza.
Ahora el castrochavismo en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Honduras, se debate en la confusión y en la ruina política, económica y moral en que hundieron a sus países.
En Venezuela la narcodictadura nada en un remolino de peleas entre sus caudillos y capataces, lo que revela su miedo y el estado de putrefacción que los agobia y que, inexorablemente, los conducirá a entregar el poder.
Mientras Maduro y su camarilla se desmoronan y proponen el truco de elecciones parlamentarias, regionales y municipales como un intento desesperado de salvación, María Corina y Edmundo tienen que lidiar con el «fuego amigo», con el entreguismo de los que han convertido la astucia en su principal valor político.
No nos referimos a los «alacranes» que son despreciables, sino a los habilidosos que en nombre de un realismo patético, hablan de «pasar la página», de participar en las tramposas elecciones gobierneras, de «tener paciencia» y resbalar a un modus vivendi con el flatulento régimen de Maduro.
El mundo democrático nos apoya, reconoce a Maria Corina y Edmundo, pero algunos de los nuestros, quizás motivados por no resignarse a que hay un nuevo liderazgo en el país (porque ingenuidad no les suponemos), buscan la salida fácil, egoísta y necia de entenderse con la narcodictadura.
!No señor! Hay que resistir y presionar para que el castrochavismo acepte que debe negociar su salida pacífica del poder y evitar que un estallido social los pulverice.
Con Maria Corina y Edmundo !Hasta el Final!