Democracia y Política

Carlos Mayoral: Demócratas ‘State of Mind’

«Los programas políticos han dejado de ser normas que se deben cumplir para convertirse en postulados líquidos que se cambian si seguir en el poder lo exige»

Demócratas ‘State of Mind’

    Alejandra Svriz

 

Hay un cuento de Stefan Zweig, titulado La colección invisible en traducción de Alex Weiss, que expone con la maestría habitual del autor vienés hasta qué punto te puede mantener vivo algo que ni siquiera percibes. La obra cuenta cómo un viejo anticuario de Berlín decide visitar a sus viejos clientes tras el fin de la Gran Guerra. Hay uno de estos habituales inversores que no compra nada desde el inicio del conflicto, y esto extraña al anticuario. Cuando llega a su casa, comprueba que al viejo coleccionista le ha abordado una terrible ceguera. Pese a todo, el inversor invita al anticuario a echar un ojo a su colección por la tarde. En el interregno hasta esa hora, la mujer del caballero aborda al anticuario, y le hace saber que han tenido que vender toda la colección de su marido, sin que este obviamente sepa nada, por las estrecheces de posguerra. Le pide que disimule, pues el recuerdo de sus obras mantiene vivo al ciego. Horas más tarde, mientras el hombre muestra supuestos grabados de Durero que no son más que hojas en blanco, el anticuario comprende que no son necesarios los sentidos para creer en algo fuertemente.

La ideología en este país tiene algo del amor ciego que el protagonista del cuento de Zweig no es capaz de reprimir. Las ideas se han ido por el sumidero de los ideólogos de partido, del panfleteo de las siglas. Además, los compromisos de esta partitocracia han saltado por los aires, toda vez que los programas políticos han dejado de ser códigos y normas que se deben cumplir para convertirse en postulados líquidos que se cambian si continuar en el poder así lo exige.

Y lo cierto es que esas ideas han sido colonizadas desde hace muchas décadas por una determinada corriente de pensamiento dominante. En EEUU, por poner el ejemplo que va siempre por delante, los demócratas impusieron esa corriente entre prensa y Hollywood, y para alguien de mi edad, al que Obama le pilló con veintipico, resultaba difícil oponerse. Allí vemos como esos valores dominantes se derrumban, siendo quizá la última palada en su tumba el indulto con el que Biden salva a su hijo in extremis.

Miguel Ángel Quintana Paz, compañero de andanzas en la sección de opinión de este periódico que nos reúne, utiliza a menudo el concepto PSOE State Of Mind para referirse exactamente a eso, a una serie de postulados morales aceptados, incluso, por aquellos que intentan plantarle cara a ese discurso moral. Una paradoja que ha marcado la política de los últimos 25 años en España, perfilando la agenda de todo un país. Sin embargo, al contrario que en Estados Unidos, aquí parece difícil que se derrumbe esa columna vertebral ideológica, en la que tantos creen, como el coleccionista de Zweig, contra la percepción de los sentidos.

La prueba es ese último congreso, donde nada se reprueba, donde ningún error provoca autocrítica, donde se siguen levantando puños como en otro siglo y exhibiendo como únicos sus postulados morales. La realidad es que esto es España y, por más que caigan los discursos predominantes en otras culturas, sabemos bien que la ceguera aquí es enfermedad nacional.

 

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