España: La mitad de sus votantes no quiere a Rajoy como candidato
El futuro político de Mariano Rajoy se tambalea. Asegura estar decidido a seguir defendiendo su propuesta de gran coalición y además insiste en que, de convocarse nuevas elecciones, volverá a ser el candidato del PP. Es lo que él y su círculo más próximo desean. Pero cosa distinta es lo que los españoles y, sobre todo, sus propios votantes quieren.
Según la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO, nada menos que el 48% de quienes aseguran haber apostado por el PP y por el propio Rajoy el 20-D considera ahora que el presidente en funciones debería dar un paso atrás y renunciar a ser otra vez el rostro del cartel popular. La apuesta sube hasta el 75% si se tiene cuenta la opinión de todos los electores, al margen de su simpatía política. Los motivos para rechazar así al líder del PP pueden ser variados, pero el que se percibe con más nitidez es la corrupción. Según el sondeo, un 72% de los ciudadanos cree que Rajoy debería dimitir por los continuos escándalos de su partido.
Las combinaciones de la política, que a veces deparan resultados insospechados, podrían aupar de nuevo a Mariano Rajoy a la Presidencia del Gobierno, incluso pasando antes por una nueva cita electoral. Pero desde luego eso no parece ser lo que desean los votantes, ni siquiera los del PP.
Un 74,7% de los españoles cree que el presidente en funciones no debería ser el candidato del PP si se celebran nuevas elecciones y tienen clara la razón: un 72,2% opina que los sucesivos y graves casos de corrupción que han surgido en el Partido Popular son motivo suficiente para que dimita.
Rajoy no ha acertado en su estrategia tras la noche electoral. En la entrega del sondeo de ayer, el 61% declaraba que debería haber aceptado el encargo del Rey de presentarse a la investidura. Pues bien, en su partido, este porcentaje asciende al 45%, lo que corrobora la percepción tan extendida de que Rajoy se equivocó. Es verdad que tampoco le ha ayudado nada el rechazo de Sánchez a negociar con el PP, lo que ha generado una corriente de que la formación está aislada y con escaso margen de maniobra para formar una alianza para gobernar. Pero la causa de este estado de la opinión pública tiene mucho que ver con la incapacidad de Rajoy de combatir los reiterados y constantes casos de corrupción, lo que ha provocado un grave quebranto a su imagen. Difícilmente se pueden entender actitudes como la de proteger a Rita Barberá, que sigue encastillada en su sillón del Senado, o su falta de autocrítica por escándalos como el del PP de Madrid.
Así, finalmente no sería el huracán de la crisis económica que con tanta dureza ha azotado a los españoles, ni los sacrificios que se impusieron para sortearlo, lo que acabaría con el liderazgo del político popular. El verdugo ha estado agazapado durante años en sus propias filas y se llama corrupción.
Esta es la conclusión que se desprende de la encuesta elaborada por Sigma Dos para EL MUNDO y que recoge el impacto del reciente estallido del partido en dos feudos clave: Valencia y Madrid.
Los ciudadanos se muestran implacables, da igual su edad o el partido al que dediquen sus simpatías. Incluso aquellos que se declaran votantes del PP mantienen en un elevado porcentaje (37,9%) que Mariano Rajoy debe renunciar asumiendo así su responsabilidad, ya sea in eligendo o in vigilando -en expresión popularizada por Esperanza Aguirre– en el chorro continuo de casos de pillaje para lucro personal o para beneficio del propio Partido Popular.
El caso Bárcenas y aquel «Luis sé fuerte» fueron el principio del fin. La negativa tozuda del presidente a dar rápidas y cumplidas explicaciones, quizá a la espera de que la tormenta amainara, parece que fue un error de los que acarrean graves consecuencias. Porque con el tesorero en la cárcel no acabaron los problemas. Los tentáculos corruptos están muy extendidos y contaminan de lleno a personas situadas en primera fila del partido a las que el propio Rajoy avaló efusivamente en el pasado ante todos los españoles.
Las sospechas de hasta qué punto el líder del PP tenía conocimiento de lo que ocurría en su partido se han extendido en la sociedad. Pero, aun suponiendo que Rajoy no fuera consciente, lo más dañino para él fue la resistencia que mostró a la hora de admitir que en el partido anidaba una serpiente. Y cuando lo hizo y empezó a adoptar medidas, a los españoles les pareció tarde y les supieron a poco.
Ahora, sólo uno de cada cuatro (23%) mantiene que los casos de corrupción descubiertos en la formación conservadora no son razón para que Rajoy tire la toalla. Lógicamente son los votantes del PP los que en mayor medida se abonan a este planteamiento (58,3%).
Entre los simpatizantes de las restantes fuerzas políticas la creencia de que el líder del PP debería dimitir por los escándalos descubiertos en sus filas es masiva. Así, por ejemplo, lo mantiene un 89% de votantes del PSOE, un 94% de electores de Podemos y un 73% de seguidores de Ciudadanos.
Es curiosamente en la formación de Rivera, la que con más energía alza la bandera de la regeneración democrática, en la que existe también un mayor porcentaje (22%) de ciudadanos que no cree que Rajoy deba expiar con su dimisión los pecados de nombres muy destacados del PP. Probablemente porque tienen en consideración, más que los votantes de otros partidos, las medidas que al final ha ido adoptando el Ejecutivo presidido por él en la segunda mitad de la legislatura para atajar el problema.
En cualquier caso, tampoco quienes apostaron por Ciudadanos el 20-D creen oportuno que Rajoy sea de nuevo el candidato del PP si el país se ve enfrentado a nuevos comicios. Sobre este punto hay gran coincidencia. Un 90% de los votantes del PSOE creen que Rajoy debe dar un paso atrás, y de la misma opinión es un 94% de los de Podemos y un 79% de los de Ciudadanos. Y los seguidores del propio PP tampoco se muestran complacientes: un 48%, prácticamente uno de cada dos, preferiría que el cartel de su partido ante nuevos comicios lo ocupara otro rostro.
Pero, ¿quién? Ante esta pregunta también hay coincidencia. De los cinco nombres propuestos, el de la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, se sitúa en primer lugar (33,6%) y a distancia considerable de los demás.
Independientemente de la adscripción ideológica del votante, la número dos del Gobierno de Rajoy, su mano derecha en La Moncloa, figura como la favorita para, llegado el caso, ocupar su lugar como candidata del PP. Los votantes populares y de C’s son los que más claramente apuestan por ella. Más incluso los segundos (53,4%) que los primeros (52,5%).
En favor de Santamaría juega su imagen más amable y cercana, el que nunca se haya visto salpicada por corruptelas, su capacidad gestora y su eficacia, además, claro está, del grado de conocimiento alto que de ella tienen los españoles, propiciado por su condición de portavoz del Gobierno y, antes, de portavoz del Grupo Popular en la oposición. Cosa distinta es que pueda sumar tantos adeptos en las estructuras orgánicas del partido.
Otra mujer, Cristina Cifuentes, actual presidenta de la Comunidad de Madrid, se sitúa en segunda posición (14,6%). Cifuentes traslada una imagen más progresista y quizá por esa razón los votantes de PSOE y de Podemos apuestan por ella casi en la misma medida en que lo hacen por Santamaría y con más ganas que los propios simpatizantes del PP.
Muy por detrás de ambas quedan los nombres del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; el del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el del vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Casado.
Más allá de lo que suceda en los próximos días, esta encuesta demuestra que la actual incapacidad de los partidos para alcanzar pactos de gobierno está provocando importantes cambios en la opinión pública. Aunque sus expectativas de voto no hayan cambiado demasiado, la imagen de Rajoy aparece muy tocada y es cada vez más dudoso que pueda ser el candidato en unas nuevas elecciones y encabezar el proceso de regeneración ética que necesita España.
Si el liderazgo de Rajoy no parece muy sólido de cara a nuevas elecciones, el del secretario general del PSOE y candidato propuesto por el Rey a la investidura,Pedro Sánchez, tampoco es holgado.
El 46,7% de los encuestados cree que no debería repetir en otros comicios frente al 43,6% que considera que sí debe hacerlo. Entre los votantes socialistas, uno de cada cinco apuesta por su retirada. Los apoyos los encuentra Sánchez principalmente entre sus propios votantes y entre los de Podemos. No así entre los de C’s, pese a ser el partido con el que mantiene negociaciones más intensas para sumar respaldos a la investidura. Los seguidores de Rivera apuestan en un 71% por su retirada.
Hay un significativo consenso en que la falta de acuerdo entre los partidos está perjudicando a la economía. Casi el 72% lo considera así. Y un 73% valora la situación política como «mala» o «muy mala». Los cuatro partidos que aspiran a gobernar deberían tomar nota de los resultados de esta encuesta, que reflejan un claro descontento de la ciudadanía sobre cómo están gestionado los resultados del 20 de diciembre.