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Mariona Gumpert: El tráiler del pensamiento

Las estanterías de las librerías están llenas de títulos que aseguran desafiar el statu quo, escritos por gente que se promociona exactamente igual que los demás. Antes, cuando uno veía a alguien con un ensayo bajo el brazo, suponía que quería aprender algo

Mariona Gumpert | ¿Conocemos nuestra fe?

El otro día me llegó una recomendación literaria. No un libro, ni siquiera una reseña. Un vídeo.

Un tráiler.

El anuncio comenzaba con imágenes en blanco y negro: ruinas, una biblioteca en sombras, una silueta mirando al horizonte con gesto pensativo.

Luego, una frase impactante:

«Lo que nunca te contaron sobre el poder.»

De fondo, una música épica, de esas que podrían servir tanto para anunciar una película de Nolan como para la presentación de un coche eléctrico.

Las imágenes seguían. Una hoja de papel encendiéndose. Unos engranajes moviéndose en cámara lenta. Una puerta que se abre.

Y al final, la gran revelación: el libro que cambiará tu forma de ver el mundo.

Un ensayo.

Un ensayo con tráiler.

Me quedé mirando la pantalla, desconcertada. No por el libro, sino por la puesta en escena.

No sé en qué momento leer empezó a venderse como una experiencia transformadora, casi religiosa. Pero aquí estamos.

Antes un ensayo te ofrecía ideas. Ahora te promete revelaciones.

Antes un ensayo argumentaba. Ahora, despierta.

El mensaje es claro: no es un libro, es un acceso directo a la verdad.

La estructura de estos vídeos es siempre la misma.

Un montaje frenético, imágenes genéricas, frases en mayúsculas: «LO QUE NO QUIEREN QUE SEPAS», «DESCUBRE LA VERDAD», «UNA MIRADA QUE ROMPE ESQUEMAS.»

Por un momento, uno se olvida de que detrás hay un libro.

De hecho, no parece que haya que leerlo, sino simplemente adquirirlo.

El mero acto de comprarlo te sitúa en el bando de los despiertos.

Y, por supuesto, cambia tu vida.

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Uno se imagina la escena en la editorial.

El autor llega con su manuscrito bajo el brazo, creyendo que va a hablar de sus fuentes, de su tesis, del enfoque de su ensayo.

Pero no.

Los de marketing tienen otras preguntas.

— ¿Cómo le cambiará la vida a tu lector?

— Bueno, es un análisis sobre…

— No, no. ¿Cómo LE CAMBIARÁ LA VIDA?

Porque ese es el punto. No basta con escribir, hay que vender una experiencia.

Y así, la idea se convierte en producto, el pensamiento en una mercancía que promete hacerte sentir especial, único, un outsider iluminado.

Lo irónico es que todos los libros parecen decir lo mismo.

La portada puede cambiar, el autor también, pero el mensaje es idéntico:

«Descubre lo que nadie te ha contado.»

«Rompe el molde.»

«Piensa fuera de la caja.»

Es curioso cómo en un mundo obsesionado con el pensamiento original, todos los ensayos parecen intercambiables.

Las estanterías de las librerías están llenas de títulos que aseguran desafiar el statu quo, escritos por gente que se promociona exactamente igual que los demás.

Antes, cuando uno veía a alguien con un ensayo bajo el brazo, suponía que quería aprender algo.

Ahora es, más bien, un accesorio de identidad.

Una forma de decir:

«Estoy despierto.»

«No me engañan.»

«Sé cosas.»

Pero, ¿qué cosas?

Ah, para eso hay que ver el tráiler.

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