Venezuela: Cebolla y caviar, ¿el principio del fin?
Lorena Freitez, ministra de Agricultura Urbana de Venezuela
La socióloga Lorena Freitez fue nombrada ministra de Agricultura Urbana de Venezuela el pasado 21 de enero, en sustitución de Emma Ortega, que sólo duró dos semanas en el cargo. La nueva ministra lanzó una consigna ambiciosa: «Transformar las ciudades de consumo en ciudades productivas». El razonamiento es que si el 84% de la población venezolana vive en las ciudades, y sólo el 11% en el campo, parece obvio que las ciudades, aprovechando el espacio productivo con que cuentan, podrán generar el alimento que necesitan, sin necesidad de depender de la importación y de lo poco que produce ese 11% que vive en el campo. Su misión es impulsar desde las comunas la «Revolución Productiva«, publicó Maduro en su cuenta de Twitter en ocasión de sustituir a Emma Ortega por la joven socióloga.
Hija de sociólogos, activa joven del entorno chavista, es conocida por su dedicación a la creación de «colectivos», grupos de militantes bolivarianos, siempre a la orden para lo que venga. Uno de los colectivos fundados por la joven socióloga, «Tiuna El Fuerte», puede definirla, seguramente que no por sus conocimientos de agricultura sino por su adhesión al núcleo duro de los militares cubanos y venezolanos que sostienen al régimen chavista. En Fuerte Tiuna no sólo tiene su sede el Ministerio de la Defensa, sino que, también es el enclave principal de las Fuerzas Armadas del régimen, y de distintas dependencias de Inteligencia. Quien organiza las bandas parapoliciales llamadas «colectivos», en un lugar tan selecto, es, sin lugar a dudas, alguien del riñón chavista.
Maduro argumentó que él y Cilia crían 50 gallinas en su casa, y eso da la medida de lo que cualquier venezolano podría hacer para superar fácilmente la emergencia alimentaria
Sin lugar a dudas que en cualquier país serio un ministerio llamado de «Agricultura Urbana» no hubiese prosperado. No se lo hubiese permitido un Parlamento con algo de sentido común e independencia, ni se lo hubiera permitido la calle. ¿Qué quiere impulsar ahora Maduro? Nada menos que utilizar cuando pedazo de tierra que haya disponible para sembrar cebollas, papas y maíz. Es una apelación clara al «sálvese quién pueda». En su nombramiento ministerial, formalizado a través de twitter, argumentó que él y Cilia (su esposa) crían 50 gallinas en su casa, y eso da la medida de lo que cualquier venezolano podría hacer para superar fácilmente la emergencia alimentaria «Llegó la hora de impulsar una nueva cultura productiva». Si bien la medida difiere, no así el espíritu de la medida con la Revolución Cultural de Mao, o el traslado forzoso a los campos impuesto por Pol Pot en Camboya, por nombrar sólo dos ejemplos que costaron millones de vidas humanas.
Ya Chávez había insistido en aprovechar los espacios verdes de Caracas para producir alimentos para la población. En una esquina del Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, había conseguido cosechar maíz, tomate y pimentón. Además, trabajó en un proyecto para llenar Caracas de gallineros verticales, para ser utilizados por la gran cantidad de edificios de apartamentos. En materia de innovación gubernativa, hay que recordar cuando Maduro decretó la creación del Ministerio de la Suprema Felicidad Humana Se supone que el nuevo Ministerio de Agricultura Urbana avanzará sobre los espacios verdes de las principales ciudades con el fin de cumplir con el cometido de creación del Ministerio. La misión no se agota en la producción agrícola allí donde haya tierra disponible en la ciudad, sino que insta a la cría de pollos y gallinas en balcones y terrazas de apartamentos, y la de cerdos y caprinos en las zonas más áridas de la ciudad. Esto, lamentablemente, no es una broma. Basta con buscar en internet y leer la propaganda oficial para comprobar la importancia que le da el régimen chavista a estas iniciativas, a las que les asignó una buena millonada de bolívares.
Insta a la cría de pollos y gallinas en balcones y terrazas de apartamentos, y la de cerdos y caprinos en las zonas más áridas de la ciudad
Hoy nos piden desde Caracas que divulguemos el estado en que está la Salud Pública, donde el déficit de medicinas alcanza a niños con cáncer y enfermos de Alzheimer y Parkinson. No hay medicinas, no hay alimentos para la población, el voto popular dejó al chavismo sin Parlamento, pero el régimen cívico-militar, como al chavismo le gusta autodefinirse, se aferra a la balsa destartalada de este Titanic tropical. Lo deben meditar los amigos de Maduro, Cabello y demás seguidores del finado coronel Hugo Chávez. Muchos son expertos en sobrevivir a estas desgraciadas decisiones de solidaridad internacional, y cuando todo pase, y sólo quede el recuerdo del dolor infringido al pueblo venezolano seguirán ejerciendo en nombre del pueblo. De un pueblo abstracto, por supuesto, usando el manual de procedimientos políticos para llegar al poder por la vía democrática, porque en eso sí el chavismo ha sentado escuela.
Pero no todo serán cebollas plantadas en macetas y jardines. La oposición sostiene que el chavismo ha sustraído de las arcas públicas una cantidad superior a la deuda externa venezolana. La Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), ahora en manos de la oposición, ha decidido impulsar una investigación en torno a las irregularidades en la asignación de nombres conocidos, como José David Cabello, hermano de Diosdado, expresidente de la Asamblea Nacional, o los sobrinos de Cilia Flores, ahora presos en Nueva York. Carlos Erik Malpica Flores, uno de los sobrinos, era tesorero de la Nación, función que alternaba con el contrabando de cocaína. El hermano de Cabello ocupa el cargo de Superintendente Nacional Aduanero y Tributario. El general Rafael Oropeza y el coronel Félix Osorio, ambos exministros de la Alimentación, fueron responsables de que los contenedores con carne y pollos procedentes de Uruguay se pudrieran sobre los muelles del puerto de Maracaibo, porque el negocio no estaba en la importación sino en las divisas que el Banco Central adelantaba, que estaban muy por encima del cambio oficial con las que luego operaban en el mercado negro. La lista es muy extensa, todos los investigados tienen vínculos directos con el poder chavista.
El desfalco asciende a 138 mil millones de dólares en una década. Ahí está el dinero que hoy falta para importar medicinas y alimentos
El diputado Ismael García, quien presentó la iniciativa de formar una comisión investigadora, fundamentó la medida en que existe documentación suficiente que indica que de los 230 millones de dólares asignados para llevar bienes y servicios a Venezuela, el 60% de los mismos terminaron en empresas truchas, que sobrefacturaron y simularon importaciones. El diputado asegura que de acuerdo a la documentación que maneja la Asamblea Nacional, el desfalco asciende a 138.000 millones de dólares en una década. Ahí está el dinero que hoy falta para importar medicinas y alimentos que deben sustituir a la fundida industria alimentaria venezolana. Sólo en 2014, se perdieron 400 millones de dólares en medicinas que nunca llegaron a formar parte del stock del sistema de salud. Mientras tanto, Venezuela es el país latinoamericano que más dinero ha invertido en armamento.
Esos señores y señoras de la intermediación no tendrán que plantar cebollas en cubiertas de autos y cuanto recipiente pueda albergar un poco de tierra, tienen caviar asegurado, del mejor que se produce en Rusia, uno de los países con los que Venezuela mantiene relaciones comerciales privilegiadas. Desesperado por conseguir divisas frescas, PDVSA acaba de vender en 500 millones de dólares una ampliación del paquete accionario de la rusa Rosneft en la venezolana estatal Petromonagas, de la franja del Orinoco, que ya sitúa a la rusa como poseedora del 40% de las acciones, empresa que poco a poco va desapareciendo del patrimonio de PDVSA, como tantas otras.
*Nota de la Redacción: esta columna de opinión ha sido publicada previamente en el semanario uruguayo Voces. La reproducimos con la autorización del autor.