Visitas de primavera a La Habana
Ha sido confirmado oficialmente el concierto habanero de los Rolling Stones para el viernes 25 de marzo en la Ciudad Deportiva.
El presidente Obama y la primera dama Michelle Obama estarán con nosotros los días 21 y 22 de marzo en una visita histórica, que deberá marcar otra ruta en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
El 3 de mayo se realizará el ya anunciado primer desfile de Chanel en América Latina usando como escenario el sabroso Paseo del Prado. A lo largo del mítico paseo y sobre los balcones que van desde Neptuno hasta San Lázaro el pueblo verá desfilar lo más sofisticado de la alta costura internacional. Los cubanos y cubanas empezarán a tener otro referente de cortes, géneros y colores, creaciones únicas que van de lo clásico a lo vanguardista.
La información visual o gestual es parte del entrenamiento que necesitamos recibir en medio del aislamiento y la desinformación.
Todas estas visitas y sus contextos ofrecen un protocolo ilustrativo que el cubano de hoy desconoce pero necesita frecuentar.
La posibilidad de elegir es muy importante para tomar cualquier camino en el futuro, pero para seleccionar, decantar, desdeñar o asumir es necesario vivirlo, tener la experiencia.
Veremos las calles colapsadas de turistas, reporteros, observadores internacionales, académicos, políticos o simples curiosos que viajan a la isla para ver “esto” antes de que “esto cambie”. Mi opinión es que “esto” es ya parte del cambio, un golpe de timón que imagino ponga fin a la lamentable pero cotidiana política musical impuesta a los productores y directores de programas en las emisoras y televisoras a lo largo del país; teniendo en cuenta telecentros y radioemisoras locales que aquí son un medio ideológico poderoso.
Otro cambio indudable es el lujo de ver en vivo, gratuitamente, a los Rolling Stones en un estadio antes asociado a actividades deportivas o culturales, siempre involucradas con la política de orientación revolucionaria sostenida por casi 60 años.
La presencia de otro show, otras voces y otros códigos, la posibilidad de bailar con otra banda sonora y de sintonizar otros discursos ideoestéticos marca también la entrada de otro tipo de información. Con ello surge la posibilidad de entender también la música, el arte, el rock y su saga como un gesto personal, sin dejar de sentir la política en la postura de esta intervención histórica permitida hoy por las mismas autoridades que por décadas diseñaron la rígida ideología insular.
Recordemos que por escuchar a estos roqueros británicos, sobrevivientes de un fenómeno creativo y vivencial heavy, muchos cubanos fueron castigados en los años duros. Por poseer un disco suyo de contrabando algunos fueron expulsados de sus trabajos, escuelas o estigmatizados por diversionismo ideológico.
Hay muchas posturas acerca de esta visita:
▪ Algunos se niegan a acudir porque sería pasar de lo prohibido a lo obligatorio.
▪ Otros sueñan con ir acompañados de sus padres e hijos para vivirlo de otra manera.
▪ Amigos de todo el país, colegas extranjeros e incluso parte del exilio anuncian que vienen a compartir esta particular experiencia con nosotros.
Todas las opiniones son válidas, pero lo cierto es que veremos a miles de asistentes bailar y delirar, gozar con lo que antes parecía condenarnos.
Sería sano que aquellos que necesiten escribir sobre este proceso participen de él. Diariamente me llegan artículos de autores que ensayan aproximaciones al fenómeno que está ocurriendo en Cuba, no todas las narraciones son coherentes o fieles a la complejidad de los acontecimientos.
Todo el mundo tiene derecho a juzgar el fenómeno Cuba, entre otras cosas porque hemos estado expuestos como un canon que intervino la ideología, la moda, el pensamiento y la vida diaria de muchas personas en el siglo XX y parte del XXI; pero la falta de internet y el estilo en que aquí suceden las cosas complejiza el claro fluir de la información. Existen especialistas, blogueros, periodistas y académicos que no están autorizados a venir o no quieren volar a la isla, pero hay que tomarse el trabajo de investigar.
En muchos casos detectas a quienes no han pisado suelo cubano nunca o en años porque su discurso ha caducado, y en otros, sientes que no han hecho el sondeo necesario y citan a personas que incluso están muertas. Algunos de estos textos circulan en publicaciones internacionales.
Los entresijos del cambio, la sutileza de este complejo pas de deux entre censura y apertura, el modo en que se suceden las cosas, es tan sutil como enrevesado, incluso para los que aquí vivimos, que a veces somos los últimos en enterarnos. Necesitamos otra mirada.
Esta primavera en La Habana será una excelente oportunidad para investigar y escribir sobre lo que acontece. Una colaboración seria que se instrumente desde adentro y desde afuera nos ayudaría en el proceso de transparencia. Aquí los espero.