Democracia y Política

¿Qué leía Marilyn Monroe?

Tenía 400 librosLa prestigiosa casa de subastas Christie’s clasificó la biblioteca personal de la rubia platino más icónica del cine. Entre sus favoritos estaban Kerouac (En el camino) y Thomas Mann (Muerte en Venecia). Y, curiosamente, en el rubro teatro, no se ven libros de Arthur Miller, su segundo esposo entre 1956 y 1961, un año antes de su muerte por suicidio.

Joyce, Whitman, Kerouac, Hemingway… Los nombres de ilustres escritores que integran esa biblioteca de 400 volúmenes nos harían pensar, antes que nada, en algún intelectual, un nombre importante de las letras… Pero no. Se trata de la biblioteca personal de Marilyn Monroe, clasificada y ordenada por la casa de subastas Christie’s.

Marilyn-Monroe-biblioteca-ejemplares-AP_CLAIMA20141121_0139_36

Y si bien uno suele asociar a la rubia platino más icónica de la historia del cine como una mujer más preocupada por cuestiones frívolas, bastará recordar que entre sus tres matrimonios, el segundo ( de 1956 a 1961) fue con el prestigioso dramaturgo Arthur Miller -autor de Muerte de un viajante o Las brujas de Salem, entre otros clásicos del teatro-, para entender su afición por la lectura.

Un repaso de los libros de Marilyn nos permite asomarnos a los gustos literarios de la actriz. Por citar dos que tienen que ver con nuestra lengua, en el catálogo, clasificados con los números 264 y 268, aparecen una antología del gran poeta español Rafael Alberti y el clásico de Federico García Lorca, Poeta en Nueva York.También hay libros de filosofía (Aristóteles y Platón), pasando por los maestros rusos (Dostoievski, Tolstói y Chéjov), los clásicos franceses (Proust, Zola, Stendhal), hasta títulos claves de la literatura contemporánea. En este rubro, se destacan Muerte en Venecia, de Thomas Mann. La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzakis.

O En el camino, de Jack Kerouac, la gran novela de la Beat Generation y el mejor reflejo, sin dudas, de esa costumbre tan norteamericana: dejar el pueblo, salir a la carretera, buscar un destino. No por nada, Hollywood convirtió las “road movies” en un género en sí mismo.

Marilyn-Monroe 3-biblioteca-ejemplares-AP_CLAIMA20141121_0141_36 Marilyn-Monroe 4-biblioteca-ejemplares-AP_CLAIMA20141121_0140_37

En el rubro “teatro”, se destacan obras de O’Neil, Tennessee Williams y Bernard Shaw, pero curiosamente no se ven títulos de quien fuera su segundo marido, Arthur Miller. Y entre los novelistas contemporáneos, aspirantes a conquistar (escribir) la siempre esquiva Gran Novela Americana, Marilyn leía a Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner y Carson McCullers.

¿Quién dará más?

 

Un comentario

  1. A quienes aún creen que MM se suicidó les recuerdo leer «Investigación sobre un asesinato», de Donald Wolf y publicado por Emecé. Allí queda bastante claro, lo que ningún crítico de cine (salvo yo, claro, y no me las doy, jeje) se ha atrevido a respaldar hasta el momento: sus principales victimarios fueron John F. y Robert Kennedy, ambos asesinados luego en extrañas circunstancias dizque por haberse aliado con los «cusanos», alentado la causa de los derechos civiles de los negros (jajaja), usado la «caja menor» de los sindicatos (entre ellos, la del transporte, huelga decir Jimmy Hoffa, misteriosamente desaparecido en 1968), en fin, por haberse metido con la amante de Sam Giancana, Judith Campbell. Ahora bien, el haber estado casada conArthur Miller no hace de por sí a MM lectora: puede ser apenas un síntoma de ese síndrome tan gringo: (la) que se arrima a buen árbol, buena sombra (la) cobija. Y a nadie debe sorprender que no tuviera libros del agente viajante: quizás a la MM Miller le interesaba por o para otra cosa. Tirar. Que es lo que les gusta, no sólo a las mujeres. Bye…

Botón volver arriba