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Milos Alcalay: Los electores en América Latina no votan a favor sino en contra

alcalay2Tiene una dilatada carrera diplomática. Fue representante de Venezuela ante Naciones Unidas, Embajador de Venezuela en Brasil, Israel y Rumania. Viceministro de Relaciones Exteriores.  Presidente del Grupo de Trabajo de la Comisión de Alto Nivel para la Cooperación Sur – Sur. Vicepresidente de la Comisión de Desarme y Seguridad Internacional de las Naciones Unidas. Secretario Ejecutivo del Parlamento Andino en Bogotá, Colombia, con rango de Embajador. Secretario General del Parlamento Andino. Han sido sólo algunas de sus responsabilidades. Estas son sus reflexiones … 

Mucho se vuelve a hablar del movimiento político pendular en América Latina, sobre todo por los resultados electorales de Argentina y Bolivia. ¿Lo del péndulo es una leyenda o una realidad? 

Es una realidad y la demostración más palpable es ver, para no remontarnos muy atrás, a partir del fin de la II Guerra Mundial cuando se definen los grandes principios y valores, la reestructuración del modelo Panamericano con una visión integracionista hemisférica, a partir de la cual se refundaron muchas de las instituciones para basarlas en la orientación y tendencia que América Latina pudiera tener. Así por ejemplo, durante mucho tiempo, después la II Guerra Mundial, la creación de la Organización de Estados Americanos basada en los pilares de los Derechos Humanos, de libertad, libre empresa se orientó a través de esa organización, toda una serie de lineamientos que definían cuál era la orientación que debía seguir América Latina. 

¿Cuál era? 

Desde el primer momento hubo una tendencia muy marcada hacia el desarrollismo, todo lo que planteaba la escuela de la CEPAL, buscar los mecanismos de privilegiar la producción nacional, no a las importaciones, buscar vías que permitieran crear el desarrollo, lo cual tuvo algunos efectos que se multiplicaron en el continente pero también muchos defectos. El problema no era solamente entrar en una sociedad cada vez más globalizada y más importante, sino que fracasaron muchos de estos modelos como la sustitución de importaciones por la búsqueda de nuevos modelos en América Latina pues no funcionaron a pesar de que inicialmente tenían buena intención. Y llegamos, a fines de la década de los 50, a la crítica a los sistemas liberales buscando una vía revolucionaria y es cuando se produce el ascenso de Fidel Castro al poder en 1959, comenzando un modelo de exportación de guerrilla. Vemos la presencia de las Farc, de los sandinistas, movimientos subversivos en Uruguay, en Argentina, en Brasil, en Chile, toda una Sierra Maestra para América Latina que también fracasó.   

El fracaso de Cuba lo ha reconocido el propio Castro…

Fracasó como modelo y fue también un fracaso humanitario. 

¿Quiere decir que esos péndulos siempre ha tenido un soporte ideológico? 

En cierta medida sí. Al menos una esperanza basada en ideas y en propuestas. Por ejemplo, frente al fracaso de partidos tradicionales vino la Internacional de las Espadas, aquellos militares proclamando que los gobiernos civiles eran corruptos y bobalicones y no los animaba el sentido patriótico de la Fuerza Armada. La teoría de la seguridad nacional, unida a esta especie de prepotencia militarista llevó a que Pinochet, a que Videla, a que los dictadores militares de Brasil, Centroamérica y los países andinos prosperaran en el péndulo de aquél momento. Pero el experimento pendular militarista también fracasó pues no solo no fue solución para los problemas económicos y sociales sino que agravó al cuadro con la violación de los derechos humanos. 

¿Cómo se ubica Venezuela dentro del movimiento pendular hoy en día? Pareciera que vamos a contracorriente…

Yo diría que como vanguardia porque cuando el modelo inicial se afincó en la sustitución de importaciones, Venezuela fue un país que tuvo mucho que ver en su implantación a través de pensadores como José Antonio Mayobre y toda una escuela que se sumó a esa línea. Posteriormente, Venezuela fue durante varias décadas una isla democrática en América Latina. Y si bien  estuvo aparte en ese aspecto no dejó de ser pionera para lo que luego se dio en el continente. Eran dos modelos que se enfrentaban: el modelo de Fidel Castro, la revolución marxista o el modelo democrático de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Luis Herrera. Con sus pro y sus contra pues en medio siglo de vigencia logró grandes aportes pero también aparecieron contradicciones que luego fueron utilizadas para descalificarlo. Pero la perspectiva de vanguardia de la Venezuela democrática era admirada en América Latina como una isla democrática, el lugar donde venían a refugiarse tanto la derecha militar como la izquierda comunista. Cuando los senadores brasileños comenzaron a diseñar su democracia se inspiraron y basaron en la democracia venezolana. Los chilenos que convivieron y se nutrieron de nuestro sistema político lo tomaron como modelo. 

EL BLINDAJE PETROLERO 

¿Nos blindó la bonanza petrolera? 

Ciertamente y blindó también a un modelo que exhibía 50 años de fracaso como el fidelista pues encontró una fuerza militar marxista  para proyectar dentro de América Latina nuevos modelos. Lo que yo llamo la “albanización” del continente y es allí donde ocurre un nuevo movimiento pendular que va a incluir a Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Nicaragua, el Frente FMLN; es lo que permite a ex guerrilleros como Dilma Roussef, Mujica, algunos en Chile, llegar a posiciones de poder; es decir, había un marco que Chávez llamó “proceso irreversible”. Pero equivocaron el análisis pues los movimientos pendulares no son irreversibles. Y lo estamos viendo. El declive es evidente y el fracaso inocultable.  

Más que una albanización pareció una galvanización de América Latina hacia gobiernos que promovían el fracasado modelo cubano… 

No hay gobiernos eternos y lo grave de este período de galvanización es que los protagonistas, muy inspirados en el modelo de Fidel Castro, pretendieron eternizarse en el poder. Castro logró lo que no pudieron los comunistas de Europa del Este, pero ya comienza el péndulo a afectar a su régimen, a la Kirchner que no puede presentarse a la reelección, a Evo Morales no se lo permiten tampoco. Correa en Ecuador ha sabido leer las tendencias y anuncio que no volverá a aspirar. Igualmente ocurre con aspirantes a otros niveles, es el caso de Petro en Bogotá. Así, nuevas fuerzas han visto que el populismo en acción, al igual que el desarrollismo del pasado, no son la solución. Las nuevas fuerzas están claras y por eso el movimiento pendular que vemos ahora. La solución es la búsqueda de una armonía adaptada a los grandes problemas de la actualidad, del siglo XXI y del año 2016, no del 58 o del 68, sino que el reto es adaptarse y el péndulo hace fracasar a gobiernos que se suponían eternos. _  

También fracasó el Foro de Sao Paulo. Ahora vemos a un Lula extemporáneo que pretende, contracorriente, volver al poder…

El fracaso del Foro de Sao Paulo es evidente porque gobernaron y no sólo no corrigieron lo que prometieron sino que multiplicaron los problemas. Lula está envuelto, al igual que muchos de sus partidarios, en graves problemas  de corrupción que comprometen hasta a sus familiares; la injusticia social aumentó y esa era una de sus banderas más importantes. Yo diría que hubo allí buena fe. Lula quería la justicia social pero eso no se hace por decreto, sino con una visión en la que es necesario incorporar a todos los sectores del país. Y en eso anda América Latina. Cuando uno ve el triunfo de Macri, el resultado del 6D en Venezuela, los resultados de Bolivia, hay un mensaje claro: aquellos que juegan a la política del avestruz y no quieren entender el mensaje están llamados a fracasar de una manera estruendosa. Los errores que hemos visto en el caso de Venezuela, el desabastecimiento, la falta de medicinas, la violencia, el colapso en los diferentes sectores, la inflación, muestran que el gobierno pierde la oportunidad de hacer grandes cambios a partir del mensaje que envió el pueblo a través de las elecciones. No quieren reconsiderar el tema del dólar, no piensan rectificar en nada; por el contrario, siguen insistiendo –y eso es una mala lectura-  en profundizar los errores y lo que están haciendo es empujar el péndulo en su contra. Insisten en que la mayoría está con ellos y ya se sabe que la cosa es muy distinta.

EL VOTO LATINOAMERICANO  

Hablando de Macri, su reto es muy difícil. Argentina tiene muchos problemas y cerca está el regreso de Bachelet –contra el péndulo- después de un empresario presidente como lo fue Sebastián Piñera…

No es un reto fácil. Pero no es negativo que en algunos casos se observe ese retorno pendular porque pienso que a través de la alternabilidad el pueblo recompensa o castiga los desempeños políticos. Los electores en América Latina no votan a favor de sino en contra de. Votan en contra de un sistema que no les ha dado la calidad de vida a que aspiran y no solo somos nosotros aquí en América, creo que en el mundo entero es igual. Esa esperanza es la que hace que un empresario como Trump en Estados Unidos, empresario exitoso y alejado de la política y que hace de la antipolítica su base, de repente pueda sorprender con un ascenso vertiginoso. 

O el caso de Fujimori en Perú…

Exactamente, o tantos otros empresarios en América Central. El hecho de identificar el éxito empresarial de un hombre con el éxito gubernamental  se da unas veces y otras no. Depende de muchas circunstancias. Pero los movimientos pendulares son positivos y diría que lo es más en tanto las fuerzas políticas entiendan que deben adaptarse a los signos de los tiempos. Se utiliza mucho el lema “no volverán”. Si los partidos políticos piensan en volver a gobernar como en el año 58, por supuesto que fracasarán. Son dos países muy distintos la Venezuela del año 1958 y la actual. Creo que hoy en día eso lo tienen claro los partidos. Deben leer que la dinámica es muy distinta y ser capaces de interpretar lo que el ciudadano quiere, aquí y en cualquier país del continente. El que interprete bien el signo de estos tiempos, la opción preferencial hacia los grandes problemas populares, reconocerá al gigante que ha despertado y que no es otro que el clamor popular. Antes era como una especie de cosa inerte que aceptaba con resignación su destino. Hoy en día no es así. Las cosas han cambiado. La participación popular, la búsqueda de una mejor calidad de vida, el empoderarse de una serie de situaciones que afectan a las mayorías es irreversible. Entonces, cuando vienen con el cuento de que hay que sacrificarse en nombre de la patria, la gente se rebela porque quiere una mejor vida. Es lo que hizo fracasar a los regímenes comunistas en Europa del Este y también a los regímenes del Alba en nuestra América Latina.

Pero una  cosa es el péndulo y otra la reelección. Lo que estamos viviendo hace que la gente se vuelva contra la reelección o la mire con ojeriza,  a pesar de que democracias muy consolidadas como Estados Unidos e Inglaterra la practican y eso no ha sido problema. ¿Será que no es una buena opción para nuestros países?  

Hay dos tendencias: los no reeleccionistas a ultranza y los reeleccionistas a ultranza. Creo que ninguna de las dos es la acertada. Lo que sí es necesario, por el poder del presidencialismo en estos países, es encontrar mecanismos para que se permita la reelección, no inmediata, sino pasado un tiempo. La Constitución venezolana de 1961 fue muy sabia en ese sentido. Independientemente de los resultados, buenos, malos o regulares de un gobierno, para ser reelecto debían pasar dos períodos, lo que significa que un presidente no puede terminar su administración y convertirse automáticamente en candidato. Dos períodos es un tiempo suficiente para buscar el equilibrio de nuevas fuerzas políticas y si, efectivamente, la voluntad popular es ratificar a un expresidente pues muy bien, esa sí es una democracia. Lo que, ciertamente, es absolutamente inaceptable, es la reelección inmediata porque el peso presidencial es muy fuerte, sobre todo en países en donde se vive prácticamente de “papá Estado” que da becas, cargos, privilegios…

Un clientelismo nocivo…

Absolutamente nocivo, además de utilizado de una manera totalmente inescrupulosa. Si usted no vota por mí le quito el apartamento o el taxi, lo despido de su cargo. Obviamente, la gente tiene miedo y vota, lo cual ocurre en todos nuestros países. En países donde existe un equilibrio de poderes, como los europeos, no te importa votar en contra del Primer Ministro pues no te pueden despedir por ello. Aquí, votar contra el gobierno ya lo llaman “traición a la patria”. Un militar que no diga “Viva Chávez”, lo cual es inaudito en cualquier otro país, aquí es castigado. Diría que el reeleccionismo tendría que eliminarse, preservando posibilidades como ahora que Lula vuelve después de mucho tiempo. Si tiene el favor popular, muy bien. Se alega la experiencia europea pero en Europa es distinto pues no son países presidencialistas sino parlamentaristas. Cuando eliges por 7 años a un presidente, ese presidente es un jefe de Estado más no de Gobierno; quien gobierna es un Primer Ministro electo por el equilibrio de fuerzas de los parlamentos. Las funciones de un presidente son fundamentalmente protocolares por lo que no importa elegirlo por 7 años. Pero donde sí es necesario el equilibrio  es con el Jefe del Gobierno. En nuestros países presidencialistas el jefe de Estado y  el jefe del Gobierno es el mismo, se mezclan las dos condiciones, lo cual no es aceptable.

@milosalcalay -Originalmente publicado en ABC de la Semana-

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