TEILHARD DE CHARDIN
La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, pero no la cabeza. La frase es de Chesterton, el creador del padre Brown, convertido al catolicismo. Desde santo Tomás a Teilhard, teólogos e intelectuales han escrito sobre el fundamento racional de la fe.
Los últimos descubrimientos de la física cuántica apuntalan la idea de Dios como creador de la materia, pero la fe es en última instancia una adhesión. Se cree o no se cree. Las dos hipótesis son igualmente sostenibles con argumentos racionales.
Los últimos descubrimientos de la física cuántica apuntalan la idea de Dios como creador de la materia, pero la fe es en última instancia una adhesión. Se cree o no se cree. Las dos hipótesis son igualmente sostenibles con argumentos racionales.
Dejando al margen este debate metafísico, de lo que no hay duda es de que resulta imposible entender la historia de Occidente y nuestra propia identidad sin el cristianismo. El arte, el pensamiento y la política están impregnados del mensaje de Cristo.
He escuchado anteayer a un líder de Podemos despreciar el catolicismo tras afirmar que nada se puede esperar de una Iglesia que margina a la mujer y asume los valores más reaccionarios. No deja de ser paradójico que el dirigente de un partido que, una década después de su nacimiento, ha sufrido una gran pérdida de credibilidad critique a una institución que ha sobrevivido dos milenios.
La pregunta es por qué. Y la respuesta es porque el mensaje cristiano sigue vivo y sigue atrayendo a nuevos creyentes en los cinco continentes. El amor, la compasión, la redención y la resurrección son los pilares que sustentan la fe. Puestos a apostar, como subrayaba Pascal, es mejor apostar por Dios que por el dinero, el poder o la fama. Esas fueron las palabras de León XIV.
Por eso, me parece un error la marginación de la enseñanza religiosa en nuestro sistema educativo y el declive de las Humanidades. Para saber quiénes somos y comprender el mundo, necesitamos conocer la historia de la cultura cristiana. Sin ir más lejos, la Ilustración nace de una corriente del pensamiento católico que reivindica la libertad de conciencia y la separación de poderes.
Stalin se preguntaba cuántas divisiones tiene el Papa. Si la Iglesia ha sobrevivido no es por su fuerza militar o política sino por su dimensión espiritual. El Pontífice de Roma tiene un ‘poder blando’ que guía a cientos de millones de católicos y es una referencia moral que llega a todos los rincones del planeta.
San Agustín, Descartes, Bach, Pasteur, Max Planck o Simone Weil fueron cristianos. De la fe han salido las creaciones más sublimes de la humanidad. Sería también imposible comprender a Marx, a Darwin y a Freud sin el contrapunto del cristianismo que intentaron socavar con sus ideas.
Teilhard afirmaba que el Universo confluye hacia Dios en el llamado «punto omega». Es imposible saber si estaba en lo cierto, pero prefiero hacer un acto de fe y creer, con todas las dudas, que el «Universo es arcilla con múltiples posibilidades que Dios modela a su antojo».