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Cardenal Baltazar Porras Cardozo: Los mártires de la selva ecuatoriana

 

El martirio es considerado como tal cuando es producto de un acto directo contra alguien por su condición de creyente. En este caso, estamos ante una vía que abrió el Papa Francisco de reconocerlos como “mártires de la caridad”, pues en la entrega al servicio de unos indígenas difíciles de contactar pues el acorralamiento y extinción de parte de quienes buscan solamente su propio beneficio sin detenerse ante la vida de seres humanos genera un rechazo explicable que a través de la violencia busca reivindicar sus derechos.

 

La explotación petrolera en la selva ecuatoriana ha sido escenario desde hace décadas de los desmanes de las empresas petroleras en la destrucción del medio ambiente y en el desplazamiento y eliminación de las etnias indígenas que ocupan esos parajes. La labor de los misioneros de esas zonas selváticas en unión con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana ha denunciado y trabajado en la defensa integral de los habitantes primigenios y del entorno natural. Estamos ante situación muy distinta a la vivida en Venezuela en la explotación de los hidrocarburos tanto en oriente como en occidente no hubo este tipo de problemas.

En ocasión del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Quito en septiembre 2024, los promotores de la causa de los mártires de la selva me visitaron y obsequiaron sendas publicaciones, muy interesantes y patéticos porque es una realidad lacerante que clama al cielo. Siento que es un gesto profético la decisión del Papa León XIV en el inicio de su pontificado la aprobación de martirio de dos misioneros en Ecuador: Mons. Alejandro Labaka y la Hna. Inés Arango.

El martirio es considerado como tal cuando es producto de un acto directo contra alguien por su condición de creyente. En este caso, estamos ante una vía que abrió el Papa Francisco de reconocerlos como “mártires de la caridad”, pues en la entrega al servicio de unos indígenas difíciles de contactar pues el acorralamiento y extinción de parte de quienes buscan solamente su propio beneficio sin detenerse ante la vida de seres humanos genera un rechazo explicable que a través de la violencia busca reivindicar sus derechos. Murieron atravesados por decenas de flechazos o lanzadas en la selva ecuatoriana. Sabían el riesgo que corrían pero sentían que tenían que acelerar el ritmo de su acción para proteger a ese clan de la selva de la voracidad de las compañías explotadoras de petróleo.

 

Alejandro Labaka e Inés Arango: entrega generosa de la vida, aunque sin ser mártires

 

 

Alejandro Labaka, nació en el país vasco (Beizama) el 19 de abril de 1920. A los 17 años ingresó en el noviciado capuchino y fue ordenado sacerdote en 1945. Su vocación misionera lo llevó a China (1946-1953) hasta la expulsión por parte del régimen comunista. En 1954 llegó a la Amazonía ecuatoriana identificándose con la etnia huaorani de la que dominó su lengua y cultura, siendo adoptado por los líderes indígenas como hijo. Escribió un voluminoso libro titulado “Crónica Huaorani” que es el gran testamento de su espiritualidad misionera en la que estaba consciente del duro trabajo a favor de aquellas etnias olvidadas: “Hoy, los que trabajen por las minorías deben tener vocación de mártires”.

Desde 1965 fue nombrado prefecto apostólico de Aguarico y en 1984 fue ordenado obispo al ser elevada la circunscripción a Vicariato Apostólico hasta su martirio en 1987. La conversación en Quito con los promotores de su causa y la lectura del libro antes citado y otros escritos me impresionaron y me hizo caer en la cuenta de la entrega incondicional de este hombre a la causa de la justicia y de la promoción humana, espiritual y cultural de aquella gente por la que se apasionó y dio lo mejor de su condición de misionero. Fue mucho lo que durante aquellos años abogó ante las autoridades y ante los representantes de las compañías petroleras por la defensa de las varias y pequeñas etnias que habitaban aquellos parajes. Los Tagaeri, reacios a entrar en contacto “con los extranjeros” fueron objeto de preocupación y cercanía para poder ayudarlos y protegerlos. Era riesgoso entrar en contacto con ellos.

Junto a él, una religiosa terciaria capuchina de la Sagrada Familia, de nacionalidad colombiana, Inés Arango, (Medellín 1937), trabajó y fue superiora de varias comunidades de Aguarico atendidas por los capuchinos. Tenía conciencia de los riesgos que corría en aquella región. La víspera de su muerte, Sor Inés escribió una nota de despedida con sus últimas disposiciones: una especie de testamento, que confirmaba su conciencia del peligro que correría. El obispo Alejandro se lo había pedido: «Inés, deja todo arreglado, por si no volvemos».

Ambos murieron atravesados por lanzas y dardos que atravesaron sus cuerpos hasta dejarlos sin vida el 21 de julio de 1987. Intentaban contactar el clan Tagaeri con los que habían tenido conversaciones y eran aceptados por ellos. Pero al bajar del helicóptero que los transportó un grupo de ellos los acribilló poniendo fin a unas vidas que solo intentaban salvar la vida de aquella tribu. Lo hacían por la convicción de que era la exigencia samaritana para buscar la supervivencia de ellos con acatitudes inéditas de vivir el evangelio como salvación universal. La narración y las imágenes de aquel terrible episodio hablan por sí solas.

Benedicto XVI presidió en 2008 los 50 años de la comunidad San Egidio y bendijo el templo de los mártires del siglo XX donde reposan reliquias de ambos misioneros ecuatorianos. El avance de la causa por disposición de León XIV es signo inequívoco de su sensibilidad por esta realidad que él vivió y compartió en el Perú. Alejandro e Inés ofrecieron sus vidas por la aceptación heroica “propter caritatem” de una muerte cierta e inminente. Labaka es un ejemplo de misionero defensor de los derechos humanos y activistas ambientales, testimonio perenne de la entrega de tantos hombres y mujeres que a lo largo de los siglos han dado su vida por la causa del Evangelio a favor de los más olvidados de la tierra. Encomendémonos a estos valientes santos.-

 

 

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