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Timothy Snyder y el problema de la libertad

El historiador ataca en su último libro, más como activista que como intelectual, las ideas de neoliberales y libertarios

Timothy Snyder y el problema de la libertad

El historiador estadounidense Timothy Snyder| Wikimedia Commons

 

Hay libros cuyo mayor valor radica en hacernos volver a los clásicos que amamos. ¿Por qué? Porque a medida que avanzamos en su lectura se nos van haciendo más evidentes las insuficiencias que contienen, de modo que, por una especie de mecanismo natural de asociación, terminamos regresando a alguna obra de referencia que tratara la misma temática con mayor rigor y solvencia. Tal es lo que ha experimentado este humilde lector con el ensayo del historiador Timothy Snyder (Ohio, 1969), Sobre la libertad, que ya desde su título apela al clásico de Stuart Mill, pero que teniendo en cuenta que aspira a ser un ataque frontal contra el concepto negativo de libertad es al viejo Isaiah Berlin a quien, con la misma pasión del tango de Gardel, finalmente nos hace volver. Qué inmenso placer supone entonces rencontrarse con la refinadísima inteligencia y el tono siempre ligeramente escéptico y bienhumorado de quien tuvo la humildad de declararse, más que filósofo, historiador de las ideas.

«Se pueden hacer» –nos dice Berlin– «suficientes manipulaciones con las definiciones de hombre y de libertad para que signifiquen todo lo que quiera el manipulador. La historia reciente ha puesto muy en claro que esta cuestión no es meramente académica». Y, en efecto, así ha sido. El pensador inglés obviamente no pudo conocer a Timothy Snyder, aunque dudo mucho que, teniendo en cuenta su disposición intrínsecamente liberal a escuchar a los que no pensaban como él, lo hubiera considerado un manipulador, pero de lo que sí estoy seguro es de que se hubiera divertido mucho leyendo su ensayo.

Ya, para empezar, llamar ensayo al libro de Snyder constituye una cierta licencia poética. Cuando uno piensa en este término lo asocia a un conjunto de reflexiones de carácter principalmente argumentativo que se focalizan sobre un determinado asunto. O dicho en la célebre definición de Ortega: una exposición científica no acompañada de la prueba explícita. Frente a ello, el texto de Snyder, siguiendo esa costumbre un tanto irritante del academicismo anglosajón que considera casi un precepto la inclusión de en toda obra, sea del género que sea, de un componente autobiográfico, es una miscelánea que contiene, por supuesto, reflexiones sobre la libertad, pero enterradas a menudo bajo un número ingente de páginas en las que las peripecias personales cohabitan con experiencias profesionales, las cuales, a su vez, remiten a conflictos históricos o a los más variopintos problemas actuales. El resultado no sólo es interminablemente digresivo, sino que, a efectos de los que se busca, resulta mucho menos efectivo.

Siendo Sobre la libertad un escrito que aspira fundamentalmente a atacar el concepto de libertad negativa o libertad liberal, tal vez hubiera resultado más eficaz un texto de menos páginas en el que, en primer lugar, se definieran bien los términos para pasar a objetar a continuación las posibles deficiencias del concepto de libertad que se pretende impugnar, al tiempo que se desarrollan las virtualidades que ofrece su anverso, la libertad positiva, en términos político. Nada de esto encontramos en el libro de Snyder. Decía un profesor que tuve en la Universidad que puede que la filosofía que no sirva para mucho, pero que a quien carece de dicha formación se le termina notando. Siendo el de la libertad uno de los problemas filosóficos (y cuando digo filosófico, quiero decir filosófico) más difíciles y profundos, el lector no puede evitar la impresión de que el autor se ha aventurado en unas espesuras que le vienen grandes. Por ejemplo: no sólo no se toma el trabajo de definir en ningún momento a qué se refiere cuando habla de libertad negativa, sino que cuando se aventura a poner ejemplos de la misma tenemos la certeza de que no ha entendido el concepto.

De hecho, en algún momento particularmente patético llega a escribir lo siguiente: «Ya hemos afirmado unas cuantas formas de libertad negativa: basta con eliminar la propiedad (Marx); basta con eliminar a los judíos (Hitler); basta con eliminar a los imperialistas (anticolonialistas); basta con eliminar al «Estado (los estadounidenses)». Para Snyder, la libertad negativa no es sino «el autoengaño de las personas que en realidad no desean ser libres».

Combate político

Pues bien, a partir de esto no puede extrañarnos que, en un libro que pretende abordar un problema del que a lo largo de la historia se han ocupado grandes pensadores, no aparezca ninguno. El nombre de Stuart Mill, por ejemplo, surge alguna vez de un modo puramente incidental, pero del ya mencionado Isaiah Berlin simplemente no hay rastro alguno. Pero ¿se puede plantear una crítica a la libertad entendida como la necesidad de un ámbito en que «al sujeto se le deja o se le debe dejar hacer lo que es capaz de hacer o de ser, sin que en ello interfieran otras personas» sin que se mencione ni una sola vez la celebérrima conferencia Dos conceptos de libertad? Ni siquiera hubiera sido necesario que el autor atravesara el Atlántico: en su propio país dispone de una pensadora tan interesante como Judith Schklar que, a partir de la aguda conciencia de la necesidad de atenuar en lo posible los efectos de cualquier forma de crueldad, aporta consideraciones muy valiosas sobre la libertad negativa que incluyen, además, una genuina preocupación por valores tales como la justicia y la igualdad.

La conclusión a la que llegamos es que a Snyder en realidad le importa bien poco la discusión estrictamente filosófica sobre los usos de la libertad en el espacio político, toda vez que su punto de vista es estrictamente ideológico. La libertad negativa contra la que se enfrenta no es ni mucho menos la que desarrollaron los padres del liberalismo clásico, sino la grosera simplificación de la misma que han perpetrado los neoliberales o libertarios americanos. Entendido esto, comprendemos que el libro de Snyder no es otra cosa que un libro de combate político en el que los molinos de viento no son gigantes, sino simples fantasmas conceptuales. Ello nos permite comprender a su vez la beligerancia del autor en algunos artículos y entrevistas, en donde muestra su vertiente más de activista que de intelectual.

Así, en un artículo publicado en El País encontramos afirmaciones que no desentonan con algunas de las que contienen su libro: «La libertad no es solo la ausencia de barreras y prohibiciones, como considera una buena parte de la derecha, incluidos Donald Trump, Javier Milei o Isabel Díaz Ayuso. Hace falta que se den las condiciones (y algunas nos las proporciona el Estado) para que podamos ejercer nuestras libertades».

Nada, en definitiva, que entre en contradicción con el liberalismo clásico. Pero entonces, ¿no hay nada que salvar en el libro de Snyder? Sí, el exhaustivo catálogo que despliega frente al lector de los más acuciantes problemas actuales. Pero ese, tal vez, es otro libro que nada tiene que ver, al menos desde un punto de vista filosófico, con el problema de la libertad.

 

Manuel Ruiz Zamora es historiador del arte y filósofo. Codirige la revista ‘Fedro’ y colabora habitualmente en medios periodísticos. Ha publicado libros…

 

 

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