Ana Cristina Vélez: Sobre la película Fórmula 1
El guion de Fórmula 1 repite la consabida fórmula de Hollywood, que se puede describir así: hay una situación humana en la que participan dos que al principio son rivales, pero se enfrentan a una dificultad por fuera de la relación —en este caso ganar carreras automovilísticas—
El guion de Fórmula 1 repite la consabida fórmula de Hollywood, que se puede describir así: hay una situación humana en la que participan dos que al principio son rivales, pero se enfrentan a una dificultad por fuera de la relación —en este caso ganar carreras automovilísticas—. Las cosas empiezan bien y prontamente surge la primera dificultad o prueba; la superan; luego, llega una segunda dificultad, la superan; luego, todo parece ir bien, y de repente surgen hechos que hacen que las cosas se pongan mucho más difíciles; bah, la superan. La cuarta es todavía más difícil, pues hay gato tapado, y más arandelas que salen, pero las superan. Luego, por fuera de la trama principal surge un nuevo asunto, uno que amenaza lo existente. Todo lo logrado parece perdido, pero en el último, ultimito segundo, las cosas se salvan y entonces, ruedan litros de champaña Viuda de Clicquot que se descorchan hasta literalmente lavar el suelo. Es el derroche, es la pompa y el boato de la sociedad americana que, respecto al consumismo, da mal ejemplo al mundo entero. Y para completar la fórmula de Hollywood está la moraleja: el egoísmo no lleva a ninguna parte, por eso es importante trabajar en equipo. Como las dificultades van siempre en aumento, el espectador está enganchado desde los primeros minutos, en una especie de carrera de obstáculos.
Otro gancho es poner a Brad Pitt. Obviamente, hay una escena de sexo, poco erótica y nada romántica. Pero asistir a la película para ver a Brad Pitt no paga, pues la cámara ¡no lo deja ver! Casi siempre lo muestra en un close up o metido dentro de un casco o en el mejor de los casos con audífonos grandes que le tapan las orejas y media cara; y si está desnudo, desde la cintura para arriba, o está en la bañera o en la oscuridad.

Si antes fue el cine mudo, ahora es el sonido como cine. La banda sonora es absolutamente genial. El sonido se encarga de darle al guion todo el valor y la carga emocional. Los efectos más efectivos descansan en la música, y en las aceleraciones y ruidos estruendosos de los motores de los autos.
La cámara parece siempre, o casi siempre, para no exagerar, demasiado cercana a los personajes, a las piezas de los autos y nunca, siente uno, se aleja lo suficiente. Las secuencias visuales, además, saltan muy rápidamente de un espacio a otro, y de un enfoque a otro, tan velozmente que uno se ve obligado a inventar lo que está viendo, pues solo cuando no hay nada interesante para ver, la cámara se aleja y deja apreciar.
Los efectos de velocidad, de alta velocidad son muy buenos y no llegan a producir mareo, pero sí algo de vértigo. Hay que tener sensibilidad al vértigo por supuesto.
Los autos en competencia y los videos de las carreras computarizadas de lo que deben hacer los autos ocupan el mayor espacio y tiempo de la película.
Las personalidades no tiene matices, como es usual en “la fórmula”, son nítidos y de una sola cara: el loco arriesgado, jugador, Juan si miedo, que no tiene nada que perder, encarnado por Pitt; el joven vanidoso, inseguro, egoísta y tonto, pero talentoso, encarnado por Damson Idris; el jefe, cabeza de todo, muy expresivo emocionalmente, encarnado por Javier Bardem; la mujer sexi y bella y además inteligente, que está superando su divorcio y quiere demostrarle al exmarido lo valiosa que es, interpretada por Kerry Condon. Y hay más personajes, pero secundarios.
La película sí se luce mostrando lo imponentes y fantásticas que son las carreras de la fórmula 1. Impresiona ver que cambiar todas las llantas de un auto de carreras les toma segundos a los ayudantes, literalmente.
Seguramente que el cine para adolescente, el cine de hoy para masas de jóvenes es así, más parecido al video musical que al largometraje, solo que las personas mayores no estamos acostumbradas. Los expertos en Formula 1 se burlan de la película.
Estudié diseño industrial y realicé una maestría en Historia del Arte. Investigo y escribo sobre arte y diseño. El arte plástico me apasiona, algunos temas de la ciencia me cautivan. Soy aficionada a las revistas científicas y a los libros sobre sicología evolucionista.