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Los peligros de hacer turismo en la cima de un volcán

«Si la agenda electoral está marcada por la inmigración, la seguridad y la corrupción, el gran beneficiado no va a ser ninguno de los partidos que ocupe el centro, sino los situados en la extrema derecha»

Los peligros de hacer turismo en la cima de un volcán
                                           Ilustración de Alejandra Svriz.

Siempre me ha fascinado la gente que realiza deportes de riesgo y turismo extremo. Me refiero a esos que sin encomendarse a deidad alguna ni pensarlo demasiado deciden dedicar su verano a subir el Everest en chanclas, a probar la consistencia de los alisios a lomos de un parapente casero o los que tras cinco horas de travesía, se comen el bocata sentados al borde de un volcán del que comienzan a brotar sospechosas columnas de humo sulfuroso.

Y es que todos tenemos grabada en nuestra retina imágenes de animosos grupos de turistas vestidos con la reglamentaria camisa hawaiana que desoyendo las recomendaciones de los científicos, han terminado huyendo despavoridos y en ocasiones incluso se han visto mortalmente atrapados por una erupción volcánica que, en términos científicos, entraba dentro de lo posible.

Ya, ya sabemos que la vulcanología no puede predecir el momento exacto en el que una explosión piroclástica va a arrasar todo a su paso como sucedió en Pompeya, pero ha avanzado lo suficiente como para identificar cuáles son los factores de riesgo que indican que una erupción está próxima. Curiosamente, algo muy similar a lo que sucede con la sociología y la mayoría de las llamadas ciencias sociales.

“Supongo que en Vox deben estar observando, entre divertidos y asombrados, cómo van a lograr un resultado electoral histórico sin haber tenido que hacer prácticamente nada para conseguirlo… salvo sestear plácidamente”

Me refiero a que por muy bien realizada que esté una encuesta, no podemos pedirle que adelante con detalle lo que va a suceder en unas elecciones que aún no tienen fecha de celebración, pero lo que sí puede decirnos con claridad es cuales son las tendencias de voto y los temas que están incidiendo en las mismas.

Y esto es exactamente lo que nos dice el estudio sobre los datos del CIS realizado para este diario por J.A. Gómez Yáñez, que además de la caída de intención de voto del PSOE provocada por el magma incandescente de los escándalos que han encadenado en los últimos tiempos y que han hecho huir hacia la abstención al 20% de sus votantes, y de la fina fumarola de un PP que sigue en cabeza escalando milímetro a milímetro la cima del volcán, lo que nos anuncia es que los sismógrafos y los medidores de gases nos están adelantando la posibilidad de una explosión mucho más significativa.

Una deflagración que tiene como epicentro a Vox, sin duda el máximo beneficiario de la actual crisis y un partido que ya se sitúa por encima del 18% de intención de voto gracias tanto a la robustez de su cuerpo electoral, el más firme y movilizado, como del millón largo de votos que ha logrado transfundirse desde el Partido Popular logrando un saldo neto de casi medio millón de votos tras el trasiego entre ambos, algo que de momento no pone en peligro la victoria clara de Feijóo en las próximas elecciones, pero añade un punto de incertidumbre a su intención de gobernar en solitario.

Y es que en un escenario multipartidista y polarizado como en el que nos encontramos, si la agenda electoral está marcada por la inmigración, la seguridad y la corrupción, el gran beneficiado no va a ser nunca ninguno de los partidos que ocupe el centro de la cancha, sino los situados en la extrema derecha del mismo.

Por eso me llama poderosamente la atención, que al igual que aquellos turistas que miraban maravillados las primeras señales de la última erupción del Etna antes de darse cuenta de que sus vidas estaban en peligro, los partidos que ocupan el centro de la cancha de nuestro país sigan insistiendo en arrearse uno al otro en temas que entran de lleno dentro del frame de Vox (recordemos, inmigración, inseguridad y corrupción), haciendo crecer exponencialmente en cada garrotazo las posibilidades electorales de estos, que supongo que deben estar observando, entre divertidos y asombrados, cómo van a lograr un resultado electoral histórico sin haber tenido que hacer prácticamente nada para conseguirlo… salvo sestear plácidamente.

 

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