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¡Nadie le preguntó a Petro!

 

 

Desde los días previos a las elecciones estadounidenses, Donald Trump había puesto un foco importante de atención sobre el tema del narcotráfico y su simbiosis con el terrorismo. Por primera vez la dupla droga y terrorismo comienza a considerarse como atentatoria de la seguridad de la primera potencia mundial. No puede ser motivo de extrañeza, entonces, que desde Washington se estén dando paso pasos cruciales para combatir el narcotráfico allí donde este se genera y desde donde se impulsa y se protege.

Ese, posiblemente, fue el asidero del ministro de la Defensa de Colombia para ver con buenos ojos el desplazamiento de tropas norteamericanas al mar Caribe, hecho que se encuentra en este momento en pleno desarrollo. Nadie sabe más que un uniformado de alta gradación de las fuerzas militares neogranadinas sobre cuánto ha sido el esfuerzo que su país le ha estado dedicando a esta causa y cómo a lo largo de las últimas décadas el objetivo del control del narcotráfico ha sido una causa compartida entre Colombia y Estados Unidos. El caso es que Pedro Sánchez, actual titular de la Defensa de Colombia, sin muchos ambages, otorgó su aval al operativo antidroga masivo que Estados Unidos ejecuta a través de un enorme despliegue militar en aguas internacionales del mar Caribe.

El ministro no vaciló en poner de relieve que la cooperación militar con Estados Unidos ha sido vital para la lucha contra grupos armados y la incautación de droga en mares colombianos: “En este momento llevamos 601 toneladas incautadas de cocaína, es la cifra más alta de toda la historia, 16% más comparada con el año anterior y parte de esa incautación se debe a los mecanismos de cooperación”. Estas fueron sus palabras y lo hizo saber una vez que el Departamento de Estado, a través de Marco Rubio, informara de la decisión del gobierno de Trump en torno al despliegue. El general (r) Pedro Sánchez es un oficial retirado de la Fuerza Aeroespacial Colombiana con más de 35 años de experiencia. El alto funcionario sabe de lo que habla.

Desde la óptica de su superior -el presidente de Colombia- las cosas parecen verse de manera diferente. Llama poderosamente la atención que en una materia tan clave como ésta existan discrepancias entre estos dos personajes que ostentan las mayores responsabilidades en el terreno de la seguridad nacional. La cooperación norteamericana con Colombia nunca ha sido vista con buenos ojos por el mandatario colombiano y sus desencuentros con el norte en este terreno de la contención y destierro del narcotráfico han sido frecuentes.

Lo que explica esta desconexión conceptual entre ambos funcionarios es que el ministro mantiene una línea de continuidad en la cooperación militar con Estados Unidos particularmente en la lucha contra los carteles. Dentro su visión de la realidad colombiana, para el ministro el despliegue de tropas estadounidenses en el Caribe es parte de un esquema ya existente de colaboración y no implica necesariamente subordinación.

El presidente, en cambio, plantea que esa cooperación entra en conflicto con su visión de soberanía y con su continua crítica a la «guerra contra las drogas» que siempre ha sido una bandera enarbolada por Washington. Para Petro todo lo norteamericano reviste un sesgo injerencista y considera que su estrategia antidroga, basada en interdicción y militarización, ha fracasado durante 50 años. En su lugar Petro propone enfoques de reducción de la demanda, transformación rural y regulación de mercados que hasta ahora no han resultado en nada. La realidad es que durante la administración actual los cultivos de cocaína se han exponenciado y Colombia sigue ocupando un destacado puesto como lugar de partida de la cadena de producción, procesamiento y tráfico de drogas que inunda a Estados Unidos y  Europa.

En esta ocasión, la estrategia de la movilización militar estadounidense reviste una determinación a la acción que no deja dudas. Antes de actuar, tanto el ELN como las disidencias de las FARC fueron calificadas de fuerzas terroristas. Colombia no tiene alternativa. Las acciones militares que Estados Unidos acometerá desde su ubicación en el Caribe no fueron consultadas con Gustavo Petro, pero el país y sus ciudadanos cosecharán buenos frutos si la determinación de Donald Trump llega a buen puerto.

 

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