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Hallazgos Macabros

Otzi

Los cadáveres de centenares de personas desaparecidas en siglos pasados comienzan a emerger mientras el calentamiento global acelera el deshielo a un ritmo vertiginoso.

Como para hacerle competencia a Otzi, el hombre de las nieves, que reposó cincuenta siglos en un sendero de los Alpes austro-italianos hasta ser descubierto en la primavera de 1991 y alojado en un museo construido en el Tirol, cerca de Bolzano, como una reliquia venerable.

Los glaciares suizos han perdido más de un kilómetro cúbico de hielo y el área total se redujo desde 1850 a poco menos de la mitad, así que las autoridades aguardan nuevos hallazgos para resolver algunas de las 306 desapariciones oficializadas a lo largo del último siglo, víctimas en su mayoría de accidentes o suicidios, aunque algunos casos son enfocados como criminales y otras resultaron de episodios militares.

Una bota hallada junto al matrimonio Dumoulin en julio de 2017.

No es un fenómeno  exclusivo de la Confederación, porque al menos 160 personas siguen sepultadas en el Mont Blanc francés y un experto forense de la Universidad de Berna opina que, en general, los cuerpos emergen en la cúspide de los glaciares y el grado de conservación depende de las circunstancias del deceso, de modo que algunos son momificados por el sol y los vientos secos antes de ser engullidos por el hielo y otros permanecen como meros esqueletos.

Pero, en cualquiera de los casos, los forenses enfrentan una carrera contra el tiempo, porque los restos comienzan a descomponerse al no más ser extraídos del hielo y hay que tomar muestras dentales y de ADN para cotejarlas con una base de datos de personas desaparecidas.

Así ocurrió en 2005 con el cadáver de un esquiador francés que cincuenta años atrás había incursionado en solitario cerca del monte Cervino, para celebrar su cumpleaños, y fue objeto de una laboriosa investigación a partir de una moneda de cinco liras y su costoso equipo de montañismo, y recientemente con dos jóvenes escaladores japoneses atrapados en una tormenta en 1970.

Forenses en acción

Y poco después, con los cuerpos en perfecto estado de conservación de los Dumoulin, un matrimonio francés buscado por sus hijos desde el verano de 1942, y los restos de tres hermanos de quienes no se tenía noticia desde marzo de 1926, devueltos por el glaciar suizo de Aletsch en el cantón de Valais.

En los Estados Unidos, la represa inaugurada en 1937 en el lago Mead entre Nevada y Arizona sobre los terrenos de un antiguo enclave mormón, ha devenido una caja de horrores a medida que su nivel descendía más de 52 metros, revelando desde un barco hundido hasta un cadáver encerrado en un barril, fruto tal vez de un ajuste de cuenta hace medio siglo entre bandas gansteriles en un periodo particularmente violento de Las Vegas.

Deshielo en el Everest, Foto X – @EverestToday

Y, por supuesto, los Himalayas añaden su cuota a la macabra estadística obligando al ejército nepalí a  crear un equipo especial de soldados y escaladores para descender los cuerpos de más de trescientos aventureros fallecidos desde que comenzaron las expediciones al monte Everest en 1920.

La coincidencia del calentamiento global con tres décadas de  avances impresionantes en la medicina forense abren así un campo de posibilidades infinitas a la criminología y un filón prácticamente inagotable, que al combinarse con la inteligencia artificial debería revolucionar el género negro literario y llevar a las pantallas una nueva ola de insospechada truculencia.  .

Varsovia, septiembre de 2025.

 

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