La única vía ante la injusticia
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El más reciente informe presentado por la Comisión de Determinación de los Hechos de la ONU para Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra es realmente terrorífico.
Los relatos sobre asesinatos, torturas y violencia sexual, entre otros delitos, supuestamente cometidos por funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado y encubiertos por las autoridades llamadas por la Constitución a hacer respetar los derechos humanos, dan cuenta de un engranaje institucional para la persecución y aniquilación del adversario político, convertido en “enemigo”.
La presidenta de la Comisión, la portuguesa Marta Valiñas, presentó nuevas evidencias de la dura represión que siguió a las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 y estableció que la persecución política “ha continuado en 2025 contra aquellos que defienden los derechos humanos y las libertades”.
En virtud de esta realidad, la experta aseguró que “no existe autoridad nacional que haya demostrado ser capaz de prevenir, perseguir y sancionar las graves violaciones de los derechos humanos que constituyen crímenes internacionales”.
Ante el colapso institucional frente al terror, los venezolanos esperan con ansias la oportunidad de que pueda hacerse justicia, tomando en cuenta, como lo apuntó Valiñas, que “la única esperanza de justicia para las víctimas” recae en definitiva en la comunidad internacional.