¿Cómo calificar al Gobierno de un país del que ocho de cada diez gobernados quieren emigrar?
¿A qué profundidad hundirá a Cuba la mafia encabezada por Raúl Castro que compulsa a emigrar, reduce la población, a la que encima hambrea y reprime?

¿Puede considerarse Gobierno de verdad a uno con 66 años en un país del cual, sin haber sido afectado por guerras o catástrofes naturales, ocho de cada diez gobernados quieren emigrar, y mañana mismo si fuese posible, para dónde sea, y cómo sea?
Por insólito que parezca para alguien no conocedor de la realidad cubana, una reciente encuesta en Cuba reveló que el 78% de los entrevistados quiere emigrar o conoce a alguien que lo va a hacer. El estudio lo realizó en la Isla el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).
No creo que haya otra nación en el mundo, sin guerras ni catástrofes, en la que cuatro quintas parte de su población tenga como meta en la vida irse de su tierra natal. Ni que desde 1958 su población casi no haya aumentado mientras que en el resto del planeta se ha cuadruplicado, triplicado o duplicado. Hoy Cuba tiene menos de la mitad de los 18 o 19 millones de habitantes que debiera tener de no haber nacido Fidel Castro.
Lo irónico es que durante los 57 años de república normal (liberal y capitalista) Cuba fue un imán de inmigrantes de todo el mundo. Como ya he destacado otras veces, solo en los primeros 28 años posteriores a la fundación de la república (1902-1930) arribaron a la isla 1,3 millones de inmigrantes, según el antiguo Ministerio de Hacienda cubano. Incluyendo 774.123 españoles, 190.046 haitianos, 120.046 jamaicanos, 34.462 estadounidenses, 19.769 ingleses, 13.930 puertorriqueños, 12.926 chinos, 10.428 italianos. Y otros 124.270 inmigrantes más de 25 países.
A eso súmense los inmigrantes posteriores, hasta 1958. Y que en diciembre de ese año unos 12.000 italianos habían iniciado los trámites en la embajada cubana en Roma para emigrar a Cuba.
En la República de verdad muy pocos cubanos emigraban
En dirección opuesta, la emigración de cubanos era muy baja. Hay cifras dispersas, pero una muy elocuente es que en casi 40 años, entre 1920 y 1959 emigraron hacia EEUU 122.607 cubanos según datos del Gobierno estadounidense. O sea, se fueron «para el Norte» 3.143 cubanos al año como promedio.
Pero «en eso llegó Fidel» y Cuba devino su antítesis, el mayor emisor de emigrantes en Occidente en proporción al tamaño de su población total. Desde el «triunfo de la revolución» han emigrado unos 3,5 millones de cubanos, y la mitad de ellos en solo dos años y medio, como veremos.
Eso arroja un promedio de 53.846 emigrantes anuales, para EEUU y todo el planeta, porque hasta en Isla Mauricio, Nueva Zelanda, Islas Seychelles, Islandia, Angola, Siberia, Tailandia, Filipinas, Marruecos, Kenia, Dubai, Egipto, Chipre, Papua Nueva Guinea, Kazajastan, Guinea-Bissau, la India, y en la mismísima Conchinchina hay cubanos.
Obviamente, a medida que ha empeorado la crisis existencial en Cuba más ha crecido la diáspora cubana que, irónicamente, es además la mayor fuente de divisas que tiene la mafia militar que hambrea al pueblo, luego de la explotación como esclavos modernos de miles de médicos en el extranjero,
Por eso hoy ya el régimen no busca impedir la emigración como hacía cuando la URSS subsidiaba la economía cubana y muchos iban a prisión por intentarse irse del país. Al contrario, ahora el propio Gobierno facilita e incluso promueve la emigración masiva. Lo hace en forma antinacional y utilitaria porque así hay menos bocas que alimentar, menos inconformes capaces de organizar protestas, y se reciben más dólares y paquetes desde el extranjero que evitan una devastadora hambruna masiva en Cuba, que siempre está a la vuelta de la esquina.
En solo 30 meses de Cuba se fue el 17,2% de su población total
A la mayor estampida de cubanos ocurrida nunca contribuyó decisivamente la política de fronteras abiertas de la Administración Biden. Se estableció un récord continental cuando desde octubre de 2021 a abril de 2024, en solo 30 meses, se fueron de la Isla 1,79 millones de cubanos, fundamentalmente para EEUU.
La población cubana se redujo a 8,6 millones de habitantes, según un estudio del demógrafo cubano (residente en la Isla) Juan Carlos Albizu-Campos, quien también detectó que en 2021 en Cuba había 10,4 millones de habitantes y no 11,1 millones como oficialmente decía el Gobierno (vía ONEI). O sea, en 900 días Cuba perdió el 17,2% de su población total.
Eso empeoró de golpe el hecho de que en Cuba la población apenas ha crecido desde mediados del siglo pasado. Y como contraste pongo tres ejemplos latinoamericanos: México en 1958 tenía 34,5 millones de habitantes y en 2025 tiene 130 millones, o sea cuatro veces más. Colombia tenía aquel año 14,6 millones de habitantes, y hoy 53,4 millones, su población casi se cuadruplicó.
Y Chile, que en 1958 tenía 7,6 millones de habitantes, hoy cuenta con casi 20 millones (19,8 millones). Casi se triplicó su población. En cambio, en Cuba la población de 6,5 millones de habitantes en 1958 apenas ha crecido 1,3 veces.
Se reduce en tamaño y cualificación el capital humano
Es esa una de las desgracias causadas por el castrismo-comunismo. En Cuba se achica la población y emigran básicamente personas en edad laboral, incluyendo profesionales universitarios, intelectuales y trabajadores altamente calificados. Ello reduce el tamaño y la cualificación del principal capital del país, el humano, cada vez más pequeño y menos eficiente.
En la Isla hay cada vez hay menos gente produciendo alimentos y bienes para todo el país y para mantener a jubilados, niños, amas de casa, enfermos y ancianos.
Agréguese a eso que la mafia de GAESA se apropia de las divisas que entran al país, al punto de que hoy generales, coroneles y toda la cofradía de vividores que manda en Cuba acumulan 18.000 millones de dólares en cuentas bancarias privadas mayormente en el extranjero.
Eso sumado a la asombrosa improductividad de la economía castrista, implica que el Gobierno tiene pocos recursos para sufragar los gastos necesarios del país. Ello expresa el proceso de «haitianización» de Cuba, ahora a un ritmo más acelerado. Pero eso lo abordaré por separado en otro momento.
Emigración, más fallecidos que nacidos e ínfima tasa de natalidad
Otra nefasta consecuencia del «vaciado de Cuba» es que agrava la crisis demográfica que afecta al país, pues además de la emigración masiva en la Isla mueren más personas que las que nacen y las mujeres se resisten a tener hijos.
En 2024 nacieron en Cuba solo 71.374 niños, para una caída enorme de un 21% con respecto a los 90.449 nacimientos de 2023, según datos oficiales. En tanto, murieron 128.098 personas en 2024. O sea, hubo 56.724 más defunciones que nacimientos. Y es de esperar que en 2025 el número de fallecimientos sea mucho más alto que el de los bebés nacidos. Ello agudiza el envejecimiento de la población cubana, el que aumenta a mayor ritmo en América Latina.
Estadísticas del Banco Mundial de hace dos años mostraron una tasa de natalidad en Cuba de 1,45 hijos por mujer fértil, muy por debajo de la media en América Latina que es de 2,1 hijos por mujer, y que según los demógrafos es la tasa mínima necesaria para que la población de un país se reemplace a sí misma y no disminuya. Por ejemplo, en Argentina la tasa de natalidad es de 2,3 hijos por mujer, en Guatemala (3,0), Perú (2,4), Honduras (2,5), Ecuador (2,5).
Claro está, es lógico que las mujeres hoy no quieran tener hijos en la Cuba de hoy. Las madres no desean que sus hijos vengan a pasar hambre y necesidades, a crecer raquíticos, enfermizos, bajitos, paliduchos, algo retardados mentalmente, mal vestidos, sin juguetes, etc.
Por último, quiero reiterar que no se trata aquí de que quienes ya emigramos nos oponemos ahora a que emigren quienes con toda justeza y necesidad hoy lo están haciendo. Se trata de que sin totalitarismo castrista-comunista la abrumadora mayoría de los cubanos que emigramos no lo habríamos hecho. Viviríamos hoy en nuestra hermosa isla, que habría seguido siendo un país de inmigrantes, y probablemente ya insertado en el Primer Mundo.
Sin los Castro, de Cuba no habría por qué irse para ninguna otra parte del planeta.