¿Ocaso de los Premios In-Nobles?

Pudieran estar sonando las campanas para los premios In-Nobles que cada otoño reconocen los hallazgos científicos más estrambóticos, a medida que la estupidez se entroniza mundialmente con los personajes más influyentes de quienes depende nuestra supervivencia misma.
Porque la realidad pareciera competir con la necedad que cultiva Marc Abrahams, padre de la iniciativa, e incluso superarla, con el agravante de que las humoradas del avispado publicista son fuente de ingenuo gozo y, en modo alguno, suscitan la angustia cotidiana que los pseudo-líderes de nuestra aldea global.
La ceremonia tuvo lugar con el tono jocoso que le caracteriza en la Universidad de Boston, transmitida por la red nacional de televisión pública que ha contribuido a elevar su popularidad a la par de eventos icónicos de la sociedad estadounidense como los premios Oscar y la Serie Mundial de Beisbol.
La mención Literatura, a título especial post-mortem, fue para el doctor William Bean, por el seguimiento del crecimiento de la uña de su dedo pulgar izquierdo…!durante 37 años!
Semana tras semana, el científico efectuó mediciones hasta concluir que la edad junto a la inmovilización del dedo y la disminución de la circulación sanguínea reducían el ritmo de crecimiento y que el aumento de la temperatura y la mayor presencia de sangre lo aceleraban; lo cual parece obvio y, en todo caso, suficientemente irrelevante como para ameritarle el in-noble galardón.
Y, sin embargo, el doctor Bean fue cualquier cosa salvo imbécil, porque se graduó en la Universidad de Virginia, trabajó en el afamado Johns Hopkins Hospital, publicó más de 600 artículos científicos, editó quince revistas, ejerció como profesor universitario y fue co-fundador de la Sociedad Osler dedicada a la historia de la medicina.
Una docena de zoólogos japoneses del Aichi Agricultural Research Center recibió la mención Biología al demostrar que las vacas trasvestidas en cebras dejan de interesar a los insectos, ahorrándoles el hábito de rascarse y sacudírse con el rabo frenéticamente, tan negativo para la salud mental y la producción lechera de los infortunados animales.
En Física, a la receta difundida por un equipo italiano en la revista Physics of Fluid para evitar la formación de grumos en la sencillísima y muy popular salsa romana a base de pimienta y queso pecorino; en Química, a la propuesta de Rotem y Daniel Naftalovich y Frank Greenway de reemplazar las dietas y píldoras contra la obesidad con teflón en polvo, en apariencia inofensivo porque ninguna rata murió durante las pruebas de laboratorio, para aumentar el volumen de la comida y acelerar la sensación de hartazgo, y en Diseño Industrial, a los indios Wikash Kumar y Sarthak Mittal, de la Ushiv Nadar University de Uttar Pradesh, por su método para combatir el olor pestilente de los zapatos deportivos con rayos ultravioletas anti-bacteriales.
Otra obviedad, en el rubro Aviación a Francisco Sánchez, Mariana Melcón, Carmi Korine y Berry Pinshow, por detectar los problemas de vuelo y orientación en murciélagos (egipcios, en este caso) tras haber ingerido alcohol, como cualquiera puede haber notado al beber unas copas de más en alguna ocasión social; en Psicología, a Marcin Zajenkowski de la Universidad de Varsovia y Gilles Gignac de la Universidad de Australia Occidental en Perth, por estudiar en 360 sujetos lo que ocurre a las personalidades narcisistas o simples mortales cuando se les encomia su inteligencia; y en Nutricion a Daniele Dendi, Gabriel H. Segniagbeto, Roger Meek y Luca Luiselli, al investigar por qué ciertos tipos de lagartos, observados para la ocasión en un balneario de una república africana, preferían esta o aquella variedad de pizza en lugar de su dieta habitual de arañas e insectos, tal vez por su cohabitación con el turismo.
Una revelación trascendental, debida a los estadounidenses Julie Mennella y Gary Beauchamp en el rubro de Pediatría, por estudiar cambios conductuales en bebés que se aferraban a la teta con más afán y durante más tiempo si la madre se alimentaba con ajos, lo cual, sin duda, se traducirá más temprano que tarde en nuevas marcas de la industria lechera, y finalmente, en la categoría Paz a Fritz Renner, Inge Kersbergen, Matt Field y Jessica Werthmann, por demostrar con cincuenta estudiantes de psicología de la Universidad de Maastricht en los Países Bajos que la ingesta de alcohol refuerza a veces la capacidad para hablar lenguas extranjeras; como puede confirmar cualquier persona ebria que por añadidura, intentase conquistar a una linda muchacha en farsi, esperanto o mandarín…
Como ya es tradicional, después del tradicional ataque de los asistentes con aviones de papel, cada laureado recibió un cheque por 10 billones de dólares… zimbabweanos.
Varsovia, octubre de 2025