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La policrisis de Putin

A pesar de las presiones económicas y demográficas, Vladímir Putin seguirá alimentando su maquinaria bélica mientras avance en Ucrania. Para frenarlo, Occidente debe endurecer las sanciones, armar mejor a Kiev e incentivar la fuga de talento ruso.

Una vista de la vida cotidiana en Norilsk, donde la temporada invernal dura 11 meses y la temperatura desciende hasta los 60 grados bajo cero, en Rusia, el 21 de marzo de 2025. GETTY.

A medida que la guerra se prolonga, el debate sobre la política económica en Rusia ha pasado de celebrar el crecimiento impulsado por la guerra a discutir si la economía se está estancando o ha entrado en recesión. En el primer trimestre de 2025, el PIB disminuyó un 0,6 % respecto al trimestre anterior y creció solo un 0,4 % en el segundo. Incluso las previsiones más optimistas sitúan el crecimiento en torno al 1 % este año, lo que supone un fuerte descenso con respecto al 4,3 % de 2024 y al 4,1 % de 2023.

A pesar de esta desaceleración, la inflación sigue siendo un reto. Como resultado, el Banco Central de Rusia ha reducido recientemente su tipo de interés oficial en 100 puntos básicos –un recorte menor de lo esperado– hasta el 17 %. Los consumidores rusos ya están sintiendo los efectos. Por ejemplo, se prevé que las ventas de automóviles caigan un 24 % en 2025.

Putin también se enfrenta a un reto fiscal. El déficit presupuestario de Rusia en los primeros ocho meses de 2025 alcanzó el 1,9 % del PIB anual y se prevé que crezca hasta el 2,6 % a finales de año. Aunque esta cifra es baja según los estándares estadounidenses o europeos, resulta problemática para un país excluido de los préstamos internacionales como castigo por invadir Ucrania. Durante el mismo periodo, los ingresos fiscales procedentes del petróleo y el gas cayeron alrededor de un 20 % interanual, lo que ha agotado el fondo soberano. La parte líquida de este fondo asciende ahora a 50.000 millones de dólares, el equivalente al 1,9 % del PIB. Consciente de que, con el modelo económico actual, se quedará sin efectivo en menos de un año, Putin acaba de anunciar un presupuesto para 2026-2028 que incluye subidas fiscales sustanciales. Estas medidas deprimen aún más la economía y podrían desencadenar una reacción pública negativa.

Además de las presiones económicas, Rusia afronta una crisis demográfica cada vez más grave. Alrededor de un millón de soldados han muerto o resultado heridos en la guerra, y aproximadamente otro millón de personas ha huido del país, muchos de ellos hombres que evitan el reclutamiento. Es revelador que este año Rusia haya dejado de publicar datos demográficos. A ello se suma que el régimen de sanciones occidentales ha limitado el acceso de Rusia a tecnologías cruciales, lo que ha socavado la inversión y los esfuerzos de modernización del país.

Dadas estas condiciones, no es de extrañar que una mayoría sustancial de rusos se haya cansado de la guerra. En una reciente encuesta, el 66 % de los encuestados se mostró a favor de iniciar negociaciones en lugar de continuar con las “acciones militares” en Ucrania.

A pesar de estos múltiples retos, Putin no parece desanimarse. La situación aún no es catastrófica. La economía rusa puede estar estancada, pero no se está derrumbando. Y con una población activa de más de 72 millones, Putin todavía puede reclutar unos 30.000 soldados al mes, pagando a hombres de las regiones más pobres entre diez y veinte veces su salario medio. Estos factores, junto con su aparato de represión, probablemente lo han convencido de que dispone de los medios necesarios para mantener su economía de guerra en funcionamiento y reprimir el descontento interno durante el tiempo que sea necesario.

Quizás lo más importante es que las fuerzas rusas siguen avanzando en el campo de batalla, un elemento fundamental de la estrategia de Putin. Sin duda, el proceso es lento y costoso en términos de vidas y dinero, pero mientras continúe apoderándose de más territorio ucraniano, el presidente ruso no tendrá ningún incentivo para negociar, independientemente de lo que le ofrezca el Gobierno estadounidense.

Esto no quiere decir que las sanciones occidentales hayan fracasado. Putin tiene un acceso limitado a la tecnología militar de vanguardia y debe depender de China, Corea del Norte e Irán para obtener repuestos y otros suministros. Además, dispone de menos dinero para reclutar soldados y es posible que deba gastar aún más para sofocar eventuales disturbios civiles. En el nuevo plan fiscal para 2026, el Gobierno ha presupuestado la misma cantidad para gastos militares y de seguridad en rublos nominales, lo que supone una reducción de facto de ese gasto ajustado a la inflación.

De cara al futuro, los problemas demográficos de Rusia implican que el Kremlin tendrá que ofrecer bonificaciones cada vez más altas a los reclutas y aumentar los salarios de los trabajadores de las industrias de defensa, al tiempo que soporta una mayor desaceleración en los sectores civiles. Mientras tanto, una recesión socavaría el equilibrio fiscal y sumiría al país en un círculo vicioso: los aumentos de impuestos necesarios para financiar la guerra frenarían el crecimiento económico y reducirían aún más los ingresos públicos.

En opinión de Putin, estas son preocupaciones para otro día. A corto plazo, dispone de recursos suficientes para mantener el orden interno y financiar el lento avance de su ejército en Ucrania. Sí, esto se hace a costa del gasto en educación, sanidad, innovación e infraestructuras. Pero, para Putin, avanzar en el campo de batalla es una mejor inversión en el futuro de Rusia: significa tener más poder cuando llegue el momento de negociar un acuerdo.

Si Putin se preocupa por las ganancias territoriales por encima de todo, la pregunta es cómo detener el avance de las tropas rusas en Ucrania. Para lograrlo, Occidente debe presionar al máximo los puntos débiles del Kremlin. Solo reforzando las sanciones tecnológicas, económicas y financieras, proporcionando armas avanzadas a Ucrania e incentivando la fuga de cerebros rusos, los responsables políticos occidentales podrán acelerar la desaparición de la maquinaria bélica de Putin, congelar el frente y salvar vidas ucranianas.

Copyright: Project Syndicate, 2025.www.project-syndicate.org

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