Democracia y Política

Lecornu no consigue sentar en una mesa a los partidos franceses para acordar unos presupuestos

La izquierda en bloque boicotea la convocatoria del primer ministro para limar asperezas con los portavoces parlamentarios

PARIS, Oct. 15, 2025 -- French Prime Minister Sebastien Lecornu delivers a policy speech at the National Assembly in Paris, France, Oct. 14, 2025. French Prime Minister (PM) Sebastien Lecornu on Tuesday announced the suspension of controversial pension reforms until the presidential election. The public deficit will be reduced to 4.7 percent of GDP in the draft budget for 2026 and must "in any case be less than 5 percent at the end of the discussion" in Parliament, Lecornu said. He also ...La Asamblea Nacional francesa no se pone de acuerdo sobre los presupuestosCONTACTO vía Europa

 

El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, fracasó en su intento de reunir este lunes a todos los grupos políticos para buscar un consenso sobre los presupuestos para 2026, lo que dificulta su principal objetivo, al que tiene unida su supervivencia.

Una semana después de que los diputados macronistas, conservadores y ultraderechistas rechazaran la medida estrella exigida por los socialistas, una tasa al patrimonio inmobiliario de los más ricos, la Asamblea Nacional se enfrascó en otros puntos menores, con miles de enmiendas que amenazan con retrasar la votación final.

Un camino abrupto que empeoró cuando la izquierda en bloque boicoteó la reunión convocada por el primer ministro de los portavoces parlamentarios para limar asperezas y buscar una coherencia a las cuentas del año próximo.

Los socialistas, hasta ahora los más inclinados a la negociación, arguyeron que no quieren participar en ningún encuentro en el que esté la ultraderecha. Tampoco fueron ecologistas, comunistas e izquierdistas de La Francia Insumisa (LFI), por lo que el Gobierno tuvo que conformarse con contar con la extrema derecha, conservadores y macronistas.

Si dentro del hemiciclo las discusiones no hacen augurar un acuerdo, fuera se multiplican las amenazas cruzadas que no crean un clima de confianza.

LFI acusa a los socialistas de «tontos útiles» del macronismo y les conmina a abandonar su posición dialogante, que consideran que está dando oxígeno al presidente, Emmanuel Macron, al que exigen la dimisión.

«Que se despierten ya», les dijo el diputado izquierdista Eric Coquerel, que preside la comisión de finanzas y que minimizó las concesiones arrancadas por los socialistas.

Entre ellas figura la creación del llamado «impuesto a la fortuna improductiva» que los socialistas presentan como un gran éxito, pero que ha levantado ampollas entre los diputados conservadores y macronistas.

El propio ministro de Economía, Roland Lescure, criticó la «brujería fiscal» que se está debatiendo estos días en la cámara y alertó del peligro de incoherencia del presupuesto que se adopte.

Mientras, unos y otros muestran sus dudas con el resultado final, a lo que se suman las incertidumbres sobre el calendario, muy ajustado si se quieren votar las cuentas antes del 31 de diciembre.

El propio relator del presupuesto, el conservador Philippe Juvin, consideró «altamente probable» que no se pueda respetar ese calendario, lo que obligaría a adoptar una serie de leyes y decretos para prolongar unos meses los presupuestos actuales.

Coquerel consideró que ese es el objetivo del Ejecutivo, alargar los plazos para poder gobernar por decreto sin respaldo parlamentario.

En el mejor de los casos, se podría adoptar esta semana la parte de los ingresos, pero de ninguna manera la de los gastos y el debate parlamentario se centrará en los próximos días en el presupuesto de la Seguridad Social.

En ese contexto de pesimismo generalizado, el líder de los socialistas, Oliver Faure, envió un pequeño mensaje de esperanza: «Estamos en un camino estrecho, pero que existe», aseguró en la radio France Inter.

En su punto de mira está encontrar 15.000 millones de euros de ingresos que eviten recortes que puedan afectar a las clases populares y asume para ello la negociación pese a las críticas de sus antiguos socios de izquierdas.

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