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Adiós, Armando

Ha fallecido Armando Durán, un gran político, analista, periodista y ciudadano

Viva la represión! - Armando Durán - César Miguel Rondón

 

Querido Armando:

Los obituarios que han aparecido sobre tu partida coinciden en decir que fuiste un destacado político, intelectual, ministro, embajador, parlamentario, director de diversos medios de comunicación. Pero fuiste más, mucho más.

Fuiste para nosotros un amigo, un hermano, de esos que siempre están pendientes, de los que no se alejan aunque las circunstancias obliguen a distancias físicas, que no espirituales.

Siempre defendías que la democracia liberal implica la importancia del escepticismo, del debate ciudadano, de la capacidad crítica, de la cual, por cierto, tú demostrabas tener a raudales. Pocos analistas conocían la historia de nuestros países como tú -en especial la cubana, la venezolana, la norteamericana, la española, naciones que con su historia y cultura constituyeron el alma de tus quereres desde tus años mozos-. Por ello, en tus artículos construías analogías históricas que cuadraban perfectamente con la realidad de los hechos.

Socialdemócrata de convicciones firmes -adeco, en su expresión política venezolana- fuiste un servidor estelar del Estado democrático venezolano, de sus instituciones, de la defensa de sus logros, pero mostrando desvelo y crítica ante sus carencias y errores.

Fuiste asimismo -algo que no se menciona lo suficiente- un destacado intelectual, con un doctorado en Filología Románica de la Universidad de Barcelona, y por ello deseaste compartir tus conocimientos humanistas como profesor en la Universidad de Ann Arbor, en Michigan.

Siempre defendiste que la libertad de expresión no se negocia, que no tenemos por qué renunciar a ella y aceptar una cultura opresiva y afixiante. Tu visión de la democracia aspiraba a la justicia, sin duda, pero no negaba la importancia de la libertad y sus instituciones.

Por ello combatiste siempre la retórica asfixiante de los extremismos, a los oportunistas vocacionales, a los constructores de mentirosas realidades para obtener ganancias políticas. En fin, los falsos demócratas, los servidores de injusticias.

Tú nunca fuiste uno de ellos. Fuiste sobre todo un ciudadano ejemplar. Y, nosotros, dos de tus amigos más fervientes, te extrañaremos por siempre.

Marcelino y Marcos

 

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