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RD: del asesinato de las Mirabal a la violencia de hoy

A 65 años del asesinato de las hermanas Mirabal, República Dominicana registra 400 denuncias al día y más de 160 feminicidios al año. Dos expertas explican a DW por qué la violencia persiste y cómo buscan frenarla.

illete de 200 pesos de República Dominicana con las hermanas Mirabal.

Billete dominicano de 200 pesos con las hermanas Mirabal, cuyo legado sigue marcando las políticas de prevención y atención a la violencia de género en el país.

 

Cada 25 de noviembre, República Dominicana recuerda un capítulo clave de su historia. Ese día de 1960,  Patria, Minerva y María Teresa Mirabal — Las Mariposas — fueron asesinadas por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, convirtiéndose en símbolo mundial de resistencia contra la violencia hacia las mujeres. Su legado dio origen al actual Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Más de seis décadas después, la paradoja persiste: el país que inspiró uno de los símbolos más universales de esta lucha sigue registrando una de las tasas más altas de feminicidios de la región.

Para entender por qué la  violencia  continúa siendo tan elevada – y qué se está haciendo para frenarla-, DW conversó con dos voces clave del Estado dominicano: Francis Báez, exdirectora de Salud Mental del Servicio Nacional de Salud (SNS), y la general Celeste Janet Jiménez Cabral, directora de la Dirección Especializada en Atención a la Mujer y Violencia Intrafamiliar de la Policía Nacional. Sus testimonios muestran tanto la magnitud del problema como los avances y limitaciones de la respuesta institucional.

Un problema que empieza mucho antes del feminicidio

Desde la perspectiva de la  salud mental , la violencia contra la mujer en República Dominicana es un “suceso cultural”, declara la Dra. Francis Báez. Ella explica que sus cimientos están en la historia, pues por lo menos durante un siglo, las mujeres han sido víctimas de la violencia de sus parejas a causa de su dependencia económica y la poca independencia en general. La experta describe este fenómeno como “biopsicosocial”, enfatizando que las conductas se reproducen de generación en generación por ideas aprendidas: «Las mujeres crecieron escuchando que deben soportar, y los hombres crecieron creyendo que son así.»

Según un análisis basado en cifras oficiales, al menos 1.802 mujeres han sido asesinadas por razones de género en los últimos 20 años en República Dominicana. En algunos periodos, la cifra anual superó los 200 feminicidios, y aunque en años recientes hubo un descenso, el promedio sigue rondando los 160 casos por año. República Dominicana se mantiene entre los países con mayor tasa de  asesinatos de mujeres en América Latina.

La general Jiménez Cabral añade otro dato alarmante: “en el país se reciben alrededor de unas casi 400 denuncias por día a nivel nacional”, entre violencia contra la mujer, violencia intrafamiliar y  delitos sexuales. Sin embargo, muchas mujeres solo denuncian cuando la agresión ya es física o cuando sienten “una verdadera inestabilidad hacia su vida”, subrayó a DW.

La especialista advierte que “muchas mujeres están dentro del ciclo de la violencia y la comunidad o los familiares lo saben, pero no existe corresponsabilidad.” Explica que persisten mitos que bloquean la salida del abuso: “que él va a cambiar”, “que eso es porque me quiere”, “yo me lo merezco” o “yo fui la culpable”. Ese silencio – a veces disfrazado de consejo, tradición o resignación – sostiene el abuso y retrasa la posibilidad de pedir ayuda, señaló a DW.

Cuando la violencia se convierte en un secreto que todos conocen y nadie confronta, el ciclo ya está en marcha mucho antes del desenlace fatal. La Dra. Báez identifica patrones que se repiten en casi todos los casos: violencia verbal, aislamiento, manipulación, amenazas, control extremo y golpes físicos. A esto se suma una violencia psicológica constante: “Se culpa a la víctima, se la descalifica, se amenaza con hacer daño a los hijos o a otros familiares”, explica la especialista.

Machismo persistente, desigualdad y dependencia económica

Para la general Jiménez Cabral, la violencia persiste porque muchos hombres siguen entendiendo las relaciones desde el control. “Tenemos un gran desafío con trabajar la masculinidad de manera positiva, para que el hombre entienda que las mujeres no somos propiedad de nadie”, dijo a DW.

Aunque las dominicanas han logrado avances importantes -“lideramos las matrículas, aportamos más al PIB”-, la desigualdad se mantiene. “Muchas mujeres todavía no han podido integrarse a los sistemas productivos; la dependencia económica sigue prevaleciendo”, afirma. Esa falta de autonomía dificulta romper el ciclo del abuso.

Jiménez Cabral advierte también otros factores de riesgo que aumentan la vulnerabilidad: altos embarazos adolescentes  y la influencia de contenidos violentos en redes sociales. “Algunos estímulos en  redes  pueden producir conductas violentas”, explicó a DW.

Menos feminicidios, pero casos más crueles

Jiménez Cabral subraya que los feminicidios han disminuido hasta en un 35 % este año, en comparación con otros. Pero advierte que esa reducción no debe interpretarse como un triunfo: “Una sola víctima de violencia es demasiado, porque es una vida y nadie tiene derecho a quitarla.” La general afirma que, aunque los números bajan, la crueldad de los casos ha aumentado.

“Los feminicidios son cada vez más sangrientos, con más misoginia… A veces vemos muertes donde la forma en que se mata es con mucho odio.” Además, describe episodios extremos que se han vuelto más frecuentes: “También hay homicidios masivos, donde el agresor mata a otras personas presentes y, en ocasiones, se quita la vida.” Esa espectacularización de la violencia extrema, que con frecuencia acapara titulares, alimenta la sensación de que los casos son cada vez más brutales, incluso cuando el total disminuye, explicó a DW.

Qué está haciendo el Estado

Desde 2020, el Gobierno ejecuta el plan “Una vida libre de violencia”, que integra acciones de prevención, atención, reparación y persecución. Incluye líneas de emergencia como *212 y el 911; fiscalías especializadas; unidades policiales entrenadas; casas de acogida; y la “ruta crítica” de acompañamiento.

“La atención oportuna salva vidas”, afirma la general Celeste Jiménez Cabral. Destaca que las casas de acogida pasaron de 2 a 20 y que su dirección cuenta con 26 oficinas. También resalta la efectividad operativa: “De cada diez órdenes de arresto, ejecutamos entre ocho y diez”. Sobre el apoyo directo añade: “Damos seguimiento y monitoreo. Acompañamos a la víctima al Ministerio Público, a la fiscalía, a su casa o adonde necesite para su seguridad”.

Aun con estos avances, tanto la general como la Dra. Báez coinciden en que la prevención debe fortalecerse desde escuelas, comunidades y campañas masivas sobre dónde buscar ayuda, señalaron a DW.

Del símbolo a la vida cotidiana

Cada 25 de noviembre, las Mirabal retornan como símbolo. Pero en un país donde muchas crecieron oyendo que “los trapos sucios se lavan en casa”, identificar la violencia sigue siendo esencial. Nosotras nacimos para vivir libres, para disfrutar de nuestros derechos y de nuestros sueños”, recuerda la general Jiménez Cabral.

 

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