Animales, genios de la supervivencia

Una noticia ha venido a reforzar el dato curioso registrado por PLANETA VITAL a partir de dos interesantes ensayos: Becoming Wild, how the animals learn to be animals, donde el escritor y ecologista Carl Safinas analiza los mecanismos de transmisión de conocimientos

Como las abejas que adquieren una adicción a los pesticidas similar a la que los fumadores experimentan por la nicotina; los cuervos que en Japón se sirven de las llantas neumáticas como cascanueces; los herrerillos que en Gran Bretaña aprendieron a picotear las tapas metálicas de las botellas de leche a la puerta de los hogares o las arañas vienesas que, contra la nocturnidad de su especie, prefieren tejer sus redes en las secciones de los puentes con iluminación fluorescente.
Y lo mismo ocurre en Brasil con delfines que guían a los peces hacia las redes de los pescadores y ballenas-orcas que viven en sociedades estratificadas en comunidades escrupulosamente separadas entre sí, como aprendieron de sus mayores. Igual que las cigüeñas, buitres, águilas y halcones y más de cuatro mil especies de plumíferos que trazan sus rutas estratégicas con escalas para sus migraciones estacionales.
Ahora, un reportaje en el GUARDIAN londinense, revela cómo la basura bélica depositada en los fondos marinos durante y después de ambas guerras mundiales ha devenido el hábitat de millares de criaturas, convirtiendo cañones y obuses oxidados en ecosistemas de sorprendente vitalidad de pece
Precisamente allí donde esas estructuras artificiales servirán de hogar alternativo, reafirmando la vida; como en la bahía alemana de Lübeck, donde yacen toneladas de municiones transformadas en una alfombra de detritus que alberga un vasto universo zoológico. Para sorpresa de científicos que esperaban hallar un erial tóxico y peligroso y han topado, en cambio, con una metrópolis sumergida en un arrecife de coral, testimonio de la tenacidad de la vida y, hasta cierto punto, paradójica al anidarse en tantos objetos de destrucción y muerte.
Como insólito homenaje, en fin, a las víctimas del hundimiento deliberado por los nazis en las postrimerías de la guerra, de un barco atiborrado de prisioneros de campos de exterminio, cuyo balance fue aún más horrendo por el ataque aéreo británico contra los sobrevivientes debido a la pésima visibilidad reinante en aquella jornada.
La reserva natural de Ngorongoro en Tanzania donde las elefantas nacen ahora con colmillos más pequeños
Y no sólo material bélico, sino estructuras civiles como naufragios y eólicas off-shore y plataformas petroleras y oleoductos obsoletos que han sido sumergidos en las costas estadounidenses conforme lineamientos gubernamentales.
En México, mientras tanto, los gorriones acolchan sus nidos con colillas de cigarro para repeler moscas, ácaros y piojos; las golondrinas norteamericanas han colonizado los puentes de las autopistas al reducir en dos milímetros la envergadura de sus alas para maniobrar con menos peligro en el tráfico automotor, y el mirlo europeo comenzó a cantar de noche para burlar el ruido cotidiano.
Y ni hablar de la reserva natural de Ngorongoro en Tanzania donde las elefantas nacen ahora con colmillos más pequeños o incluso sin las defensas de marfil que motivaron la codicia de los cazadores furtivos durante la guerra civil en el vecino Mozambique, que prácticamente borró del mapa a los majestuosos paquidermos.
Varsovia, diciembre de 2025




