Hemos sido engañados. Sobre el verdadero uso de la pasiva con el verbo ser en español
El uso de pasiva perifrástica es más frecuente en el registro formal que en el coloquial y más en el español americano que en el europeo.

Si a cualquiera de nosotros nos preguntan cómo se forma la pasiva de una oración como Juan asesinó a Pedro, probablemente nos sepamos la fórmula: el complemento directo (Pedro) pasa a ser sujeto y el sujeto (Juan) pasa a ser complemento agente. Solo queda cambiar el verbo y voilá, ya lo tenemos: Pedro fue asesinado por Juan. O simplemente Pedro fue asesinado, porque esta construcción la usamos normalmente para conseguir que el agente deje de ser el protagonista.
La fórmula de la pasiva la recordamos todos. Y es que no solo nos retrotrae a las tórridas tardes estudiando lengua en el cole, sino a los lustros de estudio de segundas lenguas (inglés, francés, italiano, portugués…). Esta misma fórmula es, incluso, la que se suele ofrecer en clase de español. Claro que, entonces, los estudiantes van y dicen que El regalo ya ha sido dado y los miramos raro. Pues no, eso no se dice en español. Si somos sinceros, ni siquiera vamos por la vida diciendo eso de Pedro fue asesinado por Juan. Piénsalo. ¿Cuánto hace que no usas una frase en pasiva con ser hablando español? Tenemos que reconocer que se trata de una construcción que existe, pero no nos gusta. Así que a los pobres extranjeros que tratan de aprender nuestra lengua les decimos: Mira, no uses esa pasiva. Nadie lo hace.
¿Nunca? Abrir un periódico cualquiera nos revela que esta construcción goza de una salud mucho mejor de lo que pensamos. En la prensa de hoy leemos que una canción de Bunbury ha sido elegida en la lista de las 100 mejores en español, que dos destacadas escritoras de Nueva Zelanda son descalificadas del mayor premio literario del país por usar la IA y que un exalcalde demócrata de Dumont fue acusado de drogar y agredir sexualmente a una persona menor de edad. Lo mismo podríamos decir para las publicaciones científicas, en las que leemos habitualmente que los procesos son integrados, los efectos son revertidos y las diferencias son detectadas. Por no hablar de los manuales de instrucciones. Esos que no leemos, entre otras cosas, porque tanta pasiva nos empalaga.
Esta abundancia de pasivas perifrásticas con ser se ha interpretado como una de las influencias más claras de la omnipresente lengua de Shakespeare. Sea por lo que sea (algunos apuntan también a la influencia del latín en ciertos ámbitos), el uso de esta construcción es más frecuente en el registro formal que en el coloquial y lo encontramos más en el español americano (especialmente en EEUU y México) que en el europeo. Pero no solo se trata de contextos. Si nos acercamos mucho a los datos, podemos observar que algunos verbos son más reacios que otros a ponerse en pasiva: es fácil encontrar la perífrasis con verbos como engañar o asesinar, pero no lo es tanto en otros, como querer o dar. Las noticias están llenas de frases como La víctima fue engañada por un conocido o El hombre fue asesinado durante la noche, pero no nos resultaría aceptable leer La víctima era querida por su hijo. Y aún podemos afinar más, porque hay oraciones que suenan a rayos y se convierten en aceptables si cambiamos un elemento de la oración, como en La víctima era muy querida por todos. Yo frunciría la nariz si un estudiante de español escribiera Juan será visto por mí mañana, pero leo con tranquilidad que Se prevé que el partido sea visto por más de once millones de personas. Intentar dar una explicación a que unas me resultan imposibles y otras no parece una labor tan difícil como apasionante. Los que estéis interesados estáis de suerte, porque podéis encontrar en abierto un artículo de este mismo año de Elena de Miguel que da una respuesta francamente convincente a este misterio. Leerlo me ha recordado por qué decidí ser lingüista.
En definitiva, ¿qué pasa con la pasiva con ser en español? ¿Qué les decimos a los estudiantes? Yo les diría que quizá sea mejor que no usen la pasiva si no están seguros, pero que tampoco se sorprendan si se topan con ella de vez en cuando. Otra cosa es qué pueden hacer estos estudiantes cuando no quieran hablar del agente. Pero sobre cuál es la alternativa coloquial a la pasiva con ser hablaremos en otro momento.
