Kast llega con ventaja

Los chilenos elegirán entre dos propuestas con claras diferencias. Kast ha puesto el foco en los temas de seguridad, con ideas extravagantes para el control fronterizo, emparentadas con las de Donald Trump en Estados Unidos, y una promesa de rescate de la vida institucional del país, marcada por una sucesión de eventos desde el estallido de protestas de octubre de 2019, del que nació el liderazgo del joven presidente saliente.
Jara tiene el peso de representar al oficialismo, golpeado por una gestión deficiente que muy pronto cosechó una severa derrota política durante el proceso constituyente para reemplazar la carta magna de los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet, aunque muy reformada. Su campaña ha estado orientada a los asuntos de la protección social, donde se destacó como ministra de Trabajo durante este período de gobierno, en el fortalecimiento del Estado y en la preservación y ampliación de los derechos de los ciudadanos.
Analistas advierten que hay un riesgo de autoritarismo en una muy probable victoria de Kast. Otros que la contienda en Chile ya no es la clásica entre quienes representaban la democracia en tiempos de la dictadura y quienes apoyaron el régimen militar porque eso se quebró con el estallido social de 2019 y ahora hay un pulso entre una protesta modernizadora de la derecha y un reciclaje de apariencia novedosa de la izquierda. Mientras crece un cansancio del ciudadano común (que pudo haber sido expresado por Parisi en la primera vuelta) hacia un debate político empobrecido que protagonizan por igual la élite de un bando y del otro, e incluso del ámbito empresarial.
La despedida de Boric deja más debe que haberes, realizó menos de lo que prometió, lo castigó la inexperiencia y un plan tan ambicioso como irrealizable. Lo bueno, que tiene mucho futuro por delante. Su país votará hoy en un panorama complejo donde ganar parece por encima de convencer para reformar.
