DemocraciaDemocracia y PolíticaEleccionesPolítica

Carmen Beatriz Fernández / Perú: ¿el cambio se escribe con K?

Perú-el-cambio-se-escribe-con-K-por-Carmen-Beatriz-Fernández-640-768x517“Todo tiempo pasado fue mejor”, reza un conocido refrán. Puede que no todo el mundo se lo crea, pero en política basta con que se lo crea una porción importante del electorado. Una tercera parte en Perú, para ser más precisos. Es la porción de los peruanos que ven con buenos ojos el legado de Fujimori en el país. Y aunque una mayoría absoluta rechace lo que fue, o en lo que devino, el gobierno de Fujimori, esa tercera parte es tan sólida y consecuente que ha hecho de Keiko Fujimori la permanente frontrunner de la contienda, desde hace, al menos, un par de años.

Así las cosas lo importante de lo que ocurra este domingo no será si gana Keiko, que ya se da por descontado, sino saber quién será el segundo: el o la contendora para la segunda vuelta. No es poco frecuente en Perú que quien gane en la primera vuelta pierda la elección final. No ganó Vargas Llosa en la elección de 1990, sino lo hizo Fujimori, aquel “chinito” que apenas se asomaba a la política peruana y que la intelectualidad despreciaba. Tampoco ganó Ollanta Humala en la segunda vuelta del 2006, luego de vencer en la primera a Alan García.

Hay catorce candidatos, pero, de acuerdo con las encuestas recientes, sólo tres podrían competir con Keiko en la segunda vuelta electoral, que se celebraría el próximo 5 de junio. Los tres cuentan con muy similares niveles de apoyo, entre el 12 y 14%, y el pase de cualquiera de ellos a la segunda vuelta define distintos escenarios para la batalla final.

Alfredo Barnechea es un intelectual de centro-izquierda de 64 años y Pedro Pablo Kuczynski, un empresario de centro-derecha de 78. Ambos con experiencia y buena formación en políticas públicas. Aunque les separan 14 años, los dos pueden enmarcarse dentro del arquetipo del abuelo sabio, prototipo éste al que con tanto éxito los anglosajones Jeremy Corbin y Bernie Sanders han sabido sacar partido recientemente. Kuczynski, o PPK como se hace llamar, ya fue candidato presidencial hace cinco años con un buen desempeño, aunque sin llegar a la segunda vuelta. Para Barnechea es su primera contienda presidencial, aunque tiene amplia experiencia de gestión pública. Si pasase cualquiera de los dos a balotaje, es probable que capitalizase el sentimiento anti-fujimorista de la sociedad y le ganase a Keiko la elección de junio. Esa segunda vuelta iría sobre los pecados y aciertos de Fujimori, y cualquiera de los dos podría ganarle al fujimorismo, aunque por su edad e historial personal tendría más facilidad para hacerlo un Barnechea que un PPK.

Distinto es el caso de Veronika Mendoza, joven psicóloga de izquierdas, a quien sus enemigos acusan de ser la candidata chavista de la contienda, no sin razón ni pruebas, hay que decir. El chavismo nunca ha sido bien visto en el Perú. Alan García ganó la elección de 2006 y se hizo presidente gracias a una incursión de Chávez en la primera vuelta de la contienda electoral cuando le llamó a voz en grito “¡Ladrón de siete suelas!” en su ya proverbial estilo. Si Verónika pasase al balotaje el tema dominante de esa campaña sería un juicio al chavismo y su monumental fracaso en Venezuela. De ser ese el escenario Keiko podría alzarse con la presea presidencial con más facilidad.

Atrás, muy atrás, quedaron los restantes candidatos, incluidos los esfuerzos reeleccionistas de unos disminuidos Alan García y Alejandro Toledo. Otros dos candidatos, con relativa importancia en las encuestas, fueron eliminados por el árbitro electoral en una decisión inédita, que ha sido vista como arbitraria y una intromisión que sienta un muy negativo precedente.

Peruanos por el Kambio se denomina el partido de PPK, pero cualquiera de los cuatro brinda de alguna manera cambio. Con una popularidad presidencial inferior al 20% y sin candidato oficialista, Keiko, PPK y Verónika ofrecen cambio. También Barnechea, aunque no lleve K…

Carmen Beatriz Fernández preside la consultora DataStrategia y es profesora de Political Systems en la Universidad de Navarra.
Botón volver arriba