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Finalmente ponen a UNASUR en su lugar

43944__“UNASUR” ha sido, finalmente, puesta en su lugar. El de la neutralidad institucional que corresponde a una entidad regional cuyo andar debe depender siempre de la voluntad conjunta de sus Estados Miembros. De todos ellos, sin excepciones. Porque “UNASUR” opera bajo la incómoda regla del “consenso”, que muy pronto pondrá en evidencia lo que efectivamente es: un organismo claramente sobreabundante, creado con el propósito de apuntalar -más o menos disimuladamente- a los ahora desprestigiados “bolivarianos”. Y de excluir completamente del diálogo sub-regional a México, Canadá y a los Estados Unidos. Así de claro.

Por eso su patológico secretario general es nada menos que Ernesto Samper, un ex presidente colombiano al que los norteamericanos no conceden visa para visitar al país del norte porque su campaña electoral fue financiada con dinero del narcotráfico. Increíble, pero es así. Ese señor es quien comanda la administración “interna” de “UNASUR”. Por eso su permanente “espontaneidad” para hacer declaraciones que nadie le ha pedido, siempre y cuando con ellas sirva a sus patrones.

La cuestión venezolana es precisamente la que puso a “UNASUR” donde efectivamente debía estar. Esto es, por debajo de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuando ésta interviene en algún tema en especial respecto de alguno de sus Estados Miembros. Como lo está haciendo por el decidido y oportuno accionar impulsado por su secretario general, Luis Almagro, que ha decidido apoyar el diálogo entre los venezolanos al invocar la Carta Democrática Interamericana. Porque, cuidado, de ello precisamente se trata, pero con tiempos y una agenda acordada de inicio, para evitar que -una vez más- Nicolás Maduro y los suyos (que incluyen obviamente a los cubanos) se burlen de todos y ganen tiempo con esquemas dilatorios, de modo de prorrogar el martirio diario al que -por ineficacia y cerrazón ideológica- ha sometido al pueblo de Venezuela.

Para frustrar la acción de la OEA, “UNASUR” hizo dos cosas.

Primero, por las suyas designó un trío de pretendidos facilitadores del diálogo venezolano, liderado por un ex Jefe de Estado socialista español con claras simpatías hacia los “bolivarianos”, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado en esta emergencia por dos ex mandatarios -de menor envergadura- de la región: Leonel Fernández, de la República Dominicana y Martín Torrijos, de Panamá, personajes de segundo nivel, también proclives al aplauso fácil a Nicolás Maduro. Un particular trío, que tiene el mismo “color” político, obviamente. La oposición venezolana esta vez no cayó en la trampa y se quedó inmóvil en el alero de la OEA. Dejando al mencionado trío “pedaleando en el aire.”

Segundo, convocó a una reunión de “UNASUR”, a nivel de cancilleres, para tratar el caso de Venezuela, curiosamente el mismo día en que la OEA lo hará. Para así procurar crear una segunda opinión, más favorable a Nicolás Maduro, debilitando arteramente el accionar de la OEA. Pero aquí “UNASUR” también fue de pronto puesta en su lugar, atento a que, liderados por Paraguay, varios de sus Estados Miembros dijeron que la reunión de “UNASUR” debía suspenderse, por la simple razón que el tema está ya en manos de la OEA. Las cosas por su nombre, finalmente.
Caracas que, recordemos, tiene la presidencia pro-témpore de “UNASUR”, pese a su conocida y prepotente manera de actuar, no pudo impedir la suspensión del accionar que “UNASUR” pretendía, porque la reunión que planeaba simplemente no tenía “consenso”. Esto es, como consecuencia del aludido talón de Aquiles de “UNASUR”, el que la vuelve fácilmente irrelevante: la unanimidad como regla.

Para disimular, “UNASUR” convocó a los tres ex-presidentes antes nombrados que dicen procurar “facilitar” el diálogo venezolano para conversar con ellos y evaluar conjuntamente la situación. Sin que sus Estados Miembros se lo hubieran pedido.

Sudamérica acaba así de poner a “UNASUR” en el rincón de la irrelevancia, donde seguramente estará por un tiempo. Hasta que finalmente sea “des-ideologizada”, lo que supone ciertamente el alejamiento de Ernesto Samper, que puede terminar aferrado a su cargo, como un mero “cero a la izquierda”.

Buenas noticias, entonces. “UNASUR” está en el inevitable camino del regreso de la región a la normalidad institucional, aquel que fuera alterado por las ambiciones de poder cubano-venezolanas y sus compañeros de ruta, esto es por sus notorios acólitos regionales, desde la acción o indigno el silencio cómplice de algunos cuando sus voces eran necesarias para detener una ostensible estrategia de control cubano-venezolano de América del Sur.
 
Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

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