Venezuela, metafísica de la política
Leo con alguna regularidad prensa venezolana, El Nacional (de oposición) y Aporrea (chavista). Su grado extremo de divergencia sugiere que allí la política es cuestión de fe. En Venezuela “la realidad” varía radicalmente según los preceptos metafísicos del creyente. Para entenderlo asomémonos a los periódicos de un solo día: 8 de junio de 2016.
Comienzo con algunos titulares de El Nacional:
• “Manifestantes vuelven a trancar Los Cortijos”.
• “TSJ prohíbe a los medios digitales difundir imágenes de linchamientos”.
• “Diario Nueva Prensa de Guayana dejó de circular por falta de papel”.
• “Hospital Universitario de Caracas está en cierre técnico forzado”.
• “Grupo comando asaltó camión de arroz en la carretera Panamericana”.
• “Saquearon camión que transportaba gallinas”.
• “Médicos de la Maternidad Concepción Palacios protestan por falta de medicinas”.
De las páginas editoriales destaco una que explica cómo “el régimen cree que su enemigo fundamental es la oposición y no advierte que lo es el caos que ha creado”. La idea es verosímil: mientras el gobierno encarcela opositores, los motines se multiplican. El Nacional exhibe un régimen en bancarrota ideológica, sin respuesta práctica a la crisis económica, cuya inexorable caída será un triunfo de la realidad sobre la ideología.
Veamos lo que publicó Aporrea.
Primero, notas varias sobre traiciones:
• “Existe un ataque financiero hacia Venezuela”.
• “Colectivo Pérez Alfonzo: Se está gestando un nuevo golpe desde PDVSA” [contraparte venezolana de Pemex].
Sólo que ahora estas noticias van acompañadas de llamados desesperados al régimen a que reaccione. Por ejemplo, la “Carta a la dirección del chavismo”, donde se dice:
“Hoy el país se va de las manos, nos transformamos cada vez más en verdugos de nuestros semejantes, y las soluciones no funcionan porque no van al fondo del problema, que no es material, lo repetimos, es de ideales, cultural”.
Es frecuente la idea de que el chavismo es ante todo un movimiento “espiritual” y que el madurismo lo está traicionando. En un clip del programa “Horror a la oligarquía”, Aporrea explica cómo “todo el enrarecimiento comenzó con el asesinato del Comandante…”. La convicción de que Chávez fue envenenado “por el imperialismo” es un artículo de fe de la metafísica chavista, pero sigamos con el comentario espiritualista de “Horror a la oligarquía”:
“Ahora tenemos un gobierno que se supone que sigue a Chávez, pero que es capitalista —abandonó la espiritualidad del chavismo… El lenguaje se corrompió— no obedece a su finalidad… llega el presidente de la República, dice que es anticapitalista, pero prepara el terreno para el fascista…”.
La bancarrota del materialismo gobiernista aparece también en un artículo sobre los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que inventó el gobierno para hacer frente a la falta de abasto, titulado significativamente: “Hambre para hoy, también para mañana” y que critica duramente la ineficacia del sistema de subvenciones del chavismo:
“Durante varios años… la revolución trató de llevar alimentos baratos, económicos y hasta de calidad a los venezolanos. ¿O acaso no recuerdan las famosas puntas uruguayas o la buena carne de Nicaragua?… No sólo fueron alimentos lo que la revolución subsidió. De manera irresponsable también lo fue la ropa (Nike, Adidas, Levi’s), la tecnología (celulares iPhone, Samsung, televisores, neveras), las benditas motos chinas hoy con miles de muertos encima, los carros… Todas estas iniciativas funcionaron mientras teníamos los dólares, hoy los hermanos latinoamericanos no nos mandan ni unos cuantos kilos de sobrebarriga o bofe…”.
Fracasó ofrecer consumismo en lugar de socialismo. La esperanza socialista de hoy es recuperar a Chávez como movimiento espiritual. Concluyo esta reseña de la metafísica chavista citando un artículo de Aporrea, escrito por Tony Valderrama y Antonio Aponte:
“El gobierno atraviesa esta crisis sin mancharse el traje, no es imputable por nada, nunca se equivoca… Todo sería una astucia de gobernantes si no fuera porque esta actitud nos conduce al caos, al fascismo”.
En esa tónica vuelven al tema de la espiritualidad:
“La falla del gobierno es no ver en la economía más que lo material, el estómago, así la política se reduce a quién provee, quién es mejor abastecedor. El corazón, la espiritualidad no se considera…”.
Los autores concluyen persignándose con el “Credo del Chavismo en Crisis”:
“Un Comandante que escogió ser Cristo y no Rockefeller, ser Bolívar y no Boulton, y se jugó la vida por una Revolución que presentía infinita. Y el Cristo fue nuevamente crucificado y el ciclo regresó…”.
La política venezolana es hoy cuestión de credo. Para unos, la crisis mana de la rebelión de la ideología contra la realidad; para otros, es resultado de la perversión de los preceptos espirituales de la ideología. No será fácil que haya una “reconciliación nacional” en Venezuela. Estamos ante un genuino problema teológico.
Claudio Lomnitz
Profesor de antropología de la Universidad de Columbia. Su libro más reciente es El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.