Cine y TeatroCultura y Artes

Isabel Coixet: El vestido rosa de Greta Garbo

Ocurrió en Los Ángeles en 2012. Los sobrinos y herederos de Greta Garbo subastaron su guardarropa y este estuvo expuesto durante tres días para los posibles compradores. Entre sus incalculables trajes de corte masculino, zapatos y bolsos, podían encontrarse decenas de camisas, vestidos y abrigos de llamativos colores: fucsia, verde, azul, rosa. Los que la conocieron no podían creer que aquellas prendas en seda, satén y brocados pertenecieran a la actriz de Ninotchka. Nunca la habían visto vestir otra cosa que pantalones de tweed y zapatillas deportivas blancas.

Todo lo que rodea los años de retirada de la Garbo está rodeado de un halo de misterio. Se retiró en 1941 y murió en 1990. Confieso que lo que más me ha intrigado del mito Garbo es algo probablemente poco mitológico: ¿cómo consiguió vivir –al parecer, con un confortable tren de vida– casi 50 años sin trabajar? ¿Eran tan altos sus emolumentos que le permitieron ahorrar hasta ese punto? ¿Sabía de inversiones y cosas así? Se sabe que poseía varias propiedades en Rodeo Drive, pero también que coleccionaba cuadros valiosísimos de Renoir, Kandinsky y Pierre Bonnard. ¿Alguien financiaba su existencia? Y si es así, ¿quién? Los millonarios Onassis y Niarchos fueron amigos suyos, pero no sus amantes y ninguno de ellos se caracterizaba por su generosidad con los amigos (ni tampoco con sus amantes).

Se retiró en 1941 y murió en 1990. Confieso que lo que más me ha intrigado del mito Garbo es cómo consiguió vivir –al parecer, con un confortable tren de vida– casi cincuenta años sin trabajar

Greta Garbo nunca dijo: «Quiero estar sola»; dijo: «Quiero que me dejen en paz», y casi lo consiguió cuando, tras una estancia en Suiza, fijó su residencia en Nueva York en 1960. De esa época son sus memorables encuentros como el del periodista que se acercó y comenzó su entrevista diciendo: «Yo me pregunto…», a lo que ella adujo: «Mejor no preguntarse» y desapareció. Otra vez, caminando por la Quinta Avenida con una amiga, vieron como una limousine las perseguía, hasta que una chica salió de ella hablando en sueco y pretendiendo postrarse a los pies de Garbo, que consiguió huir mientras su amiga sostenía a la chica, que resultó ser la actriz sueca Liv Ullmann, que se encontraba en la ciudad con un montaje de Anna Christie (que Garbo había interpretado en el cine) y que quería invitar a su compatriota al teatro.

Cuando todos los compradores habían hecho sus ofertas para los diferentes lotes con cifras astronómicas, quedó solamente un vestido rosa nunca estrenado, que finalmente fue a parar a un coleccionista anónimo de Bielorrusia. ¿Por qué el guardarropa de Greta Garbo estaba lleno de ropa de colores que jamás utilizó? ¿Qué la movía a comprar esas prendas? ¿Se paseaba con ellas en la intimidad de su apartamento de siete habitaciones con vistas a Central Park soñando con vidas que no llegó a tener? ¿Por qué yo y seguro que miles de personas en el mundo seguimos intrigados por los detalles de esa vida que ahora ya nadie podrá desvelarnos?

 

 

Botón volver arriba