A 48 horas de asumir la presidencia del Perú, José Jerí no ha logrado formar su gabinete
JOSÉ JERI
El presidente José Jerí ha pasado las primeras 45 horas de su mandato iniciado tras la vacancia de Dina Boluarte sin un primer ministro. En su primer día en Palacio de Gobierno se reunió con el fiscal de la Nación interino, Tomás Gálvez, la presidenta del Poder Judicial, Janet Tello, y algunos exministros de Boluarte, pero hasta el momento no ha podido conformar su gabinete ministerial.
La demora en la designación de un premier y del resto de ministros genera incertidumbre, ya que la formación de un gabinete es fundamental para establecer las prioridades y asegurar la gobernabilidad desde el inicio de cualquier gestión. Más aún ante un gobierno que inició tras una vacancia y que proviene del Congreso, una de las insituciones con mayor rechazo de la población.
Cabe recalcar que el artículo 120 de la Constitución Política del Perú establece que “son nulos los actos del Presidente de la República que carecen de refrendación ministerial”. Esto significa que muchos de los actos oficiales del presidente, incluidos decretos y decisiones administrativas, no pueden ser válidos sin la firma de los ministros. En otras palabras, mientras Jerí no nombre a su primer ministro ni a los ministros, gran parte de sus decisiones ejecutivas carecen de efecto legal.
Hasta ahora, el presidente no se ha pronunciado sobre los retrasos ni ha dado pistas sobre quienes podrían ser los elegidos para ocupar los cargos clave del gabinete. A esto se suma la polémica generada por algunos de los tuits recientes de Jerí, que han concentrado la atención mediática y que lo han llevado a ser calificado de machista por parte de los usuarios en redes sociales.
Fuentes de La República confirmaron que el mandatario viene analizando perfiles de exministros y también se barajan nombres de militantes de Somos Perú, el partido con el que Jerí alcanzó una curul parlamentaria en 2021. Entre los voceados figuran Carlos Estremadoyro, Miguel Palacios, Jorge Angulo y Cluber Aliaga; sin embargo aún no existe una comunicación oficial.
Uno de los nombres que se vocean para ocupar el premierato en este gobierno de transición es el ministro de Economía de Dina Boluarte, Raúl Pérez Reyes. Jerí y el exministro sostuvieron una reunión el último viernes 10 de octubre en Palacio de Gobierno por 40 minutos, según consta en los registros de Palacio de Gobierno.
¿Quiénes serían los posibles ministros de José Jerí?
El listado preliminar que se baraja para el gabinete de José Jerí no revela una apuesta renovadora. Carlos Estremadoyro Mory, exministro de Transportes y Comunicaciones durante el gobierno de Martín Vizcarra, volvería a ocupar el mismo cargo que tuvo en 2020. Su perfil técnico es conocido, aunque su cercanía con viejas estructuras del aparato público despierta reparos en sectores que esperaban un gabinete distinto.
En el sector Salud, Miguel Palacios Celi, exdecano del Colegio Médico del Perú, aparece como opción. Ginecólogo de profesión, Palacios trabajó en hospitales públicos de Chiclayo y Trujillo, y fue docente universitario antes de asumir roles gremiales. Su trayectoria médica es amplia, pero su nombre también representa la continuidad de figuras tradicionales en el sistema sanitario.
Para el Ministerio del Interior, Jorge Angulo Tejada, excomandante general de la Policía Nacional, y Cluber Aliaga Lodtmann, exministro durante el efímero gobierno de Manuel Merino y vinculado a Avanza País, serían los candidatos más próximos. Ambos pertenecen al entorno policial y político conservador que ya ha ocupado posiciones de poder en los últimos años.
Aquí no se salva nadie
La vacancia de Boluarte es evidencia de que los partidos políticos están dispuestos a todo por simple cálculo electoral.
José Jerí es el presidente constitucional del Perú. Los procedimientos institucionales se respetaron; su toma de mando es legítima. Pero eso no impide criticar los excesos que siguieron para llegar hasta aquí.
Con elecciones a la vuelta de la esquina, el Congreso –casi igual de impopular que la expresidenta Dina Boluarte– decidió, de un momento a otro, reemplazar a la jefa del Estado. Las razones que se dieron para tamaña acción no eran nuevas –frivolidad presidencial, avance del crimen, ineficacia del Gabinete, etc.–; lo que había cambiado era la cercanía de los comicios, y con ello el cálculo político. En el apuro, optaron por dejar al cuestionado congresista, y hoy presidente de la República, Jerí, al frente de la Mesa Directiva, lo que le valió a este la banda presidencial.
¿Solucionará esto los problemas de inseguridad ciudadana? No hay mayor motivo para pensar que la administración de Jerí –una persona inexperimentada en esta y otras lides– será más efectiva que la anterior. Lo que sí se consiguió, más bien, es sellar la imagen del Perú como un país ingobernable, caótico, y que no se puede poner de acuerdo consigo mismo. Subyace a esto una búsqueda de poder mezquina y cortoplacista de todas las tiendas políticas. No se salva ni una, ni de izquierda ni de centro ni de derecha.
Dina Boluarte fue una mala presidenta, pero al menos formó parte de una plancha presidencial elegida por la ciudadanía. El presidente Jerí –un personaje relativamente desconocido para la mayoría– llegó al poder, más bien, por un acuerdo entre bancadas. Eso resta confianza de la población en el sistema democrático y, de cara a los siguientes comicios, puede generar apatía, resentimiento o, en general, promover un voto que prometa patear el tablero. Desde la otra orilla, quienes pretenden forzar la destitución de Jerí –usando, por ejemplo, las protestas programadas para la próxima semana– generan más zozobra y caos innecesario para perseguir, ellos también, su propia agenda política. Insistimos: aquí no se salva nadie.
Atrapados entremedio de este tira y afloja de alianzas, cálculos, manipulaciones y traiciones quedan la debilitada democracia nacional y la degradada figura presidencial. Los partidos políticos y sus líderes no han demostrado estar, ni de cerca, a la altura de lo que su responsabilidad demandaba de ellos. Quedan todavía seis largos meses por delante, y la carrera electoral recién empieza.