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A 82 años de la hazaña de un pítcher enamorado, por Mari Montes

 

Siempre se dice que los récords están para romperse, que “no hay imposibles”, que “nada es eterno” y todos los lugares comunes por el estilo que usted pueda recordar.

Sin embargo, hay varias excepciones para estos dichos. Por ejemplo: no es imaginable que exista un lanzador capaz de superar las 511 victorias de Cy Young, o los 2.632 juegos consecutivos de Cal Ripken Jr., ni los 4,256 hits de Pete Rose, los 56 juegos consecutivos dando hits de Joe DiMaggio, los dos Grand Slam de Fernando Tatis en un mismo episodio o las nueve temporadas consecutivas como líder en robos de bases de nuestro Luís Aparicio.

Y en esta lista es obligatorio incluir a John Vander Meer y sus dos juegos “sin hits ni carreras” consecutivos: la única manera de romper esta hazaña sería hilvanar tres no-hitters.

¿Cree el amable lector que esto pueda ocurrir?

El 11 de junio de 1938,  en apenas su segunda temporada en las Grandes Ligas, Johnny Vander Meer logró su primer juego sin hits ni carreras en el Crosley Field, hogar de los Rojos Cincinnati, ante 5.214 aficionados.

El lanzador de 23 años sólo necesitó 88 pitcheos, cedió tres bases por bolas y ponchó a cuatro para acreditarse su sexta victoria de la temporada, a expensas de los Bravos de Boston dirigidos por Casey Stengel. Pero entre esos 5.214 asistentes al parque de Cincinnati no estaba Lois Stewart, novia del joven lanzador nacido en New Jersey.

Dicen los cronistas de la época  que la muchacha no era muy conocedora del béisbol  y no entendió en su dimensión la hazaña que significaba lograr un juego sin hits ni carreras.

Cuatro días después del primer “no hitter’, el 15 de junio, los Rojos estaban de visita en Nueva York para enfrentar a los Dodgers de Brooklyn en el Ebbets Field. Entonces Johnny Vander Meer le dijo a su novia, quien vivía en New Jersey: “Quédate esta noche a ver el juego y yo lanzo de nuevo un juego sin hits, así lo entenderás”.

Increíblemente volvió a repetir la inusual proeza de no permitir imparables ni carreras. Maniató a los Dodgers, aunque dio 8 boletos al tiempo que abanicó a 7 con 86 lanzamientos. Cincinnati ganó 6 por 0 a los dirigidos por Burleigh Grimes. La derrota fue para Max Butcher (4-3).

¿Fue una hazaña de enamorado?

Por trece temporadas, “The Dutch Master” en las Ligas Mayores. Once campañas con los Rojos, una con los Cachorros de Chicago y la última con los Indios de Cleveland en la que sólo abrió un encuentro y perdió en labor de tres innings. Las lesiones no le permitieron hacer una mejor carrera, de hecho su cuenta definitiva es de 119 ganados por 121 perdidos, pero es legendario y una historia sin duda insuperable…aunque quien sabe, tratándose de amor y beisbol a lo mejor es verdad que “no hay imposibles”.

Lo cierto es que nunca más ningún lanzador ha podido igualarlo. Justin Verlander estuvo a diez outs de igualar la marca de John Vander Meer y sumar dos partidos sin hit en aperturas seguidas, pero Melky Cabrera le arruinó su hazaña con un triple.

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Fuentes consultadas, además de ser otra historia que me contó mi papá:

Baseball-reference.com

Baseball-almanac.com

Revista Life del 27 de junio 1938.

 

 

 

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