Adiós a Sánchez Ferlosio, una de las voces fundamentales de la posguerra
Se dio a conocer con su libro 'Industrias y Andanzas de Alfanhuí' (1951), una obra de exploración narrativa que dio lugar a El Jarama (1955), su obra más importante
Rafael Sánchez Ferlosio no llegó a completar el siglo de vida. Dejó este mundo a los 91, apenas faltaban nueve para cumplir la centuria. No lo necesitó, acaso porque vivió por encima de su tiempo, porque entendía el trasiego de vida y literatura como un episodio ajeno a tanta alharaca y segundero. «El futuro es pasado«, escribió. Galardonado con el Premio Cervantes (2004) y el Nacional de las Letras Españolas (2009), es autor de una de las novelas fundamentales de la literatura española, El Jarama, y labró una obra que lo encumbró como el más importante ensayista y prosista español.
Ferlosio acumulaba varias facetas como autor: narrador, ensayista, conferenciante, articulista y autor de los llamados apuntes o «pecios» publicados por el sello debate en Páginas escogidas, que resumía los textos más importantes de su obra. Nacido el 4 de diciembre de 1927 en Roma, Rafael Sánchez Ferlosio es hijo de Rafael Sánchez Mazas, conocido falangista cuyo frustrado fusilamiento en la Guerra Civil fue novelado por Javier Cercas en Soldados de Salamina (2001), y que entonces trabajaba en esa ciudad como corresponsal del diario ABC.
El Jarama y más allá
Sánchez Ferlosio fue uno de los miembros más destacados de la narrativa española de la Generación del 50 junto a autores como Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre, Carmen Martín Gaite -escritora fallecida en el año 2000 con la que se casó y tuvo dos hijos- o Ignacio Aldecoa. La amplitud y riqueza de su obra lo distingue como uno de los autores más importantes de la literatura española de posguerra. Se dio a conocer con su libro Industrias y Andanzas de Alfanhuí (1951), una obra de exploración narrativa que dio lugar a El Jarama (1955).
Aunque el propio Ferlosio afirmó que llegó a detestarla, El jarama fue la novela que lo consagró. En sus páginas se narran las vivencias de un grupo de jóvenes durante una anodina jornada de domingo a orillas de un río. En ella recogió con minuciosa exactitud los diálogos del habla común, lo que le valió al libro la etiqueta de «novela-magnetofón». Gracias a este libro, ganó el Premio Nadal en 1955 y el de la Crítica en 1956.
Rafael Sánchez Ferlosio abandonó durante largo tiempo la narrativa hasta que publicó en 1986 la novela El testimonio de Yarfoz. Dueño de un estilo complejo, Ferlosio dijo haber perdido cualquier interés por la narrativa y se concentró en el ensayo: la «hipótaxis ferlosiana», que incluye reflexiones sobre la guerra, el progreso, el patriotismo y sobre todo, el lenguaje, muchas de ellas fueron recogidas por Ignacio Echevarría en Altos estudios eclesiásticos. Gramática. Narración. Diversiones (Debate), el primero de cuatro volúmenes en los que se recuperan, revisados y ordenados, todos los ensayos y artículos de Ferlosio.
Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald, escribió Semanas en el jardín (1974), análisis a modo de conversación sobre las técnicas narrativas. También es autor de La homilía del ratón (1986) y Campo de Marte (1986). En 1992 publicó recopilación de Ensayos y artículos, y en 1993 sacó a la luz el libro de aforismos Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, Premio Nacional de Ensayo 1994. En 2000 escribió El alma y la vergüenza; en 2002 La hija de la guerra y la madre de la patria y en 2003 Non olet.
La razón como literatura
Juego, humor y gusto por el razonamiento como artilugio, en este volumen de Páginas escogidas, el lector se encuentra con el amplio panorama temático de su obra. Y así como Sánchez Ferlosio puede disertar del color de la piel de la mujer en El segundo sexo, de Simone de Beuvoir, igual pasea junto al lector por las azoteas de Damasco vistas desde el Regimiento de Regulares en el que cumplió el servicio militar como se entrega al juego lógico de sus Pecios, como el número XII incluido en este volumen: “¿De quién es esa vida que necesitan decir que ‘continúa’ o hasta que ‘debe continuar’ cada vez que alguien se ha muerto?”.
Las últimas publicaciones que llevan su firma son las recopilaciones de ensayos que la editorial Debate ha lanzado en los últimos años: Altos estudios eclesiásticos. Gramática, narración y diversiones (2015), Gastos, disgustos y tiempo perdido (2016), Babel contra Babel (2016) y Qwertyuiop (2017). Con el penúltimo libro de esa serie obtuvo el Premio Internacional de ensayo Caballero Bonald. Fue, sin duda, un pensador radical, crítico con su propia obra y poco dado a las capillas y saraos literarios. Su lucidez, sin embargo, nunca dejó de esparcirse como un incendio.