Adolfo Salgueiro: No utilicen a los migrantes como excusa
La situación de los últimos años en nuestro país ha variado mucho y para peor, dando por resultado la emigración de más del veinte por ciento de su población hoy desparramada por todos los rincones del mundo
El tema de la inmigración masiva a los EEUU es muy complejo. Si no fuera así ya se habría resuelto hace tiempo. Tan es así que ni en la administración anterior ni en la actual se ha podido encontrar una solución que abarque los aspectos sociales, legales y hasta morales de un problema que cada día se agrava más.
Quien escribe estas líneas es un venezolano, inmigrante legal, que obligado por las condiciones políticas de su país eligió asentarse en esta tierra de libertades y de imperio de la ley. Ello significa haber entrado legalmente, seguido una tramitación prolongada y complicada, además de esperar el tiempo requerido por USCIS para recibir su green card. En todo ese tiempo comimos todos los días y gozamos plenamente del beneficio de la seguridad y el imperio de la ley. Esa oleada salió del aeropuerto de Maiquetía o Maracaibo, con una visa obtenida cuando en Venezuela había Embajada de los EEUU.
La situación de los últimos años en nuestro país ha variado mucho y para peor, dando por resultado la emigración de más del veinte por ciento de su población hoy desparramada por todos los rincones del mundo.
Esa realidad ha obligado a muchos compatriotas a tomar la decisión de emigrar, lo que no es fácil. Muchos caminaron con sus hijos pequeños por las carreteras, páramos, desiertos y cordilleras de Suramérica pasando increíbles penurias y se ubicaron en los países que, con esfuerzo y generosidad, los acogieron en cifras de varios millones hasta que la paciencia y los recursos exigieron imponer algún orden para proteger sus economías, servicios, educación, etc.
Hoy día la frontera sur de este país enfrenta el embate de interminables caravanas de gente desesperada, que después de cruzar a pie el Darién y caminar por toda América Central encuentran el río Bravo, en cuya orilla norte está la oportunidad de realizar el “sueño americano” igual que millones antes que ellos. Cierto es que el status migratorio de su ingreso casi nunca satisface los requisitos legales y por tanto pasan a ser “ilegales”, lo cual es ilícito pero a todas luces mucho mejor que morir de hambre y sufrir las humillaciones del largo camino. No justificamos, solo entendemos.
Así pues, un problema que pudiera mitigarse con voluntad política y consensos internos sigue sin encontrar solución, precisamente porque no hay consenso y existe poca voluntad política ahora y también antes. Trump, percibido como más enérgico, tampoco pudo detener el torrente incesante.
En estos días hemos visto los traslados engañosos de gente a jurisdicciones inciertas, generando justificada indignación al comprobar que algunos dirigentes políticos creen que obtendrán rentabilidad política con esas acciones.
Siendo que alto porcentaje de quienes han sido víctimas de esas maniobras son compatriotas, no podemos sino condenar que la proximidad de una elección utilice como excusa la desgracia de seres humanos, sea cual fuere su estatus migratorio.
Adolfo P. Salgueiro *
* Asesor de VenAmérica