Aitana Sánchez-Gijón: «El ego es como un niño que pide atención, hay que domesticarlo»
La mujer más joven en lograr el Goya de Honor, que recogerá el 8 de febrero, llega al cine con 'Tierra baja' un mes después de terminar la gira teatral de 'Madre'
–
La vida de cine de Aitana Sánchez-Gijón (Roma, 1968) no cabe en todas las vidas de todas las películas, obras de teatro y series de televisión que ha interpretado desde que empezara a aparecer en televisión siendo una niña. Talento precoz, lo suyo siempre fue llegar pronto a los sitios: con poco más de 20 años ya había montado una compañía de teatro; con menos de 30 presidía la Academia de Cine, y ahora con 56 años se convierte en la mujer más joven en ser reconocida con el Goya de Honor, que recogerá en la gala del 8 de febrero en Granada. Un premio que suena a fin de carrera, pero que a Aitana Sánchez-Gijón le llega en plena vorágine de trabajo: estrena hoy en cines ‘Tierra baja’, hasta hace un mes protagonizaba la obra de teatro ‘La madre’, está rodando la exitosa serie ‘Respira’ y, en cuanto le den claqueta final, se va a Gales a otro proyecto.
-Siempre ha sido una profesional precoz, pero con el Goya ha batido el récord…
-Es una de las cosas en las que he tenido que reflexionar… Y sí, siento que fui presidenta de la Academia antes de cumplir los 30, que fundé mi compañía de teatro a los 22 o 23 años, que empecé de niña… Y ahora el Goya de Honor que considero que me llega demasiado pronto. Así que sí, he sido un poco precoz, pero tampoco ha sido mi intención. Ha salido así.
-Lleva toda la vida expuesta a los medios… Nunca ha sentido, como dice su personaje en ‘Tierra baja’, ganas de desaparecer, de esconderse…
-No tanto, porque fíjate, ahora mismo, cuando termine contigo, me voy a una clase que tengo de yoga y me voy en metro. Quiero decir que el reconocimiento que yo tengo, que sé que la gente me reconoce y bastante, no me impide vivir, no es como otros compañeros que tienen una fama que no pueden ir por la calle o tener una vida… A veces sí me gustaría pasar más desapercibida, eso desde luego, porque no me gusta sentirme en la mirada del otro, porque te están diciendo todo el tiempo que ocupas un lugar público y yo no pienso en mí en esos términos en mi vida diaria.
-Cuando la Academia anunció que la reconocían con el Goya de Honor, dijo que el trabajo es talento unido a necesidad y ganas…
-Mi oficio es mi pasión, pero necesito trabajar porque no vivo de rentas; yo vivo de mi trabajo. Lo que pasa es que es un trabajo vocacional y a veces llegan proyectos arrebatadores que lo tienen todo, y a veces llegan proyectos que simplemente te ayudan a pagar tus facturas. Hay que normalizarlo, no pasa nada, es un oficio, aparte de todo.
-En apenas una semana recogerá el Goya de Honor. Si le pido que se ponga en la cabeza de la niña Aitana que empezaba a trabajar con 16 años, ¿el viaje se le hace corto o largo?
-Pienso en esa niña y la veo como lejana, pero no me puedo creer que hayan pasado 45 años desde que dije: «Mamá, quiero ser artista». No me puedo creer que haya pasado ya más de la mitad de mi vida. Da un poco de vértigo, la verdad. Pero por otro lado piensas: pues qué vida tan plena y tan rica y tan llena de cosas maravillosas que he tenido, con todos sus dolores y todas sus dificultades, pero qué buena vida hasta aquí.
-¿Recuerda dónde soñaba llegar?
-No tenía ni idea, yo solo sabía que quería dedicarme a eso, que era una necesidad de descubrir, de jugar, de hacer de otras. Pero no tenía ni idea de nada. Simplemente tuve la fortuna de vivir en un entorno en el que había muchos profesionales de la televisión, periodistas, etc. Y gracias a eso, pude acceder a mi primera prueba con Pedro Masó, y que me escogiera. Y antes, de niña, pude trabajar en la tele porque nuestro profesor de pretecnología colaboraba con un equipo infantil. Entonces, bueno, digamos que el medio en el que yo vivía facilitó las cosas.
-En estos 45 años, ¿qué ha sido más difícil de gestionar, el ego en el pico de popularidad o el vacío cuando el teléfono no suena con proyectos?
-En ambos momentos hay que intentar tomar distancia y relativizar. Lo que pasa es que, en mi caso, los momentos de escasez de trabajo han sido pocos. Aun así, la zozobra que se siente a veces, ese «será que ya no intereso», es inevitable. A todos los actores y actrices nos pasa esto por la cabeza en algún momento. Incluso a los que nos va bien, porque no te quiero ni contar las torturas psicológicas por las que han pasado compañeros que no pueden vivir de este trabajo. La salud mental en nuestro oficio está siempre en un filo muy delicado. Gestionar la exposición de estar en un lugar donde todo el mundo te está mirando y criticando o halagando supone tener que domesticar al ego. Porque el ego es como un niño pequeño que quiere toda la atención para sí.
-Desde que fue presidenta de la Academia, la industria ha cambiado mucho, sobre todo en el tema de los abusos, donde las mujeres han dado un paso adelante. ¿Qué queda por hacer?
-Deberíamos seguir avanzando, por supuesto. Ahora estamos en la situación mejor gracias también a la incorporación de nuevas voces, de mujeres directoras, guionistas, productoras que están contando sus propias historias. Y fuera de la ficción, las mujeres estamos dando pasos adelante constantemente, incluso cuando no nos dejan darlos. Estamos empezando a relatar todo lo que nos contábamos en la intimidad. Falta una toma de conciencia y de acción por parte de los compañeros de nuestra vida y de los profesionales hombres, que tienen que empezar a hacer examen de conciencia de sus propios comportamientos naturalizados. Así como nosotras hemos naturalizado, normalizado y excusado durante toda la vida comportamientos de todo tipo, ellos también tendrían que hacer un examen de conciencia y no tolerar actitudes que han visto y protagonizado.
-¿Se atreverá el cine español a hacer una película sobre las cosas que se «naturalizaron»?
-Tenemos el ejemplo de ‘Querer’, que aborda un tema delicadísimo, y lo hace con valentía, sinceridad e inteligencia, y eso es muy sanador y abre melones que eran dificilísimos de abrir. Yo creo que está sucediendo y que va a suceder más. Estoy segura de que eso se va a reflejar en la ficción mucho más.