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Albert Boadella: «El Partido Socialista de Cataluña es claramente colaboracionista»

Se acerca la Diada y Boadella se muestra poco optimista ante un independentismo menos débil de lo que parece

Dicen de él que la suya es una vida de bufón, y quizá por eso ha hecho rabiar a más de uno. No hay mejor arma que el humor… para quien sepa usarlo. El director teatral Albert Boadella (Barcelona, 1943) es una de las figuras más significadas en su oposición al nacionalismo. Abandonó Cataluña en 2005, hace ya más de una década, y desde entonces ha decidido no representar ninguna obra allí, aunque hace unos meses se subió a un escenario junto a Bernard Henry-Levy. Eso no cuenta. «Era un panfleto«, explica él.

En las páginas del libro Adiós Cataluña. Crónica de amor y de guerra, reconocido con el Premio Espasa de Ensayo, Boadella narraba  tanto las fases de su relación con Cataluña desde lo que él llamaba la nostalgia de la tribu hasta el edificio ideológico del catalanismo, que él conoce muy bien tras haberlo sufrido. El Pujolismo censuró y persiguió su compañía teatral, hasta casi expulsarla de Cataluña.

Durante el franquismo, casi una década después de fundar Els Joglars en 1961, Boadella fue encarcelado y juzgado por una ley militar a causa de un supuesto delito de injurias contra el ejército en el montaje La Torna. En pleno apogeo político del pujolismo, entre los años 80 y 90, presentó la trilogía Ubú, una crítica feroz al nacionalismo catalán que en aquellos años se inflaba como un globo. Ya en Madrid, dirigió los Teatros Canal durante ocho años.

Siempre con sorna e ironía, Boadella ha buscado la forma más efectiva de mostrar las costuras del nacionalismo, por algo, parodiando a Puigdemont, se hace llamar el presidente de Tabarnia en el exilio. Fundador de la Plataforma Libres e Iguales, a la que pertenecen Arcadi Espada, Félix de Azúa o Cayetana Álvarez de Toledo, también arropó el nacimiento de Ciudadanos. Boadella ejerce la militancia y el compromiso político, sin incurrir en lo ceremonioso.

Una Diada más, pero con poco relumbrón ¿La del independentismo es una gesta menguante?

Lo será por cansancio. Las cosas se desgastan y no hay material para darle más fuerza. Pero eso no puede hacernos olvidar que aún existen centenares de miles de personas que están en la misma situación de hace diez años, es decir, no hay un cambio. Aún persiste ese conjunto de nacionalistas. Puede que se hayan desanimado, pero siguen emperrados.

Sin embargo, hay una especie de repliegue o apaciguamiento…

Hay unos dirigentes en la cárcel y eso estimula la ejemplaridad. Saben que si pasan un determinado nivel, corren riesgos. Eso hace que se mantengan en unas posiciones menos espectaculares que las de hace dos años. Pero, en el fondo lo que subyace en Cataluña no ha sufrido un cambio.

¿En qué sentido?

La televisión pública catalana sigue la misma línea que hace unos años, de la misma forma en que la enseñanza sigue contaminando y adoctrinando generaciones. Mientras eso siga, el foco seguirá activo. Cuando haya una sentencia organizarán a su show, pero no confiemos en una cosa que desaparece por las buenas, cuando lleva tantos años instalada en Cataluña.

¿El independentismo se repliega por debilidad?

En este momento la única fuerza que subsiste es que existan unos dirigentes en la cárcel. Eso estimula el masoquismo, un asunto en el cual Cataluña ha sido muy sensible. El nacionalismo ha jugado a hacerse la víctima.

¿Qué fue peor, la incomparecencia de Rajoy o el cortejo de Sánchez a los nacionalismos?

Lo que ha sucedido no se debe solo a Rajoy. Todo lo que ha pasado en Cataluña en los últimos 40 años tiene su razón en la desidia. Nada de lo que vemos hubiera ocurrido  si el Estado y los gobiernos que representan a ese Estado hubiesen cumplido con su deber, que es aplicar la ley.

 ¿Y Pedralbes, qué?

La connivencia de ciertos personajes del Estado español y los gobiernos con el nacionalismo no es nueva. Siempre ha sido así y lo ha sido en todos los terrenos, uno de ellos, el aprovechamiento de determinadas mayorías gracias a los votos del nacionalismo. Pero también otras cosas, como mirar para otra parte cuando los problemas estaban muy claros, ya fuese por falta de interés o por connivencias económicas. A día de hoy no sabemos por qué el señor Pujol no está en la cárcel, lo cual parecería lógico.

Dijo en su momento que no llevaría de nuevo su teatro a Cataluña, pero volvió con Bernard Henri- Levy… ¿Un regreso?

Esto más que una obra de teatro era un panfleto. En cualquier caso, el problema de no volver Cataluña era más porque nadie estaba interesado en lo que yo hacía: Els Joglars no tenía audiencia, se nos boicoteó y censuró por todas partes. Nadie contrataba un espectáculo mío. Me marché porque no tenía la posibilidad de hacer teatro aquí.

¿Volvería?

Si yo notara un interés por parte de un sector lo suficientemente amplio como para que mi obra tuviera una mínima repercusión, volvería, pero dudo que exista este interés… Y le diré el porqué: porque el mundo que asiste al teatro en Cataluña, en un 90%, es nacionalista. Ese es el problema. Evidentemente, hay millones de personas que no lo son, sin embargo no están vinculadas al mundo de la cultura.

¿Qué pasó con Tabarnia? Está muy calmada

Tabarnia tiene una fuerza de espejo. Cuando ellos atacan. Tabarnia contraataca… Es verdad que ellos tienen más espectacularidad, pero, sin duda alguna, trabajan socavando el prestigio de todo lo español, pero lo hacen bajo manos. Tabarnia tenía fuerza cuando ellos estaban en plena actividad, pero siempre sigue siendo la amenaza. Algo como  ‘si ustedes quieren llegar a un referéndum, también podremos hacer lo mismo con un determinado territorio que no tiene una mayoría separatista’. La amenaza seguirá, siempre.

Si el PSC traicionó a sus votantes, ¿se puede decir que Ciudadanos los abandonó?

Yo creo que no. Ciudadanos nada tiene que ver con la actitud del PSC. El Partido Socialista en Cataluña es claramente colaboracionista y lo ha sido durante mucho tiempo, sobre todo con el nacionalismo. Ciudadanos no tiene una actitud nacionalista para nada, lo que ha sucedido con Ciudadanos es que la ha costado encontrar unos líderes en Cataluña. En el momento en que Albert Rivera se marcha y entra en la política española, no consiguió sustitutos de gran peso. Tuvo a Inés Arrimadas.

Arrimadas también se marchó… ¿Y entonces?

Supongo que, cansada por la constante presión y por las agresiones de vivir aquí. Pero creo que Ciudadanos volverá a tener líderes. Es el único partido que representa al anti nacionalismo, con sus altibajos, pero es el único, de resto, todos tienen determinadas relajaciones con los nacionalismos.

¿Y el PP qué?

La aparición de Cayetana Álvarez de Toledo ha significado un empuje muy importante al PP como partido antinacionalista, cosa que no ocurría antes, hay que pensar entonces que ahora Ciudadanos y PP comparten ese movimiento de la gente que no quiere vivir bajo el yugo nacionalista, eso ha sido muy reciente por la especial personalidad de Cayetana y por la voluntad de Casado de hacer un giro de lo que significó Rajoy.

¿Qué espera para esta Diada?

Como usted comprenderá, mis esperanzas sobre lo que pueda ocurrir nunca son positivas. Espero un espectáculo deprimente, de unas masas encuadradas, porque en el fondo están encuadradas y no son masas ni libres. Están totalmente organizadas y supongo que tendrán gente suficiente como para hacer una buena foto, otra cosa es que haya un tanto por ciento menos que otras veces pero eso en las fotos no se nota, la foto será como siempre una foto masiva.

Aunque cosméstica

(Risas) Es importante pensar una cosa: mantener unas expresiones populistas durante mucho tiempo significa que hay que poner gasolina. Si no hay una constante alimentación de estas emociones, su duración también es delicada, porque se ve comprometida. Yo creo que ellos se plantearán encontrar otras formulas de exhibición, más allá de la propia Diada. Creo que encontrarán otros métodos para buscar, como dice, una cosmética, porque llevan un desgaste importante.

La sentencia y la convocatoria de elecciones ayuda a alimentar el discurso…

Sí, pero las elecciones autonómicas en Cataluña no han sido una cosa especialmente celebrada. Es lo que demuestra la falsedad de todo lo que está detrás, la Cataluña autonómica no es algo que se sienta profundamente, sólo viven por la Cataluña anti española, es lo que le da fuerza. Su fuerza sólo la tienen en el odio a todo lo español, lo que sucede es que al no ser una fuerza creativa sino destructiva también tiene una limitación: cansa porque lo que se ha destruido es la convivencia interior.

 

 

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