Alfredo Infante SJ: Recuperar el voto como derecho político ciudadano
Ahora bien, es importante subrayar la ingente tarea de la Comisión Nacional de Primaria, conformada por personas de la sociedad civil y liderada por el doctor Jesús María Casal, que sin muchos recursos disponibles, por amor al país y con el propósito de buscar una vía democrática al conflicto político, está poniendo cabeza, corazón y entrañas para hacer posible un proceso transparente y de calidad.
De darse las primarias, ¿será posible un porcentaje significativo de movilizacion?Sabemos que la comisión está haciendo todos sus esfuerzos para garantizar credibilidad; también que los candidatos están recorriendo el país trabajando muy duro. Sin embargo, aunque exista más de un 80 por ciento de desaprobación al Gobierno, el rechazo al liderazgo opositor está al mismo nivel, lo que significa que el modo de hacer política desde la oposición y las estrategias de desgaste, fragmentación y desconfianza que ha sabido implementar la coalición dominante desde el poder, nos ponen delante de un escenario de participación poco alentador. No obstante, este escenario podrá ser superado si se logra un acuerdo en torno a una estrategia común creíble que capitalice la confianza y revierta la desafección por la política y el descrédito del voto que tanto daño está haciendo.
Lo primero es que, desde la sociedad civil, debemos asumir un mayor protagonismo y desarrollar una estrategia para despartidizar el derecho al voto, lo que implica diseñar un mensaje contundente que resalte la otra cara del sufragio, es decir, que es un derecho de expresión política de los ciudadanos. Porque, mientras el universo semántico del voto esté más vinculado a los partidos políticos que a la ciudadanía, el desprestigio de estas organizaciones arrastrará consigo la credibilidad del voto.
En la historia política de Venezuela, el rentismo petrolero agigantó el poder de los partidos y debilitó a la sociedad civil; pero en la Venezuela post petrolera que está emergiendo, los ciudadanos organizados deben recuperar su estatura y convertirse en una fuerza que obligue a los partidos a recuperar su misión política en la sociedad. Por ello, una prioridad ineludible es la recuperación del voto como institución democrática. En la medida que las reglas de juego las ponga la ciudadanía -y no los partidos- los líderes políticos y la política como profesión recobrarán su credibilidad y sentido.