Algo huele a podrido -y mucho- en Podemos
Ha dicho Pablo Iglesias que, si alguien tiene alguna sospecha de financiación ilegal de su partido, que acuda a los tribunales. Sabe por qué lo dice: no existe todavía en nuestro ordenamiento jurídico el delito de financiación ilegal –va a existir en cuanto se apruebe la reforma que el Gobierno ha llevado a las Cortes–, y además su partido, al no tener representación parlamentaria, está fuera de control, por decirlo de alguna manera –y esto también va a cambiar–.
Pero la sospecha está ahí, y cada día que pasa se acentúa más y se vuelve más evidente. Es lógico que quienes no nos hemos dejado atrapar por los cantos de sirena de Iglesias y los suyos nos preguntemos una y mil veces cómo es posible que un partido surgido de la nada haya sido capaz de desplegar una red que ocupa toda la geografía nacional, bien directamente a través de sus círculos o creando marcas blancas que en el fondo son lo mismo.
Para los que no hemos caído como idiotas en su telaraña de engaños resulta chocante que un partido que no cuenta con representación parlamentaria y que, por lo tanto, no recibe ni un euro del Estado, disponga en unos meses de una estructura territorial igual o mayor que la de partidos que llevan décadas presentes en el panorama político nacional. Desde ese punto de vista, Podemos ha adelantado a partidos como UPyD o Ciudadanos, y cualquiera que conozca la política por dentro y que haya estado más o menos cerca de la organización de un partido sabe que para conseguir eso se necesita mucho dinero…
No unos cuantos cientos de miles de euros como ellos publicitan en su web –con bastante dificultad para poder hacerse una idea aproximada de la realidad de sus cuentas–, sino millones… Y millones de euros no se consiguen en unas semanas, sino que hace falta tiempo, mucho tiempo, y contactos con gente dispuesta a poner ese dinero. ¿Los tenían? Sí. Fundamentalmente en Venezuela e Irán, aunque como explicaré luego también en España había quienes querían hacer su particular negocio a cuenta del chavismo y su ramificación en nuestro país.
La semana pasada, en visita a España, el director del diario venezolano El Nacional, Miguel Henrique Otero, contaba cómo en aquel país a Juan Carlos Monedero se le conocía como el gurú español y aseguraba que disponía de despacho oficial en el mismísimo Palacio de Miraflores, sede del Gobierno bolivariano. La conexión Venezuela-Monedero es más que evidente y ha quedado sobradamente demostrada, como lo ha quedado también que Monedero recibía importantes cantidades de dinero procedentes de aquel país, y que es fácil pensar que ese dinero tenía como destino final financiar el surgimiento de Podemos.
Por más que el dirigente de esta formación intente excusarse en medias verdades –extractos bancarios incompletos, preguntas sin respuesta y manifestaciones de vergonzoso victimismo–, la realidad es que su comportamiento está bajo sospecha y ha puesto bajo la lupa la financiación irregular –que no ilegal, porque hasta ahora no lo es– de su partido. Pero el dinero llegado a Podemos a través de las cuentas de Monedero tampoco parece suficiente como para poner en marcha una organización política de ese tamaño.
En esa misma información publicada por este diario se contaba cómo el régimen chavista había financiado a la fundación CEPS –en la que están presentes el propio Pablo Iglesias, Errejón y Luis Alegre– con cerca de cuatro millones de euros. Obviamente, la fundación niega estar detrás del origen y la financiación de Podemos pero, en fin, en este país ya estamos acostumbrados a ese tipo de respuestas. Tampoco Pujol se acordaba de los millones que tenía en Andorra y cuando se acordó los achacó a una supuesta herencia de la que nunca más se supo.
¿Está también ahí el origen de la financiación de Podemos? Es posible, pero me temo que detrás de este partido hay algo todavía más inquietante y, si mis fuentes no se equivocan –y creo que no lo hacen–, se trata del mismo dinero sucio procedente del capitalismo más asquerosamente antisocial, el mismo que ellos dicen combatir. ¿Qué importante productora de televisión lleva años blanqueando dinero procedente de Venezuela? ¿Quién es JLM –directivo de esa productora– y qué tiene que ver con el origen de Podemos? Les prometo que, en cuanto me sea posible, responderé a esas preguntas… y se van a llevar ustedes una impactante sorpresa. Al menos yo me la llevé.