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Alianza Cívica no retomará negociaciones hasta que Ortega dé muestras de buena fe

La Alianza Cívica asegura que Ortega deberá dar muestras concretas como: la libertad de presos políticos, el cese de la represión y los secuestros

La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) hizo público su retiro de la mesa de negociación, hasta que el régimen dé muestras de buena voluntad para encontrar soluciones integrales a la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril pasado.

La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia retomará su asistencia a la Mesa de Negociación una vez que el Gobierno de Nicaragua brinde al país muestras contundentes para encontrar soluciones integrales a la crisis que vive el país y que contribuyan al ambiente de paz”, dice el comunicado.

El documento expresa que para que haya voluntad, Ortega deberá dar muestras concretas como: la libertad de presos políticos, el cese de la represión y los secuestros, plena observancia y respeto de estándares internacionales para el tratamiento de los presos políticos, incluyendo la prohibición de tratos crueles, inhumanos y degradantes, y brindando pronta asistencia médica a reclusos, además del cese del hostigamiento a los familiares de los detenidos.

Seguirán consulta con distintos sectores

La ACJD anunció que continuará su proceso de consulta interna y externa con diversos actores, entre ellos familiares de presos políticos y diversas organizaciones de la sociedad civil.

“Ante la llegada al país de una delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Alianza Cívica solicitará una reunión bilateral para conocer sobre la misma y plantear su visión de la crisis que vive el país”, expresa el comunicado.

La reacción de la organización opositora se da un día después que Ortega diera a conocer su agenda en las negociaciones con la Alianza Cívica, en la que ofrece reformas electorales para los comicios de hasta 2021, revisar la liberación de manifestantes presos a quienes no reconoce como reos políticos, “fortalecer” los derechos y libertades constitucionales que han arrebatado a los nicaragüenses, a cambio todo ello de solicitar de manera conjunta la suspensión de las sanciones internacionales contra los funcionarios públicos vinculados a casos de corrupción y violación de derechos humanos.

Propuesta del Gobierno no refleja voluntad

De acuerdo con miembros de la ACJD, consultados por LA PRENSA, la propuesta del dictador anunciada el sábado pasado, constituye para la Alianza Cívica una falta de voluntad “que se aleja de las demandas de la población que demanda elecciones anticipadas, cese de la represión y libertad a todos los presos políticos que el régimen tiene en condiciones inhumanas como castigo por demandar que se vayan del poder”.

La fuente explicó que “el respeto a los estándares internacionales debe darse mientras se atiende la demanda de liberación de presos políticos y para que el mundo conozca que esos estándares no se han cumplido”.

Mientras la Alianza negociaba con una comisión del régimen, Ortega sostuvo las jornadas de persecución, capturas y secuestros de pobladores sospechosos de ser de oposición; aprobó las nocivas reformas al Seguro Social, así como una draconiana reforma fiscal que afecta a la población en general, junto con la venta forzada y oscura del Bancorp, sancionado por Estados Unidos y adquirido por el Estado por mandato de Ortega y su pareja Rosario Murillo Zambrana, una de las funcionarias sancionadas por Estados Unidos por su participación en la peor masacre a civiles que se recuerde en las últimas décadas.

Ortega también quiere presionar

El analista político Eliseo Núñez sostiene que la agenda presentada por el régimen este sábado, solo tiene las intenciones de meter presión.

“Ese comunicado del Gobierno es para sus bases, y además, quiere presionar y dar la imagen que tiene el control, pero él sabe que no es así, aunque sí es eso lo que ellos aspiran”, considera el politólogo.

Núñez es de la opinión que el Gobierno está obligado “a buscar un punto medio” que se vayan creando las condiciones para sentarse “y que esto propicie condiciones para que realmente se negocie y se busquen las alternativas de buscar soluciones concretas a las grandes demandas que el país plantea: elecciones anticipadas y restitución de los derechos constitucionales”.

Ortega, sin salida

José Luis Velásquez, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), calificó al dictador Ortega de ser “un secuestrador sin salida”, que además tiene “la pelea perdida a nivel nacional e internacional”.

“Luego de la masacre a las protestas civiles, Ortega ganó la calle a punto de represión, pero perdió legitimidad y credibilidad frente a la comunidad internacional”, aseguró el exdiplomático.

A juicio de Velásquez, con el diálogo o negociaciones, Ortega “abre una escaramuza” con el fin “de ganar tiempo y ver a la vez si la correlación de fuerzas externas cambia a su favor, si es que el régimen de Venezuela se vuelve a equilibrar y si logra algo con el amago de diálogo para tratar de convencer a la comunidad internacional para que le levante las sanciones”.

Velásquez reitera que Ortega no tiene salida, por tanto la Alianza Cívica deberá ser firme en sus demandas y planteamientos que es la restitución del Estado de Derecho.

“Ortega tiene un recurso, tiene secuestrado al pueblo de Nicaragua, es como un secuestrador que se mete a un banco y la policía lo cercó, entonces, él (Ortega) está negociando con la vida de los rehenes; pero la Alianza Cívica debe aprovechar que Ortega tiene perdida la correlación de fuerzas internas y externas y que en el diálogo solo trata de obtener dos cosas: trata de detener las sanciones internacionales y esperar que Maduro, su principal aliado, se vuelva a estabilizar, cosa que es muy difícil, por lo que Ortega está bajo presión”, enfatiza el exembajador de Nicaragua en la OEA, durante la presidencia de Enrique Bolaños.

Velásquez además señala que otro round que perdió Daniel Ortega es la salida de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) tras hacer público su rechazo en participar como testigos y acompañantes de las negociaciones.

“El retiro de los obispos, un sector creíble de la sociedad, es un round perdido para Ortega y posiblemente no va a lograr que le levanten las sanciones. En los ochenta, hasta que cayó el Muro de Berlín y la Unión Soviética, sumada a la hiperinflación, se sentó Ortega a negociar. Posiblemente esté apostando a eso de nuevo, pero ahora las circunstancias son distintas”, asegura Velásquez.

Respecto a las gestiones del nuncio apostólico y la presencia de la OEA, de acuerdo con Velázquez, ambos actores podrían “incidir que tanto Ortega y la Alianza Cívica se vuelvan a sentar en la mesa, pero Ortega la tiene perdida”.

Diálogo creíble solo con la CEN

La Unidad Azul y Blanco (UNAB) respaldó este sábado la decisión de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) de no participar en la mesa de negociaciones que sostienen representantes del Gobierno de Nicaragua y de la Alianza Cívica. La UNAB, a través de un comunicado, asegura que se trata de “un acto de seriedad y dignidad” por parte de los obispos que dieron respuesta a la invitación para ser testigos en la mesa. Agrega que “el régimen llamó a negociación, mostrando una falsa voluntad, después de ocho sesiones no ha cumplido con ninguna de las demandas expresadas a través de la Alianza Cívica”. “Utiliza la mesa de diálogo como cortina de humo para seguir desmantelando el país”, agrega la misiva.

La organización sostiene que “un diálogo serio solo puede ser creíble con la CEN de mediadora, la presencia desde un inicio de garantes internacionales y el retorno de la CIDH, Meseni, GIEI y la Oacnudh”, al tiempo que instan a la comunidad internacional a “proceder de inmediato con la Carta Democrática de la OEA”.

 

 

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