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América 2.1// 21N: Oposición, no normalización ni cohabitación

Este domingo 21 de noviembre los venezolanos hemos sido convocados por el Consejo Electoral de la tiranía para participar en un acto electoral regional y local. No es necesario esperar ese día para afirmar que esas elecciones son ilegales y fraudulentas. Pero la posibilidad del ejercicio del derecho al voto ha suscitado un debate constante sobre si se debe participar o no.

En América 2.1 hemos publicado notas, artículos y ensayos tanto a favor como en contra. No es este el momento de revisar cada una de las argumentaciones; eso sí, un criterio fundamental que defenderemos siempre en estas páginas es que la democracia se basa en la capacidad de convencernos unos a otros. De convencernos, no de imponernos. Eso se lo dejamos a la tiranía. Allí está el ejemplo reciente de la burla electoral del tirano Daniel Ortega, buen amigo del dictador local.

También -sobra decirlo- lamentamos la pérdida de sindéresis, de capacidad analítica, de sobriedad declarativa de muchos actores de la política opositora, lo que puede verse desde hace tiempo en algunos medios y en las redes sociales. Por desgracia, hace tiempo que el tema se discute y se categoriza, para terminar generando sanguinarios enconos en los cada vez más divididos sectores democráticos. Por todo ello, el proceso electoral ha sido sin duda atípico. Hay opositores que al parecer solo viven y respiran para atacar a quien debiera de ser simplemente un compañero con opinión distinta, y no un enemigo existencial. Esas conductas no tienen cabida en una realidad democrática y pluralista. 

Sin duda esa división afectará los resultados. Ya habrá tiempo a partir del próximo lunes para su análisis, y las consecuencias de ellos. Demasiado daño se le ha hecho a la causa de la libertad por el predominio de egos y ambiciones personalistas sobre el interés general. El 21N seguramente generará un severo toque de atención sobre la conducta de algunos liderazgos opositores. 

Ojalá que el 21N produzca asimismo una crónica contundente donde se relate otro fracaso de Maduro buscando legitimarse, «normalizarse», lograr que los  líderes demócratas colaboren y acepten «cohabitar» con los designios de la tiranía; en ello no puede haber respuestas equívocas en la oposición. En la real, la que no se sienta en mesitas ni se transforma en alacranes. 

Para la oposición será  una oportunidad de enmendar conductas. La Conferencia Episcopal ha hecho un oportuno llamado al respecto: Se requiere una nueva y buena política donde lo más importante sea el interés por las personas, especialmente los más vulnerables, y se logre articular lo nacional con lo regional y local”.

Todos los venezolanos estaremos pendientes de si la política opositora, a partir del 22N, hace un sincero examen de conciencia, acto de contrición y  muestra un verdadero propósito de enmienda.

 

 

 

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