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América Latina define su futuro en las urnas

 

A partir de febrero de 2024 América Latina vuelve a convertirse en el epicentro de intensas contiendas políticas con las elecciones presidenciales en siete países de la región, los últimos del ciclo electoral iniciado en 2021 que faltaban por cambiar o ratificar a sus mandatarios en un complejo contexto regional de gobernabilidad. El Salvador, Panamá, República Dominicana, México, Uruguay y Venezuela, en orden temporal, son los países que tienen previsto convocar a sus electores a las urnas para escoger a sus líderes -en algunos, también sus autoridades legislativas y municipales-, y además el futuro y la estabilidad regional. Haití, en el que se ha designado un Consejo para ir al proceso, el cual  no ha fijado aún la fecha para los comicios.

Las elecciones generales convocadas para el 4 de febrero en El Salvador están en tela de juicio porque el popular presidente Nayib Bukele tratará de obtener un segundo mandato consecutivo, algo no previsto en la Constitución del país, pero sí avalado por Tribunal Supremo Electoral salvadoreño. El próximo presidente de México surgirá de las elecciones del 2 de junio, en las que por primera vez en la Historia dos mujeres son las principales candidatas: la oficialista Claudia Sheinbaum, ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y Xóchitl Gálvez, exsenadora y líder de la plataforma opositora Fuerza y Corazón por México.

En América Latina están previstas también elecciones generales (presidenciales y parlamentarias) en Panamá (5 de mayo), República Dominicana (19 de mayo) y Uruguay (27 de octubre). El Salvador, Nicaragua, Haití, Venezuela y Guatemala aparecen en el informe de IDEA Internacional sobre el estado de la democracia en el mundo, en el grupo de países donde se ha producido un declive democrático. Observadores políticos consideran que las elecciones presidenciales en estos siete países, cuatro de ellos con gobiernos autocráticos de izquierda, representan una oportunidad crucial para la recuperación de las libertades y la democracia, a la luz de los resultados electorales en los recientes comicios de Ecuador y Argentina en 2023. Sin embargo, la fuerte polarización política, las dificultades económicas y las presiones sociales dificultan cualquier vaticinio.

El Salvador, ¿qué se juega? Las elecciones presidenciales en El Salvador, país centroamericano de 6.36 millones de habitantes, se realizarán el 4 de febrero de 2024, según la fecha fijada por el Tribunal Supremo Electoral. El favorito es el presidente Nayib Bukele Ortez, quien recibió la autorización de la Corte Suprema de buscar la reelección por otros cinco años y se inscribió como candidato, a pesar de que está prohibido por la Constitución salvadoreña.

Los señalamientos de irrespeto a la separación de poderes, de violaciones al texto constitucional y a los derechos humanos por prolongar el estado de excepción para acabar con las pandillas, no frenan a Bukele que goza de un 93% de intención de voto del electorado, según la más reciente encuesta de CID Gallup. Allí aparece muy por encima de los candidatos Joel Sánchez del partido derechista Alianza Republicana Socialista y Manuel Flores del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, con 3% y 2% respectivamente. No obstante, observadores políticos salvadoreños temen que Bukele, un político y empresario que emergió de la izquierda y se convirtió en centroizquierda, pueda conducir al país a una autocracia al permanecer en el poder.

Panamá, 10 candidatos. El 5 de mayo de 2024, Panamá celebrará las elecciones generales y 10 aspirantes a la presidencia, de la más variada tendencia política y ocupaciones; se medirán en una sola vuelta para sustituir al izquierdista Laurentino Cortizo Cohén, según informó el Tribunal Electoral. La Constitución impide la reelección inmediata. Entre los candidatos están los exmandatarios Ricardo Martinelli, (derecha) y Martín Torrijos (centroderecha), quienes concentran las preferencias. Martinelli aparece con hasta el 44% de popularidad en las encuestas, según la prensa panameña, sobre su contendor el también expresidente Martín Torrijos (10%).

Sin embargo, la participación final de Martinelli es incierta porque fue condenado a casi 11 años de prisión, sentenciado por blanqueo de capitales, entre otros affaires, por lo que varios aspirantes procuran una alianza que impida al expresidente volver a gobernar. Mientras, los panameños protestan contra una ley que establece el contrato entre Minera Panamá y el Estado, según refiere la prensa. Pese a esto, el candidato ha pedido adelantar las elecciones e incluso incluir una quinta papeleta en las elecciones generales para consultar sobre “una constituyente originaria”.

República Dominicana, el 19 de mayo de 2024, República Dominicana tendrá elecciones para escoger nuevo presidente entre nueve candidatos, luego de cuatro años en los que el presidente Luis Abinader, empresario del centroizquierdista partido PRIM, impulsó cambios “entre liberales y socialdemócratas”, según publicaciones de ese país. Entre los cuatro candidatos más importantes se encuentra el propio Abinader, quien no oculta su interés en un segundo período y competiría con Abel Martínez, con el partido Liberación Dominicana, y los expresidentes Leonel Fernández, con la Fuerza del Pueblo; y Miguel Vargas Maldonado, con el PRD.

De no ganar ningún candidato con la ventaja necesaria, procedería el balotaje el 30 de junio de 2024 y el que triunfe en las presidenciales tendrá que aplicar urgentes políticas de gobierno contra la inseguridad ciudadana, el alto costo de la vida y el desempleo que son los tres problemas más apremiantes del país, de acuerdo con la encuesta Gallup.

México, mujeres por la presidencia. México también se encuentra en el escenario electoral en junio, con la posibilidad de elegir a la primera presidenta de su historia. Considerado un hito político, el 2 de junio de 2024 la población electoral mexicana elegirá entre dos mujeres a la que ocupará la presidencia del país, uno de los más poblados, peligrosos y que más impera el machismo de América Latina, y lo hará en unas elecciones generales que permitirán renovar todas las instancias de gobierno nacional

En los comicios se medirán la senadora Xóchitl Gálvez, respaldada por el Frente Amplio que reúne a tres partidos de oposición, la ex alcaldesa de México Claudia Sheinbaum, del partido oficialista de izquierda, Morena y Jorge Álvarez Máynez, joven diputado federal, por el Movimiento Ciudadano, por lo que se estima que los resultados impactarán no solo a los mexicanos, sino también al panorama político de América Latina.

Sheinbaum, favorita de López Obrador y quien cuenta con el apoyo de Partido Verde y Partido del Trabajo, representa el ‘lopezobradorismo’ exacerbado, según se desprende de sus declaraciones en recientes apariciones públicas. “Esta revolución pacífica no la vamos a parar. Nos toca construir el segundo piso de la Cuarta Transformación”, reseñó El Economista, de México, que hace referencia al plan social ofrecido por López Obrador que no ha logrado cumplir. Sin embargo, la atención se centra en noviembre, cuando las elecciones en Estados Unidos podrían impactar directamente en la democracia mexicana y aumentar las tensiones en la frontera norte.

Uruguay, entre oficialismo e izquierda. Las elecciones presidenciales junto con las parlamentarias están previstas para el 27 de octubre de 2024, cuando los uruguayos deben ejercer el sufragio obligatorio y elegir al nuevo presidente entre cinco candidatos que han sido postulados por alianzas de partidos. Si estos no alcanzan la mayoría absoluta de los votos para llegar a la presidencia, tendrán que acudir a una segunda vuelta según la ley, que se realizaría el 24 de noviembre de ese año.

Álvaro Delgado, secretario de la Presidencia que ocupa Luis Lacalle Pou, y supuesto favorito del Partido Nacional y de la coalición de gobierno, se disputa las preferencias con los otros candidatos de la alianza opositora de izquierda, en un clima político variante. Entre estos está el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, profesor de historia, quien cuenta con el respaldo del Movimiento de Participación Popular (MPP), el sector de la izquierda liderado históricamente por el expresidente José Mujica, y quien asume públicamente posiciones radicales. Sin embargo, 85% de los uruguayos “tendrían su voto encaminado”, de acuerdo con publicaciones.

Venezuela, al rescate de la democracia. En Venezuela también tocan elecciones presidenciales en 2024, pero aún no hay fecha para una votación en la que la oposición unida, que en 2018 se abstuvo de participar, decidió concurrir como resultado de una larga negociación política con el régimen de Maduro dirigida a obtener garantías de limpieza y justicia electoral. En medio de una constante tensión política interna y la expectación mundial, Venezuela se apresta a ir a elecciones en el transcurso de este segundo semestre de 2023, según establece la ley, aunque históricamente se han realizado en los primeros días de diciembre cada seis años.

María Corina Machado, escogida candidata de la oposición en concurridas primarias e inhabilitada ilegalmente por el régimen, se enfrentaría al candidato oficialista Nicolás Maduro -hasta la fecha, considerado ilegítimo al hacerse por segunda vez de la presidencia de manera inconstitucional en 2018 y responsable de la crisis humanitaria que inició en 2015.

Machado lidera todas las encuestas de intención de voto, con una marcada diferencia sobre Maduro. No obstante, la realización de comicios transparentes está sujeta a los Acuerdos de Barbados, que fueron suscritos por delegados de la oposición y el gobierno, con presencia de representación de EEUU, en los que se establece la realización de elecciones libres, así como la anulación de la inhabilitación de tres de los aspirantes opositores, sin embargo a última hora la narcocracia venezolana a través del espurio Tribunal Supremo de Justicia no habilitó a la candidata Machado, violando los acuerdos alcanzados meses atrás.   

Haití, elecciones pendientes. En medio del grave deterioro político, económico y social que parece insuperable, los haitianos presionan para iniciar antes de que culmine el 2023 el esperado proceso de elecciones presidenciales, que no se realizan desde 2016, cuando asumió el poder Jovenel Moïse, quien fue asesinado hace dos años. El primer ministro de Haití, Ariel Henry, asumió desde entonces el gobierno y ha prometido devolverles a los habitantes el derecho de escoger el nuevo presidente que dirigirá el destino del país hasta 2028.

En febrero de 2023, Henry designó formalmente el Alto Consejo de Transición, presidido por Mirlande Manigat, política de 83 años, para que elija a los miembros de un consejo electoral provisional encargado de planificar las elecciones generales del país. Sin embargo, el Alto Consejo se encuentra apenas en proceso de ampliación, mientras Haití continúa sin instituciones elegidas democráticamente y sin fecha cierta para las elecciones.

Dentro de unos meses, conoceremos que rumbo decidió adoptar la región y esperamos que la democracia y la libertad vuelvan a imperar en el continente, para poder iniciar, la recuperación de nuestros sistemas jurídico y educativo, nuestras economías, el respeto a los derechos humanos, la libertad y la ansiada paz en América Latina, trastocada por la invasión castro-chavista en el continente.

 

 

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