Ana Cristina Vélez: Anticipar la felicidad se parece mucho a la felicidad
En los placeres de la vida la anticipación juega un gran papel. De hecho, la anticipación, la capacidad de imaginarnos el futuro nos puede afectar emocionalmente para bien y para mal. La mente lo hace todo el tiempo. No podemos evitarlo, porque el cerebro es una máquina de predicción
Fiestas populares en México.
En los placeres de la vida la anticipación juega un gran papel. De hecho, la anticipación, la capacidad de imaginarnos el futuro nos puede afectar emocionalmente para bien y para mal. La mente lo hace todo el tiempo. No podemos evitarlo, porque el cerebro es una máquina de predicción, pero la imaginación es todo eso otro que somos capaces de ponerle a la anticipación. Inclusive, sabemos cuándo se nos ha ido la mano. Sí, me refiero a cuando hemos imaginado más de lo que es posible obtener. Soñar no cuesta nada, dice el refrán.
Es mejor imaginar cosas buenas que cosas malas. Imaginar tragedias nos afecta negativamente. De hecho, es la receta de la infelicidad, eso de sobredimensionar el sufrimiento. Conozco muchas personas que parecen deleitarse en ser mártires, repasan todos los abusos y malos momentos que han vivido y, no solo eso, se imaginan que les volverá a ocurrir. El futuro no lo conocemos, es muy difícil saber que nos va a pasar a nosotros, a cada uno, así exista el mundo de las probabilidades, pues siempre podremos ser la excepción.
No sería muy sensato soñar con acciones posteriores a ganarnos la lotería, porque las probabilidades nos dicen que es prácticamente imposible ganárnosla. Pero, en cambio, tiene todo el sentido imaginar el viaje para el cual ya hemos hecho reservaciones, imaginar la fiesta a la que ya fuimos invitados, imaginar el encuentro amoroso para el cual ya tenemos la cita. Este imaginar añade felicidad a nuestra vida.
Han hecho una encuesta a muchas personas, hombres y mujeres, sobre lo que preferirían en la siguiente situación: van a besarse con su actor o actriz predilecta, pero hay dos situaciones posibles: una, saberlo con tiempo; y otra, que ocurra de sorpresa, así, como si cayera un rayo. Todo el mundo, casi todo el mundo prefiere anticiparlo, porque en la anticipación está muy buena parte de la dicha. La realidad se impondrá con sus detalles malos y buenos. Al respecto hay un tuiter que dice que, “A todo sueño le llega su realidad.” Porque es así: a veces nos quedamos pensando que no fue como lo habíamos soñado, y otras veces, que la realidad superó las expectativas.
Fue en una conferencia en TED en la que oí a Dan Gilbert, psicólogo social, escritor y profesor de la Universidad de Harvard, hablando sobre el papel de la anticipación en la felicidad. Gilbert escribió un libro, Tropezar con la felicidad, en el que cree tener la receta. Asegura que la felicidad se puede aumentar, pero que hay que saber primero y antes de todo qué es lo que lo hace a uno feliz, y dosificarlo, pues el dulce empalaga. La mayoría de la gente cree que lo sabe, pero luego se demuestra que no lo sabe, desea lo que no la hace feliz. Para eso el refrán, cuidado con los sueños que puedes alcanzarlos.